De médico en Venezuela a gasolinero en España: el viacrucis para homologar un título

La migración venezolana que ha llegado a España quizá sea una de las más cualificadas, pues la mayoría de las personas que han llegado al país tienen por lo menos estudios universitarios y si bien es cierto que hay una gran cantidad que ya ha logrado insertarse al mercado laboral, en sus áreas de conocimiento, hay un grueso que son víctimas de la burocracia en los procesos de homologación de los títulos de profesionales en el Ministerio de Universidades, y que para sobrevivir, deben dedicarse a otros oficios que en nada tienen que ver con lo que estudiaron.

Psicólogos, médicos, odontólogos, enfermeras e ingenieros son los más afectados por esta situación, que afecta no solo a la migración venezolana, sino a los profesionales extranjeros que llegan al país con la ilusión de poder ejercer sus carreras y vivir de ellos algún día.

Uno de los casos es el de Ofreuddys Estrada, médico general graduado en Venezuela, que ahora se gana la vida trabajando como expendedor en una estación de servicio, después de haber iniciado su carrera profesional como doctor en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Adolfo Prince Lara, de la ciudad de Puerto Cabello, en el estado Carabobo, en el centro del país suramericano.

«Yo llegué en enero de 2021 y el trámite de la residencia, por ser pareja de un comunitario, fue muy sencillo, pero me costó mucho encontrar un trabajo. Luego conseguí trabajo en una estación de servicio y allí trabajé por ocho meses, hasta que tuve que renunciar porque la dueña no me quería pagar las horas extras ni los días festivos trabajados. Actualmente estoy trabajando en otra estación de servicio, pero esto me ha afectado mucho emocionalmente y me tuvieron que recetar medicamentos para dormir, porque no pensé que este proceso sería tan complicado», expresó Estrada en conversación con Moncloa.com

En un informe que publicó recientemente la Oficina Europea de Estadísticas, España aparece como uno de los países que más trabas poner a los extranjeros para reconocer los títulos y cualificaciones de los profesionales extracomunitarios. El documento señala que por lo menos el 25,3% de los extranjeros extracomunitarios han denunciado dificultades para poder conseguir un empleo en las áreas para las que se formaron profesionalmente. Sin embargo, no es el país de la región que más obstáculos pone, pues por encima están Francia, Finlandia, Suecia y Dinamarca.

No obstante, los extranjeros reconocen que sufren menos discriminación a la hora de buscar trabajos y que no tienen problemas por el idioma, pues la mayoría son personas provenientes de América Latina.

Nathalia García Mora es odontóloga. Su proceso de homologación está activo desde 2019 y asegura haber perdido la esperanza de que se concrete. En este momento está como autónoma, trabajando como traductora de galerías de páginas de Internet, y escribe también alguna que otra galería de noticias de cosas triviales. Eso le da para vivir, gestiona sus tiempos y no depende de un empleador, pero antes trabajó para una cadena de pizzas americanas y en una empresa de construcción, como auxiliar administrativo.

Antes de llegar a España conocía un poco sobre el proceso de homologación, por amigos suyos que lo habían hecho y antes el proceso tardaba mucho menos tiempo. «Lo más duro sinceramente, es todo el sacrificio de estudiar y lo difícil que fue terminar la carrera, estudié odontología en la Universidad Central de Venezuela. Después de estar acostumbrada a un tipo de trabajo un poco más especializado, pues andar brincando en cosas que nada tienen que ver conmigo fue un poco duro, sin embargo ni me quejo», dice García.

Esta información sale a la luz pública justo cuando el Gobierno de Pedro Sánchez saca una nueva reforma de la Ley de Extranjería, que se supone que abre la puerta a la migración especializada, para cubrir áreas que requieren ser cubiertas en España, por falta de especialistas, pero básicamente enfocada en las áreas de hostelería, construcción y la agricultura.

Los profesionales extranjeros llevan meses protestando a las puertas del Ministerio de Universidades, exigiendo a las autoridades que cumplan con las leyes y gestionen los procesos de homologaciones en el tiempo establecido, que no debería exceder los seis meses.

Otro de los obstáculos con los que se han conseguido los extranjeros son las presiones que ejercen desde los Colegios de profesionales que con sus discursos xenófobos insisten en coaccionar a las autoridades del Ministerio de Universidades para que impidan que se concreten los procesos de homologación.