La manera más sabrosa (y sana) de cocinar las patatas fritas

Pocos sabríamos vivir sin patatas, aunque es un tubérculo que no llegó a Europa hasta 1560. Sin embargo, hoy día se nos hace inimaginable no contar con este recurso culinario, tan rico y versátil en cualquier plato. La patata nos encanta de todas las maneras posibles y se puede cocinar de mil formas diferentes: al vapor, cocidas, asadas, en guiso, fritas, a la parrilla… Y además pueden servir de acompañamiento para cualquier preparación. Pero también conviene procurar prepararlas de forma saludable para no restarles valor nutricional y para que no se conviertan en un plato excesivamente calórico.

PATATAS FRITAS TRADICIONALES: PARA OCASIONES PUNTUALES

patatas fritas Moncloa

En cuanto a las patatas fritas que tanto nos gustan (en freidora y con aceite), podemos dejarlas para un consumo ocasional, e incluso acompañarlas con sus salsas. Siempre el mejor prepararlas en casa, mejor que usar las versiones congeladas y prefritas, que son bastante nocivas para la salud. Lo ideal es freírlas en aceite de oliva y evitar aceites refinados de girasol o de palma. Lo mismo con las salsas (mayonesa, brava, etc.): si te animas a hacerlas caseras, no querrás otras.