El PSOE asume tras el «no» del vocal Álvaro Cuesta a dimitir que no tiene mano en la Justicia

El PSOE se ha dado de frente contra las necesidades de los vocales progresistas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El Gobierno quiso lanzar un último órdago para renovar el Consejo, pero los socialistas se han encontrado con que sus vocales prefieren su sueldo antes que el cumplir con la disciplina de partido. Álvaro Cuesta ha liderado la «pantomima», según la califican desde Ferraz, para justificar que no quiere dimitir. El problema es que el mal trabajo de la ministra de Trabajo, Pilar Llop, unido a la ambición personal de los vocales ha hecho que el PSOE asuma que no tiene mano en el CGPJ. Están a ciegas y el encargado de solucionarlo, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, no da con la tecla.

Los vocales progresistas se vieron en un problema como consecuencia de las exigencias de los partidos. La vocal Concha Sáez fue la primera en obedecer los designios de Podemos, pero el resto no ha acompañado las pretensiones. La idea de los partidos era simple. Si todos los vocales progresistas dimitían en bloque podrían forzar un poco más al Partido Popular para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Los dos partidos hablaron y solo Concha Sáez dio un paso hacia adelante. El resto de los vocales, todos vinculados al PSOE, miraron su nómina y tuvieron que montar un circo para justificar que no dimitirían. Desde Ferraz están visiblemente enfadados porque saben que tanto Álvaro Cuesta como el resto de vocales no quieren dimitir porque cobran una de las nóminas más altas de la administración pública.

Pilar Llop es la que puso la primera piedra en este divorcio entre el PSOE y los vocales progresistas. La ministra ha sido completamente incapaz de tender puentes entre el Gobierno y el Consejo General del Poder Judicial y lo dejó claro con la dimisión del presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes. Sin embargo, ahora el PSOE ha visto que no tienen ninguna capacidad de presionar a sus vocales porque han ignorado sus exigencias y no están mirando por los intereses del partido. Cuando la vocal vinculada a Podemos dejó a un lado sus competencias por las exigencias del partido, los progresistas se reunieron, pero no precisamente para ver si dimitían, sino para trabajar en la excusa que darían para no hacerlo y aguantar unos meses más con el sueldo astronómico que cobran.

Los vocales han llegado a la conclusión de que lo mejor es quedarse donde están por «responsabilidad institucional», pero la realidad que transmiten desde el PSOE es bien distinta. Los socialistas están convencidos de que todos los vocales se niegan a renunciar a su condición por las buenas condiciones laborales que tienen, no por otra cosa. La pantomima ha hecho saltar las alarmas en el partido porque consideran que no tienen mano en la justicia, algo que ha acuciado el sentimiento de Moncloa de que no han hecho las cosas bien.

El CGPJ sabe que no será renovado. No porque el PP no está dispuesto y porque todos los vocales presentes tienen la intención de mantenerse como están hasta que llegue el momento. Si gana el PP las elecciones y gana peso en el Congreso, el PSOE tiene todas las de la ley para seguir bloqueando el Consejo General del Poder Judicial. Y si el PSOE gana, el PP se mantendrá como hasta ahora. Total, los vocales presentes aguantarán con las mismas condiciones por al menos un año más. Vamos, que las cuentas cuadran más de lo que les gustaría.