El candidato del Partido Popular a las elecciones de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, prepara cambios profundos en la Junta. La realidad que se vive dentro de la formación conservadora es un pulso discreto y silencioso de poder entre el candidato andaluz y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, para mantener más presencia en el PP. Tras las elecciones andaluzas, Moreno Bonilla prevé colocar nuevos dirigentes con peso en la formación en altos mandos de la Junta. El presidente de Andalucía ya se ha puesto manos a la obra y ha contactado con perfiles reconocibles de otras provincias para preparar su nuevo equipo. Pero lo que esconden estos tímidos contactos no es otra cosa que coger más peso en el PP. Ya el coordinador general del partido, Elías Bendodo, está trabajando duro por dejar claro en Génova que Moreno Bonilla manda.
Los movimientos de Moreno Bonilla llevan semanas dejándose ver. Son discretos, pero el presidente autonómico quiere ganar peso en el partido. Colocar a Bendodo de coordinador de la formación conservadora fue una de las exigencias que apuntaban a la pretensión de Moreno Bonilla de mantener parte del control del PP. El presidente de Andalucía sabía que Feijoo sería el líder del PP, pero no ha renunciado a tener el control del partido a un 50%. Tras estas elecciones, Moreno Bonilla es perfectamente consciente de que tiene muchos huecos en la Junta que puede utilizar para ganar importantes aliados. La idea de Juan Manuel Moreno es tejer una red de aliados dentro de la formación para garantizarse no solo la supervivencia, sino una posible y futura candidatura a las elecciones generales. La carrera política que se ha planteado el andaluz es de fondo.
Hay un pulso silencioso por controlar el partido
No es que haya una mala relación entre Alberto Núñez Feijoo y Juan Manuel Moreno Bonilla, pero sí un pulso silencioso por controlar el partido. El gallego está un poco más desconectado de la red nacional del Partido Popular que el andaluz, pero ahora mismo tiene más poder y más control por el mero hecho de ser el candidato y el presidente. Aún así, la presencia de Bendodo incomoda en cierto modo al equipo de Alberto, pues es un aliado de Moreno Bonilla desde hace un tiempo considerable y fue una de las exigencias del presidente andaluz para pactar con Feijoo el tumbar a Pablo Casado.
Este pacto no escrito es más sólido, o al menos es la sensación que tienen en el Partido Popular, que el que cerró Alberto Núñez Feijoo con su homóloga madrileña, Isabel Díaz Ayuso. En cualquier caso, lo cierto es que este pulso interno, que no guerra, se basa exclusivamente en las lealtades y en las influencias. Y de momento Feijoo se ha limitado a colocar en la Xunta a los suyos y Moreno Bonilla tiene la oportunidad de ganar aliados en otros puntos. No necesariamente por nombrarlos directamente, pero sí ayudándoles con determinados nombramientos. Tras las elecciones, habrá cambios sensibles en la Junta, pero no de primera líneas. Los consejeros serán del PP de Andalucía, siempre que consigan pasar la investidura, aunque en el entramado de la administración autonómica habrá cambios considerables.
El pacto no escrito entre Alberto Núñez Feijoo y Juan Manuel Moreno Bonilla ha dejado sentadas las bases del nuevo partido a cambio de que el gallego deje al presidente de la Junta de Andalucía que actúe con total libertad a la hora de hacer sus movimientos internos en el PP andaluz. Esto incluye, casualmente, los nombramientos en la Junta. Una realidad que deja claro la versión que recorre los pasillos de Génova en la que entienden que Juan Manuel Moreno Bonilla está trabajado duro por su futuro político.
MORENO BONILLA, EL FUTURO DEL PP
La pervivencia de Alberto Núñez Feijoo como candidato del Partido Popular no se prevé tan larga como la de otros candidatos del estilo de José María Aznar. Lo cierto es que el PP pasa tiempos convulsos y hay quien entiende que la era Feijoo será más corta que larga. En cualquier caso, en el Partido Popular casi todos coinciden en que el futuro candidato del PP será Juan Manuel Moreno Bonilla, no Isabel Díaz Ayuso ni otro desconocido. Y el propio andaluz lo sabe y ya trabaja para ello, pero con calma y sin levantar tensiones.
El presidente de la Junta ha tenido un ascenso político que ha sorprendido a quienes le conocían cuando empezó. Aún así, ha sido un avance «muy acertado» porque no ha conseguido enemigos importantes. Los movimientos de Moreno Bonilla para colocar a nuevos pesos importantes del partido para tejer mayores alianzas es una jugada a futuro. Quienes conocen al presidente de la Junta aseguran que es paciente y que da los pasos que tiene que dar «cuando los tiene que dar». Hay quien insiste en la posibilidad de que Moreno Bonilla busca que Alberto Núñez Feijoo le reserva la vicepresidencia del Gobierno para consolidar el Partido Popular, pero quienes mejor le conocen aseguran que no se quiere conformar con un tercer plano. Él va a por todas, aunque tenga que esperar cuatro o cinco años.