Cómo disfrutar de un huevo frito sin engordar un solo gramo

Entre los productos más utilizados para las comidas sin duda uno de los reyes es el huevo. La gran cantidad de opciones que ofrece para cocinar lo convierten en un básico en todos los hogares. Es elemento indispensable de la mítica tortilla de patatas, de la francesa, tan recurrida por lo rápido y fácil que se hace y además se usa para los rebozados y para multitud de recetas. Sin embargo, lo que más le gusta a la gente es el huevo en su pura esencia: el huevo frito. Está listo en un par de minutos y si lo ‘clavas’ disfrutas de una yema riquísima. Todo el mundo lo consume al menos una vez a la semana, pero el problema es el mismo: la grasa que tiene.

HUEVO DURO

Es otra de las formas más conocidas, porque se utiliza para gran cantidad de recetas. Los propios huevos rellenos, la ensaladilla rusa… Consiste únicamente en introducir el huevo en agua entero, con su cáscara. Lo mejor para calcular el resultado es hacerlo con el agua ya hirviendo. Es importante no sacarlo directamente de la nevera para evitar que se rompa en la cazuela. Para tener un huevo duro para las recetas mencionadas lo mejor es tenerlo 10-11 minutos. Si se quiere degustar con la yema más cremosa habría que tenerlo menos tiempo. Más de 12 minutos puede provocar que salga con tonos grises. Y estará igual de rico que el huevo frito.

huevo duro Moncloa