Calviño cree que «no te mereces» que te bajen los impuestos

La vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño tiene la mirada puesta en Europa y cada vez está menos preocupada por la política nacional. En el Ejecutivo hay quejas sobre el poco empeño que tiene la dirigente socialista en cuidar las formas. La única obsesión que es vox populi por los pasillos del Congreso es que Calviño quiere colocar a su gente de confianza (como hizo con su exjefa de gabinete Isabel Valldecabres en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre al nombrarla presidenta) antes de recaer en un puesto clave de la UE. Solo así se explica que Calviño haya metido en un problema al Ejecutivo al asegurar que los españoles «no se merecen» una bajada de impuestos. Antes, Calviño era una posible sustituta de Pedro Sánchez. Ahora, nadie en el PSOE cree que la vicepresidenta se quedará en el Gobierno.

En el Gobierno, los pesos pesados creen que su futuro está en Europa. Calviño es una de ellas, pero es que el propio presidente también coquetea con la idea de recaer en la Comisión Europea. Una de las ideas que circulaba por Moncloa era que Calviño era la perfecta sustituta del presidente. Ahora se barajan otros nombres para permanecer en España. Y esto es lo que ha llevado a Calviño a relajarse.

Calviño está «pasada de vueltas». Solo así se explica para algunos militantes socialistas que afirmara que los españoles «no quieren» y «no se merecen» una bajada de impuestos. «Una bajada generalizada de impuestos, antes o después, quiere decir recortes en los servicios públicos», ha asegurado Calviño ante las preguntas sobre si el Ejecutivo se plantea bajar el peso fiscal de todos los españoles. «Si algo hemos aprendido en estos últimos dos años, es que tenemos que reforzar nuestros servicios públicos», ha insistido Nadia Calviño, para poco después insistir en que es «fundamental tener un sistema público de calidad, y un sistema educativo de primera claro», que a su juicio «es lo que quieren los ciudadanos españoles, y lo tenemos que proteger».

Esta respuesta viene motivada por la propuesta del presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, para bajar los impuestos a las rentas inferiores a 40.000 euros anuales. Pero parece que el PSOE no está dispuesto a hacerlo y Calviño se ha encargado de asegurarlo con contundencia con una fórmula complicada. Desde el PSOE hay varias fuentes que insisten en que Calviño «está de salida» desde hace tiempo y aseguran que su única preocupación es la de colocar a «su gente» antes de abandonar el barco. El caso de Valldecabres es solo un ejemplo de lo que le espera a parte del equipo de la vicepresidenta. Calviño la metió con calzador en la presidencia de la Fábrica de Moneda y Timbre sin que tuviera ninguna preparación específica para ello. Y ahora, insisten, Calviño quiere hacer lo mismo con «su gente».

Calviño se niega a bajar impuestos mientras Zapatero dice que bajarlos es de socialistas

Por lo demás, el hecho de que no le preocupe demasiado mantener un discurso políticamente correcto unido a su inminente salida a Europa ha hecho el resto. Que Calviño se niegue a bajar impuestos acompañado de que José Luis Rodríguez Zapatero insista en que bajarlos es de socialistas es el resumen de la realidad que vive el PSOE. Desde el Gobierno insisten en que «no es tan sencillo porque hay que mantener controlado el objetivo de déficit». Pero a esto, desde la oposición responden que no parece que el Ejecutivo dé ejemplo con un gasto ministerial imponente con perlas como el gasto de 500 millones de euros anuales en el Ministerio de Igualdad de Irene Montero.

Sobre el destino de Calviño se ha hablado mucho. Ahora es Yolanda Díaz quien gusta al presidente para sustituirle, pero en un principio era la vicepresidenta económica la que había seducido al presidente. Calviño es del ala moderada del PSOE y Sánchez cree que no es el momento de agitar esta moderación para unir a la izquierda. La propia vicepresidenta es la primera que no quiere el «regalo envenenado» de quedarse en el Gobierno. De hecho, ha sido Sánchez, y no al revés, el que ha seguido los pasos de la vicepresidenta poniendo el ojo en la UE como futuro próximo laboral. Es también vox populi que Nadia está muy bien vista en Europa. De hecho, tampoco está mal vista entre la derecha española.

Ahora solo queda que Calviño pague los servicios prestados a los suyos. Valldecabres habla bien de ello. Sea como sea, el PSOE está en una deriva «izquierdista» que busca fagocitar a Podemos y así convertirse de nuevo en una fuerza hegemónica. No hay que olvidar que el propio Alberto Núñez Feijoo ya ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una gran coalición que dé alas a la lista más votada.