La FIFA, el guardián del fútbol mundial, ha recibido la ampliación de la denuncia del Sindicato de Funcionarios Manos Limpias contra el FC Barcelona por los presuntos delitos de cohecho y fraude en los negocios, entre otros, y abre la puerta a una investigación exhaustiva para dirimir responsabilidades contra la entidad blaugrana.
La respuesta de la FIFA es escueta, pero da una serie de puntadas clave a la hora de abordar el conocido como ‘Barçagate‘ o el caso Negreira, un suceso descubierto a raíz de una inspección fiscal rutinaria a la entidad blaugrana a raíz de las declaraciones del Impuesto de Sociedades y del IVA. El club blaugrana trató de rebajar la factura fiscal al deducirse los pagos realizados a José María Enríquez Negreira, entonces vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), desde 2001 a 2018.
El club realizó dichos pagos a través de la cuenta corriente de un directivo fallecido en los días previos de la Navidad del pasado año. Las pesquisas apuntan que el FC Barcelona ocultó dichos pagos a los socios durante esas casi dos décadas y no fue hasta la rueda de prensa de Joan Laporta, presidente del club blaugrana, cuando se confirmaron bajo un mar de excusas y aclaraciones que han sido determinantes para poder abrir la vía judicial del cohecho.
LA FIFA TOMA BUENA NOTA DE LA VÍA DEL COHECHO
El juez Joaquín Aguirre se fundamenta en las propias declaraciones públicas de la cúpula del club para abrir la investigación más allá de los tres ejercicios anteriores, acogiéndose precisamente a una modificación de la Ley del Deporte aprobada hace dos años con urgencia. La vía del cohecho, no obstante, mantiene los delitos hasta quince años atrás, dando de lleno a la primera etapa de Laporta, la de Sandro Rosell y José María Bartomeu al frente de la entidad blaugrana.
La FIFA deja abierta la puerta a una actuación preliminar de la propia Secretaría ante una posible violación del Código Ético
El organismo presidido por Gianni Infantino ha dado el preceptivo acuse de recibo y toma la debida nota de todo el contenido de la denuncia del Sindicato de Funcionarios Manos Limpias, que elevó la queja ante la Secretaría de la Cámara de Investigación de la propia FIFA en virtud del artículo 60 del Código Ético del ente más importante del fútbol mundial.
No obstante, la propia FIFA asegura que «no hay derecho a iniciar los procedimientos tras la presentación de una queja», tal y como recoge el artículo 60 del propio Código Ético ya que los demandantes no se consideran «partes» del proceso.
LA FIFA, ABIERTA A INVESTIGAR AL FC BARCELONA
No obstante, el propio organismo señala que el intercambio de información sobre este caso podría producirse a tenor de las pruebas disponibles y las reclamaciones interpuestas. De hecho, insta al Sindicato de Funcionarios Manos Limpias a mantener la línea de comunicación abierta para poder aportar más información y documentos que apoyen su reclamación. Una colaboración necesaria para limpiar la imagen del fútbol español, debilitada por las propias palabras de Laporta al confirmar que se pagó a Enríquez Negreira y su hijo no desde 2016, sino desde el inicio de una de las mejores eras blaugranas que se recuerdan, sextete incluido.
La FIFA, en aras de aclarar todo este caso que podría tener una fuerte repercusión para las arcas del FC Barcelona -las sanciones van desde el descenso, la devolución de premios e incluso la prohibición de jugar torneos europeos e internacionales-, deja abierta la puerta a una actuación preliminar de la propia Secretaría ante una «posible violación del Código Ético» siguiendo así las instrucciones de la Sala de Investigación.
LA FIFA Y EL SECRETO DE SUMARIO EL CASO DEL FC BARCELONA
Todas estas pesquisas son confidenciales y, al contrario de lo que ocurre en los tribunales, las diligencias previas no se comunican públicamente. Es decir, la FIFA estaría realizando esta investigación como si hubiera decretado el secreto de sumario en el caso, todo ello estipulado en el artículo 61 de su propio Código Ético.
Tras esta evaluación legal de las acusaciones presentadas y las pruebas disponibles, «el caso puede cerrarse o remitirse a la asociación o confederación miembro pertinente».
A pesar de que los delitos económicos prescriben en los clubes de fútbol a los tres años, en el caso de cohecho activo pueden realizarse las pesquisas de ejercicios anteriores. En el caso del FC Barcelona, la investigación del juez Aguirre podría remontarse hasta 2008, la primera etapa de Joan Laporta al frente del club blaugrana.
EL CASO RUBIALES, EL PRECEDENTE PARA TOMAR DECISIONES AL MARGEN DEL JUEZ
Manos Limpias se acoge al ‘caso Rubiales’ para que la FIFA actúe de forma rápida y ejemplar ante estos hechos, más cuando queda demostrado el pago del club al exjefe de los árbitros, considerado como un funcionario público por el juez Aguirre. En este sentido, el sindicato denunciante pone de manifiesto que la FIFA suspendió al presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) durante tres meses de empleo y sueldo por su caso con Jeni Hermoso sin que hubiera una sentencia judicial firme.
Bajo esta misma premisa, el sindicato considera que la FIFA debe actuar de forma urgente, aplicando su propio Código Disciplinario contra el club blaugrana, más cuando sus organismos dependientes, tanto la UEFA como la RFEF, están pasando de puntillas por el caso Negreira. Por el momento, no se han tomado decisiones, mientras el juez ha ordenado registros tanto en la sede de la RFEF como del CTA en busca de documentación.
Según los propios denunciantes, ni la UEFA, presidida por Aleksander Čeferin, ni la propia RFEF han entrado «al fondo del asunto» y dan una «impresión que estos organismos actúan en clara connivencia» con el FC Barcelona. En este sentido, a las duras declaraciones del Osasuna contra la UEFA, al acusarles de ser «fuertes con los débiles y débiles con los fuertes», se suman también las del Sevilla, que ha roto toda relación con el FC Barcelona tras su desplante en el palco de Montjuïc tras conocerse el auto de cohecho. De hecho, tilda de «dudosas» las prácticas de la UEFA y la RFEF, al tiempo que exige a la FIFA tomar cartas en el asunto.