El PDeCat se enfrenta a su destino sin Artur Mas ni Xavier Trias

El PDeCAT decidirá su destino en los últimos quince días de septiembre en una asamblea extraordinaria. La formación dirigida por David Bonvehí no tiene lastre de deudas y tiene un remanente en reservas para hacer frente al gasto de los Expedientes de Regulación de Empleo, según ha podido conocer MONCLOA.

En esta asamblea no estarán dos de las caras más reconocidas de la coalición, como Xavier Trias, quien dejó la formación en octubre del año pasado y quien se retirará de la política precisamente en septiembre. Asimismo, tampoco estará Artur Mas, asociado de la formación y cada vez más cerca de la órbita de Junts.

El PDeCat concurrió a las elecciones de 2021 al Parlament, pero se quedó fuera del Parlament al quedarse a las puertas del ansiado 3%. Fue la primera vez que los neoconvergentes entablaron la batalla electoral en solitario, sin perchas de peso detrás y sin el paraguas de Carles Puigdemont. Todo ello, con un cambio de líder y con el apoyo de 77.059 votos.

EL PDECAT, MENOS DE 200 ALCALDES

Para las municipales, el PDeCat alcanzó pactos para ir en candidaturas conjuntas, especialmente en la Cataluña interior, marcando los márgenes de los derechos electorales -espacios publicitarios y apariciones en los debates, entre otros-. La jugada dejó un sabor agridulce, con menos de dos centenares de concejales. En estas pasadas generales, se quedaron muy lejos de los objetivos, con algo más de 31.000 votos. Este resultado es malo para los de Bonvehí, que apostaron por Roger Montañola para lograr la machada.

Roger Montañola (dcha) y Genís Boadella (izda), candidato de EspaiCiU-PDeCat por Barcelona
Roger Montañola (dcha) y Genís Boadella (izda), candidato de EspaiCiU-PDeCat por Barcelona

El ex miembro de Llorente y Cuenca hizo la campaña para atraer al votante moderado de Junts, harto del tren independentista a ninguna parte, pero en su camino se cruzó el PSC, quien atrajo a los votantes dada su fuerte presencia municipal de finales de mayo. La campaña de los socialistas se hizo en clave española, con el discurso de demonizar y deshumanizar a Vox, mientras el PSOE ponía en valor los ataques recibidos como una advertencia a lo que ocurriría en caso de gobernar la derecha.

Con un discurso poco catalán y sin clave nacionalista, los partidos líderes de los bloques de la derecha e izquierda se hicieron con el voto. Como muestra de ello, el PPC de Alejandro Fernández recogió más votos que ERC y Junts, por separado, con casi 400.000 papeletas.

EL PDECAT, ¿HACIA UNA FUSIÓN CON JUNTS?

De esta forma, el PDeCat se toma ahora mes y medio como mínimo de descanso para analizar la situación política y económica, teniendo en cuenta que la formación tendría que volver a la guerra si Pere Aragonès, presidente de la Generalitat, convoca las elecciones anticipadas ante la falta de apoyos para aprobar los Presupuestos. Los republicanos tienen un escenario complejo por su apoyo al PSC en la Diputación de Barcelona y exigiendo al mismo tiempo una serie de requisitos al PSOE para votar favorablemente una eventual investidura de Pedro Sánchez.

En el PDeCat se toman tiempo, un respiro necesario para digerir los resultados y poner orden a la hora de continuar con la gestión económica, sin lastres de deuda, pero aún con la pesada herencia de Convergencia pendiente de la justicia. Y es que, el juez tendrá que fallar sobre el porcentaje que tendrán que soportar los ex convergentes, una sentencia que también podría afectar a Junts, ahora con una mayor solvencia financiera debido a los resultados cosechados.

Los de Bonvehí analizan ahora las consecuencias de los resultados electorales. Con Montañola en las generales, el argumento era sólido. El tren independentista se ha estrellado y el ‘procés’ está muerto, en ese diagnóstico coinciden muchos politólogos, pero aún hay una segunda lectura. Por qué el PSC ha aglutinado el voto de los denominados ‘huérfanos‘ y moderados. La respuesta no es tan sencilla para ese escenario. El PSC no recibe más votos por el discurso, sino que se ha jugado con una menor participación y la ausencia de Ciudadanos, que ha encarecido aún más la entrada en Barcelona.

LA HERENCIA DE CDC

De hecho, la idea de presentarse a estos comicios no era el escenario más recomendable. Artur Mas se opuso a la lucha electoral dada la escasa representación obtenida en las municipales. Menos de 200 concejales en 941 municipios otorgó una lucha desigual, mientras el PSC dio la batalla en casi todos ellos. Eso sí, las campañas han sido muy austeras, con un gasto comedido y muy medido. Tampoco ha habido deuda y eso es crucial.

Por otro lado, Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC), incluida en el PDeCat, no puede extinguirse como persona jurídica al estar incluida en procesos judiciales. De ahí la batalla entre el PDeCat y Junts a la hora de asumir las responsabilidades por los casos de corrupción durante la etapa de Jordi Pujol y Artur Mas.

Por el momento, sí hay un fuerte remanente para hacer frente a los despidos, si finalmente se decide por romper la coalición. Otra opción en el aire es intentar unirse de nuevo a Junts, pero Bonvehí ya no tendría la dirección en la coalición, sino Puigdemont.