Vivir lejos del centro de trabajo podría tener efectos negativos para la salud por los desplazamientos. Lo que vieron los investigadores fue que los trayectos de más de 3 km aumentaban las probabilidades de que las personas fueran físicamente inactivas, tuvieran sobrepeso y durmieran peor. Dicho de otra manera, quienes trabajaban más de 40 horas semanales y pasaban más de cinco desplazándose tenían más probabilidades de ser físicamente inactivos y tener problemas de sueño en comparación con las que solo se dedicaban a desplazarse entre una y cinco horas a la semana.
Los investigadores achacan esto a que las personas que más camino tienen para llegar a su trabajo quizá tengan poco tiempo para hacer ejercicio y a que están más estresadas y esto repercuta en la calidad del sueño.