El Partido Popular ha ganado las elecciones. Pero la sensación en Génova no es de júbilo, sino más bien de victoria amarga. El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, podrá revalidar su mandato como líder autonómico tras conocerse el resultado de los comicios, pero necesitará a un Vox cada vez más reforzado para gobernar. El PP se ha quedado corto. Ha obtenido unos pocos escaños más que en 2019, pero en Génova entienden que la campaña de Pablo Casado y sus mítines con constantes guiños a la España vaciada no han tenido empuje. De hecho, la sensación en el partido es que el resultado obtenido por Mañueco (31 diputados frente a los 29 de las elecciones autonómicas de 2019) es fruto de la inercia y del desencanto con Pedro Sánchez y su gestión. Malos momentos para Casado, tal y como se deja ver en el Partido Popular.
El enfado en Génova es tímido, pero se deja ver dado que los resultados del PP no son todo lo favorables que deberían. El voto del descontento se lo queda Vox. Y el que acaba en el Partido Popular es el de siempre. La lectura que hacen en el PP, un partido que ha perdido votos en estas elecciones, es que ni Mañueco ni Casado han sido capaces de seducir el abultado electorado de Ciudadanos. La abstención, Vox y los partidos de la España vaciada se han comido a esos potenciales votantes del PP. Y dado que Casado se ha volcado con Mañueco en estos comicios autonómicos, el malestar general se palpa tanto en los comentarios internos como en los grupos de Whatsapp. El PP gobernará, pero no con unos buenos resultados. No si se piensa en las elecciones generales.
Mañueco ha vendido el resultado como una gran victoria porque han conseguido mejorar los resultados
Hablamos de poco más de 300.000 votos los que ha conseguido el PP en estas elecciones autonómicas. De puertas hacia fuera, Mañueco ha vendido el resultado como una gran victoria porque han conseguido mejorar los resultados, pero la sensación en Génova no es esa. La idea era mostrar el camino a los votantes en las generales y obtener una arrolladora victoria dado que se hablaba de que Mañueco conseguiría una mayoría absoluta. Pero el resultado ha estado lejos de ser así.
Vox ha irrumpido en el tablero con 13 diputados, los mismos que tenía Ciudadanos hace unos meses. Pasar de cero a 13 es una victoria arrolladora para el partido de extrema derecha. Pero más lo es que Mañueco tenga la necesidad de echarse en brazos de García Gallardo para conseguir gobernar. El comentario que más se ha escuchado tras los comicios en las sedes populares ha sido que Casado no ha sido capaz de seducir el voto del descontento y que Vox crece de forma imparable con unas generales que están más cerca de lo que parece. Y más si los rumores de adelanto electoral se hacen realidad.
EL EQUIPO PERSONAL DE CASADO
Por supuesto, dentro de esta imagen que pretenden dar de victoria, hay quien en el PP ya busca culpables. La sensación en Génova es que la campaña de Casado no ha estado bien dirigida. La gestión a lo largo de estas semanas por parte de su equipo personal es uno de los asuntos más comentados dado que entienden que pasear al presidente del PP por las granjas, los campos de agricultura o cualquier industria jamonera de Castilla y León no ha sido un acierto. Desde el PP aseguran que «Casado tiene sus virtudes» pero insisten en que siempre se empeñan en colocar al presidente del PP en unas fotos que no son las adecuadas. Las ovejas de fondo no han sido un elemento decorativo acertado, tal y como detallan fuentes del PP.
Se habla de su equipo de prensa y de sus asesores personales como los principales presuntos «culpables», pero lo cierto es que preocupa (y mucho) que aún la directiva del PP no haya dado con la tecla para capitalizar el descontento general que hay entre los españoles, algo que Vox sí está siendo capaz de hacer a la perfección.
El PP está lejos de la mayoría absoluta en uno de sus feudos cuando han sido ellos quienes controlaron el calendario electoral y cuando el presidente del PP ha dado todo por apoyar a un candidato cuestionado por la directiva. Queda mucho por hacer en muy poco tiempo. Aún queda la esperanza andaluza para revivir la esperanza del PP, pero el resultado en estas elecciones no ha sido el más prometedor. Las críticas están más que servidas y ahora llega la verdadera jornada de reflexión. También para Alfonso Fernández Mañueco.
MAÑUECO, EN LA CUERDA FLOJA
El presidente autonómico está en la cuerda floja, pero nunca ha dejado de estarlo. No han sido las elecciones las que le han puesto en esta posición a este líder popular, pero desde luego no ayuda el no haber arrasado en las elecciones. Al igual que Pablo Casado se la juega en las generales más que ningún otro candidato, Mañueco podría no renovar su cargo como candidato por varios motivos, pero el principal es que no era un barón que gustar a Génova por el simple hecho de que ya había intentado en plena pandemia tumbar a Casado en beneficio de un Alberto Núñez Feijoo, presidente de Galicia, sediento de ascensos políticos.
Mañueco intentó en 2020 que Casado diera un paso a un lado para dejar que Feijoo tomara el control del Partido Popular. Desde Génova lo saben y no quisieron hacer más sangre con el asunto dado lo que había en juego. Se dijo que no olvidarían, pero el adelanto electoral orquestado desde Génova salvó a Mañueco de la purga. Al menos lo hizo hasta ahora. Estos años seguirá gobernando, pero el candidato del PP podría no ser él. No tiene la confianza necesaria, desde luego.