En las tierras de La Rioja, donde las cepas se alzan con orgullo y la gastronomía se cimenta en la tradición, hay un plato que, sin duda alguna, se ha convertido en un emblema culinario: el bacalao. Este pescado, que atraviesa mares y fronteras, encuentra en la cocina riojana una manera de expresar su versátil textura y su delicado sabor.
El bacalao no solo es protagonista durante la Semana Santa sino que ha sabido ganarse el corazón de los paladares más exigentes durante todo el año. En este artículo, te llevaré en un viaje por los sabores más auténticos de La Rioja, donde el bacalao es mucho más que un simple ingrediente; es una experiencia que envuelve los sentidos y celebra la esencia de una región con una rica herencia gastronómica.
1EL DELICIOSO VIANDANTE DEL NORTE
Desde el Cantábrico hasta los arroces del Ebro, el bacalao ha navegado por una historia de sabor y sustento. Convertido en un manjar después de un meticuloso proceso de salazón y desalado, su llegada a las mesas riojanas supone una manifestación de las conexiones entre tierras y mares. La geografía de La Rioja, entre montañas y valles, ofrece el clima ideal no solo para sus famosos viñedos, sino también para crear los platos más sabrosos con este pescado, que se ha asentado como una tradición en la cocina local.
La preparación del bacalao en La Rioja va desde lo rústico hasta lo refinado, pasando por recetas que han sido transmitidas de generación en generación. Tanto en hogares como en restaurantes, se puede saborear el bacalao «a la riojana», donde se acompaña de pimientos y tomates, o el «bacalao al ajoarriero», que se cocina con ajos, pimientos y, en ocasiones, huevo, reflejando la versatilidad de este pescado.
