Albert Rivera ha sido el protagonista de una nueva crisis reputacional. El exlíder de Ciudadanos ha salido del despacho Martínez-Echevarría & Rivera de una de las peores formas de las que se puede salir de una empresa. Lejos de un pacto entre caballeros, la salida de Rivera se debe a «la baja productividad», según fuentes internas del despacho preguntadas por MONCLOA.com. Rivera respondió a esta acusación con la advertencia de una posible demanda millonaria. De hecho, exige 500 días de indemnización por año trabajado, según indican fuentes conocedoras de la situación. Es decir, 100.000 euros por año que le restaban de contrato, unos 300.000 euros.
Rivera ha frustrado cualquier intento de volver a la política, sea a la primera línea o sea como asesor
También ha salido del despacho su amigo y socio José Manuel Villegas por haber incumplido presuntamente el contrato. Ambos tienen que soportar no sólo los motes de sus ahora excompañeros, quienes le tachan de vago, sino además los innumerables memes y reproches por no aplicarse ellos mismos la reforma laboral, es decir, 20 días por año trabajado.
Esta situación dista de lo que fue Albert Rivera hace casi 20 años. En sus primeras elecciones al Parlament se presentó desnudo, tan sólo tapando sus partes íntimas con sus manos. Un cartel electoral que tuvo un fuerte impacto mediático.
RIVERA SOÑÓ CON DAR EL ‘SORPASSO’ AL PP
Esta idea fue del dramaturgo catalán Albert Boadella, uno de los ideólogos de Ciudadanos. «Posa desnudo», le indicó en un salón. Dicho y hecho. El entonces líder de una jovencísima formación política daba el pistoletazo de salida no sólo para alcanzar el máximo posible de escaños en el Parlament, sino llegar a soñar con dar un ‘sorpasso‘ al PP. De tres a seis diputados. De seis a nueve, de nueve a 37. Todo en apenas una década y en referencia únicamente a Cataluña.
El objetivo de merendarse al PP estaba muy cerca. Sin embargo, la maquinaria no funcionó. El paso estaba mal calibrado, el motor se gripó por su acercamiento a Pedro Sánchez, una hecatombe del que los ‘naranjas’ aún no se ha recuperado. Lejos de ello, han proseguido con esa estrategia con Inés Arrimadas. Los últimos comicios electorales dejan un panorama desolador. Ciudadanos es extraparlamentario en Madrid, Galicia, País Vasco y solo seis escaños en Cataluña. La época dorada aplastada como lo haría una apisonadora.
Con el bufete de abogados ha pasado algo similar. Su fichaje fue muy bien recibido, un sueldo acorde. Rivera, lejos de tener la etiqueta de vago, presentó sus propias credenciales. Quienes le conocen saben bien su valía a la hora de afrontar la presión, así como los chismorreos -a los que casi nunca presta atención-. Se mantuvo concentrado, como lo hacía con su disciplina diaria, primero la natación, después iniciar el día. Un perfil que poco se corresponde con un vago.
RIVERA ES SINÓNIMO DE TRABAJO, SEGÚN QUIENES LE CONOCEN
«Siempre estaba trabajando, siempre atento en la tarea. Eso sí, muy olvidadizo con sus cosas», apuntan en su círculo. Y sí, Rivera se sabía casi de memoria sus discursos, apenas utilizaba papeles para leer, mientras mostraba sus gráficos, fotografías y adoquines desde la tribuna de oradores de las instituciones. Pero se dejaba su móvil, sus gafas o cualquier otro objeto personal por las esquinas. «Es su único pecado», reafirman las fuentes.
Con su salida de uno de los bufetes más prestigiosos de España, Rivera no sólo ha dado por concluida su etapa como abogado a corto plazo dadas las cláusulas de no competitividad existentes. También ha frustrado cualquier intento de volver a la política, sea a la primera línea o sea como asesor. Este cliché le va a perseguir durante un «tiempo prudencial», según han destacado fuentes expertas de un gabinete de comunicación en la gestión de crisis. «Pueden ser semanas o meses», han considerado.
Para afrontarlo, Rivera debería mantenerse alejado de los focos y micrófonos, con el fin de «evitar despertar la memoria» de los ciudadanos. Asimismo, estas fuentes destacan la gran cantidad de ‘haters’ que atesora Rivera. De todas las formaciones políticas, desde Unidas Podemos hasta Vox, pasando por el sector duro del PP y del PSOE. El cántico «con Rivera, no» caló muy hondó cuando Sánchez se alzó con la victoria y tenía la posibilidad de pactar con Ciudadanos para presidir España.
UNA SALIDA QUE PODRÍA ACABAR EN LOS TRIBUNALES
La abrupta y sucia salida de Rivera podría acabar en los tribunales. Si bien, hasta ahora no se ha interpuesto demanda alguna. Y es que, en Cataluña se mueve y mucho por el anuncio de demandas que finalmente no llegan a redactarse.
Además, esta ruptura ha dañado «por el momento» cualquier intento de fichaje de empresa alguna sobre Rivera. «Es mejor esperar que las aguas se calmen» para después acometer la búsqueda de otro puesto de trabajo. Durante los últimos meses se ha hablado de la ‘operación Rivera’ en el PP, un fichaje que podría haber sido un revulsivo en la opa de los ‘populares’ a Ciudadanos y tratar de eliminar a un adversario político.
En Génova 13 se descarta por completo ahora su fichaje, pese al trabajo de fontanero fiel que ha ejercido Fran Hervías, que dispone de su propio despacho tras tumbar la moción de censura en Murcia. Su fichaje queda ahora en un limbo de difícil encaje. Por un lado, la mala reputación de Rivera precede y prevalece ante la cercanía de unas elecciones municipales y las generales. Por otro, los de Pablo Casado se han sobrepuesto al hostigamiento de Vox en Madrid y previsiblemente lo harán también en Castilla y León. Todo ello sin la necesidad de incluir a Rivera en el equipo.
Con este panorama, el exlíder de Ciudadanos tampoco tiene fácil volver a la empresa privada. El desprestigio de un litigio con unas duras declaraciones de sus excompañeros no acompañan a anunciar a bombo y platillo su inclusión en un nuevo equipo de trabajo. Tampoco aceptaría cualquier cargo tras pactar dos años antes el cargo de presidente ejecutivo en el conocido bufete de abogados, que llegó a cambiar su nombre. Eso sí, tanto Rivera como el socio principal de Martínez-Echevarría tienen una empresa conjunta, y está por ver si mantendrán esta relación contractual.
Fuera de la política, Rivera tiene la experiencia de trabajar como becario en antigua La Caixa y dos años en este bufete. Por medio, la presión independentista y la de su propio círculo en la particular batalla de egos. Fruto de ello, según las fuentes consultadas, se podría haber llegado a este desencuentro irreconciliable. Aunque sólo él, cuando rompa su silencio, podrá dar su versión de los hechos. Por el momento, además de la indemnización, Rivera estudia también demandar al despacho por daños morales.