Pedro Sánchez promete a Meritxell Batet un puesto de mucha envergadura

La ya expresidenta del Congreso Meritxell Batet ha lanzado su adiós después de que Francina Armengol haya sido nombrada en su viejo puesto. «Hoy no es un momento de reproches, pero sí de reflexión«, ha declarado Batet en lo que ha sido su último discurso en calidad de presidenta del Congreso de los Diputados. Sin embargo, la salida de esta socialista no es el fin de su carrera política, sino el despegue, tal y como aseguran fuentes del PSOE. Meritxell Batet tiene una posición absolutamente privilegiada en el Partido Socialista y estas mismas fuentes detallan que Pedro Sánchez ya le ha prometido un puesto de envergadura una vez tome posesión del cargo de presidente del Gobierno. Las voces más solventes de Ferraz lo tienen claro: «Será ministra». Pero la otra información que comparten desde la sede socialista es que Batet no es de las que se quedará fuera del partido.

Ya pasó con la pareja de Meritxell Batet, Juan Carlos Campo, cuando dejó de ser ministro de Justicia en plena crisis de Gobierno. La llamada fue fría, tal y como cuentan fuentes conocedoras del evento. Pedro Sánchez cogió el teléfono y llamó personalmente al ministro de Justicia para comunicarle que ya no continuaría en sus funciones. Sin embargo, meses después decidió premiarle con un caramelo que pocos disfrutan; el de ser magistrado del Tribunal Constitucional. Desde entonces, Pedro Sánchez se reconcilió con una pareja que se ha convertido en una de las más influyentes dentro del PSOE. Mientras mantuvo a Meritxell Batet en el Congreso en calidad de presidenta, no dejó colgado al magistrado en cuanto tuvo ocasión. Y ahora pasará lo mismo, según fuentes socialistas, con la propia Batet, quien ha dejado el Congreso de los Diputados para dar paso a una Francina Armengol que es más un elemento de negociación con los independentistas que cualquier otra cosa.

«Me llevaré siempre conmigo los momentos de buen parlamentarismo que he tenido el privilegio de presidir y olvidaré pronto los malos, que de todo ha habido«, ha declarado Meritxell Batet. Sin embargo, estas declaraciones que tienen un hedor a adiós están muy lejos de ser una despedida definitiva del socialismo. Al igual que el expresidente de Extremadura Guillermo Fernández Vara anunció que volvería a su puesto como médico forense para después ser rescatado por Pedro Sánchez en la vicepresidencia del Senado, todos esperan en Ferraz y confirman que el líder socialista colocará a Maritxell Batet en un puesto de relevancia tan pronto como consiga la ansiada investidura. Estas mismas fuentes confirman que la relación entre Batet y Sánchez es extremadamente buena hasta el punto de que forma parte de su entorno más estrecho.

Colocar a Meritxell Batet en el Consejo de Ministros es un secreto a voces que nadie cuestiona de ninguna de las maneras. Tanto es así, que la ya expresidenta del Congreso de los Diputados se ha apartado de la primera línea política sin aspavientos para dejar que pase el tiempo. Pero el argumento de más peso que esgrimen desde Ferraz no es solo la buena relación que Batet mantiene con el presidente del Gobierno, sino otra de mucho más recorrido que ahora se ha convertido en oro molido. Meritxell Batet es un peso pesado dentro de un PSC que se ha convertido en la clave para buscar un entendimiento con los independentistas catalanes y para la gobernabilidad de España. La cuota del PSC queda más que cubierta con una Meritxell Batet que no solo tiene peso en la delegación catalana, sino que además puede ayudar a allanar el terreno con los independentistas.

El mero hecho de pensar en Meritxell Batet en un puesto de extrema relevancia en el Gobierno facilita mucho la negociación con partidos separatistas. Al igual que ha pasado con el nombramiento de Francina Armengol como presidenta del Congreso, que ha servido para realizar una «positiva» nueva votación de todos los nacionalistas y el PSOE en conjunto, llevar a Meritxell Batet ante los independentistas como una ministra de peso o directamente vicepresidenta del Gobierno es algo que suena bien dentro de Ferraz para allanar las relaciones con los independentistas. Con un escenario tan fragmentado, Pedro Sánchez necesita toda la ayuda posible para evitar fricciones innecesarias. El PSOE de Madrid no tendrá peso en el nuevo Gobierno, pero el PSC se ha convertido en una pieza fundamental de la que se beneficiará directamente Meritxell Batet.