Cómo disfrutar de un huevo frito sin engordar un solo gramo

Entre los productos más utilizados para las comidas sin duda uno de los reyes es el huevo. La gran cantidad de opciones que ofrece para cocinar lo convierten en un básico en todos los hogares. Es elemento indispensable de la mítica tortilla de patatas, de la francesa, tan recurrida por lo rápido y fácil que se hace y además se usa para los rebozados y para multitud de recetas. Sin embargo, lo que más le gusta a la gente es el huevo en su pura esencia: el huevo frito. Está listo en un par de minutos y si lo ‘clavas’ disfrutas de una yema riquísima. Todo el mundo lo consume al menos una vez a la semana, pero el problema es el mismo: la grasa que tiene.

HUEVO ESCALFADO

Hay muchas formas de preparar este tipo de huevo. Hay personas que optan por envolver el huevo en un plástico e introducirlo unos minutos en el agua, sujetado por un palo para que no toque el fondo. Nosotros os vamos a enseñar otra técnica. El agua tiene que estar caliente, pero sin llegar a hervir. Con una cuchara o algún elemento de cocina damos muchas vueltas al agua, como provocando un ‘huracán’. En ese momento se introduce el huevo, con mucho cuidado, y se deja durante unos segundos. Cuando lo saquemos observaremos que tiene un aspecto perfecto, con la yema completamente cubierta, pero realmente jugosa. Al romper queda con una imagen y sabor espectacular, parecido al del huevo frito.

huevo escalfado Moncloa