El Museo Guggenheim Bilbao exhibirá ‘Mujeres de la abstracción’ desde el próximo 22 de octubre hasta el 27 de febrero de 2022, muestra que aporta una nueva visión de la historia de la abstracción desde sus orígenes hasta la década de 1980, a través de las obras de más de cien mujeres artistas que abarcan las artes plásticas, la danza, la fotografía, el cine y las artes decorativas.
Comisariada por Christine Macel, Chief Curator, Centre Pompidou; Karolina Lewandowska, directora del Museo de Varsovia además de Curator de Fotografía; en colaboración con Lekha Hileman Waitoller, Curator del Museo Guggenheim Bilbao, la exposición está organizada por el Centre Pompidou de París, en colaboración con el Museo Guggenheim Bilbao, y patrocinada por la Fundación BBVA.
Con un análisis cronológico, la muestra pone de relieve los procesos que condujeron a la invisibilización de las artistas y apunta algunos hitos que marcaron la historia de la abstracción, a la vez que cuestiona los cánones estéticos, sin definir uno nuevo. La exposición va más allá de la idea de una historia del arte concebida como una sucesión de prácticas pioneras. Al otorgar a las artistas un nuevo lugar en esta historia, demuestra la complejidad y diversidad de la misma.
Según han indicado los organizadores, «esto se hace patente ya desde el inicio de la muestra, que comienza con una inédita incursión en el siglo XIX, redescubriendo el trabajo de Georgiana Houghton de la década de 1860 y poniendo de relieve los orígenes cronológicos de la abstracción, remontándolos hasta sus raíces espiritualistas». La obra de Houghton ilustra el «simbolismo sagrado», uno de los temas que se exploran en esta presentación.
SIGLO XIX
El espiritualismo, que estaba en boga en la década de 1850, constituyó un camino fundamental hacia la abstracción, y las mujeres fueron sus precursoras en el siglo XIX: ellas fueron las que inventaron una abstracción no conceptualizada como tal, sino que definieron un simbolismo sagrado a partir de su anhelo de representar lo trascendente.
La exposición también destaca las figuras fundamentales a través de una serie de pequeñas fotografías, donde sobresalen las mujeres artistas que han sido «injustamente eclipsadas o expuestas en contadas ocasiones en Europa«, han indicado desde el Museo.
En el catálogo que acompaña a la exposición se abordan los contextos educativos, sociales e institucionales específicos que rodearon, fomentaron u obstaculizaron el reconocimiento de estas mujeres. La muestra revela, asimismo, por qué muchas artistas no buscaron ese reconocimiento, y analiza las posturas de las propias protagonistas «con todas sus complejidades y paradojas». Algunas, como Sonia Delaunay-Terk, adoptaron una posición no marcada por el género, mientras otras, como Judy Chicago, propugnaron un arte femenino.
Esta versión en femenino de la historia cuestiona el estudio de la abstracción limitado únicamente a la pintura, una de las razones por las cuales las mujeres han sido excluidas, puesto que ese enfoque moderno rechazaba las dimensiones espiritualistas, ornamentales y performativas de la abstracción. Su perspectiva es también global.
ESCENA PARISINA
El dinamismo de la escena parisina de la década de 1950 queda subrayado mediante ejemplos de combinaciones estilísticas sorprendentes, con obras de la libanesa Saloua Raouda Choucair, la cubano-estadounidense Carmen Herrera o la turca Fahrelnissa Zeid.
La exposición también explora la modernidad de Latinoamérica, Oriente Medio y Asia, además de la de las artistas afroamericanas, cuyas voces solo lograron una cierta visibilidad a partir de la década de 1970, cuando relataron su historia con múltiples voces yendo más allá del canon occidental. Otro de los temas que explora esta presentación es el papel de los textiles en la historia de la abstracción.
A partir de los años sesenta, algunas artistas, fundamentalmente de Europa del Este y de EE.UU., crearon obras textiles, a menudo monumentales, que no tenían relación alguna con el muro, sino con el dominio del espacio, como ocurre con la escultura. El término «Nueva Tapicería», que asignaba estos objetos a la esfera de la artesanía, fue progresivamente abandonado en favor de otros como «Fiber Art» o «Arte textil».
La exposición Wall Hangings presentada en el Museum of Modern Art de Nueva York en 1969 fue la primera ocasión en que se expusieron obras textiles en un museo de arte. El trabajo de la artista catalana Aurèlia Muñoz supone una aportación importante en este tema.
AÑOS 70
El diseño de la instalación incluye espacios documentales dedicados a exposiciones claves, autoras fundamentales de la abstracción y críticas célebres, especialmente en el contexto de las luchas feministas de los años setenta y su interpretación posmoderna. También incluye publicaciones de referencia y materiales impresos, en línea con el enfoque multidisciplinar de la muestra.
En este proyecto resulta clave el «ambicioso catálogo», que incluye cinco ensayos principales, quince temáticos y 112 textos dedicados a cada una de las artistas, que analizan su enfoque de la abstracción y el contexto en el que trabajaron. El catálogo también presenta una cronología de los hechos y eventos más importantes relacionados con la abstracción y con la historia cultural y feminista.
La edición en francés fue realizada por el Centre Pompidou bajo la dirección de la Chief Curator Christine Macel y la Curator de Fotografía y Directora del Museo de Varsovia, Karolina Lewandowska. La edición inglesa fue coeditada por Thames & Hudson; la edición en español y euskera ha sido coeditada por el Museo Guggenheim Bilbao.