Sánchez sigue invirtiendo en nucleares: su obsesión con su cierre es «pura imagen»

La energía nuclear es una de las grandes amenazas señaladas por el Gobierno de Pedro Sánchez. Apoyándose en la Agenda 2030 de Europa, el presidente del Gobierno tiene clara su posición en la eliminación de la energía nuclear y ha hecho grandes esfuerzos en su legislatura para remarcar su ‘no’ a las nucleares. Por eso, Grande-Marlaska ha seguido las pautas del Ejecutivo y ha destinado más de un millón y medio en subvenciones para entidades locales adscritas a los planes de emergencia nuclear.

Los planes de emergencia nuclear son estrategias y procedimientos establecidos para hacer frente a posibles situaciones de emergencia en una instalación nuclear. Estos planes son elaborados y ejecutados por las autoridades responsables de la seguridad nuclear y la protección radiológica, en coordinación con otras agencias gubernamentales, servicios de emergencia y la propia instalación nuclear.

En España hay, actualmente, cinco centrales nucleares activas, de las cuales las de Almaraz (Cáceres) y Ascó (Tarragona) tienen dos reactores cada una. Así, los municipios cercanos a todas ellas están incluidos en los planes de emergencia nuclear para evitar una catástrofe, en el caso de que ocurriera. Por eso, las asociaciones de este ámbito podrán recibir hasta un máximo de 60.000 euros cada una para proteger a los pueblos de posibles amenazas.

La energía nuclear ha sido objeto de un intenso debate en todo el mundo debido a los riesgos asociados con la radiación y los desechos nucleares. España no es una excepción, y su postura sobre la energía nuclear ha evolucionado a lo largo de los años. Actualmente, la posición del Gobierno de Pedro Sánchez es clara y está a favor de eliminar la energía nuclear del territorio español. Así lo ratificó la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, en el Parlamento: “el Gobierno no se plantea el cambio del calendario ni un aumento de la vida de las centrales nucleares”.

Las ‘dos caras’ de la energía nuclear

Sin embargo, esta cuestión le ha llevado a estar en el foco de diferentes críticas desde esta industria. Aunque el presidente quiera cerrar las centrales, la realidad es que es la principal fuente de producción del sistema eléctrico español, suponiendo la producción del 20% del total de la electricidad y habiendo llegado a representar el 25% de la producción en el año 2000.

Actualmente, Sánchez ve a España como “una potencia en energía verde” y se apoya en que el 40% de la electricidad española procede ya de fuentes renovables. Sin embargo, la cuestión de la eliminación de las centrales nucleares va más allá, ya que los casos de ‘éxito’ en los que se han cerrado estas producciones han supuesto un aumento considerado en la quema de carbón. Tal y como ha ocurrido en Alemania, donde han cerrado todas sus plantas nucleares pero han reabierto las centrales de carbón que ya estaban cerradas para compensar el déficit energético.

Aun así, en medio de una crisis energética y de la guerra de Ucrania, el Ejecutivo español es de los pocos estados europeos que está a favor de seguir el camino alemán y tiene acordado un plan por el que cerrar paulatinamente las centrales nucleares españolas. Por el contrario, muchos países se ha replanteado su política energética y qué hacer con la energía nuclear. Francia prepara un nuevo empujón con la construcción de nuevos reactores, otros países como Bélgica ha frenado sus planes de cierre, Japón poco a poco sigue regresando a la nuclear, EEUU no para de incrementar la vida de sus centrales.

El plan de ‘0 nucleares’ es poco viable

A la hora de plantear las alternativas que puedan sustituir a las nucleares, en el caso de no depender del carbón, la única fuente que podría sustituir a esta energía es el gas. Un producto caro y contaminante que, además, también ha sido el foco de varias controversias por la dependencia de Europa frente a los gaseoductos de Argelia o del Magreb. Así, hasta la ecologista Greta Thumberg está en contra de la posición del Gobierno de Sánchez e hizo un llamamiento para mantener abiertas estas centrales y evitar que otras fuentes que producen más contaminación recuperen su fuerza.

Por otro lado, en el lado derecho del Parlamento existe una posición completamente contraria a la del actual presidente. Desde la bancada del Partido Popular consideran de «imprescindible» la prevalencia de la energía nuclear y no están a favor del acuerdo para el cierre de las centrales, pero saben que no es una decisión que esté aun tomada.

La primera central nuclear en echar el cierre sería Almaraz I en noviembre de 2027. Sin embargo, aunque haya un calendario acordado, un informe de el Basque Centre for Climate Change asegura que España «está lejos de conseguir» sus objetivos propuestos en materia de energía y, por una cuestión de plazos, Pedro Sánchez necesitará ganar las próximas Elecciones Generales para poder tomar decisiones ‘reales’ sobre el fin de la energía nuclear.