Los cuatro hombres procesados por la violación grupal a una joven en verano de 2022 en Santander han manifestado este martes en el juicio contra ellos que las relaciones sexuales fueron consentidas y que la víctima, que entonces tenía 22 años, participó voluntariamente y activamente en ellas y que, además, estaba «consciente».
Lo han declarado así durante el interrogatorio en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria que enjuicia lo ocurrido y en la que la denunciante ha declarado a puerta cerrada.
El fiscal pide una pena conjunta de más de cien años de cárcel a los acusados que se han sentado en el banquillo -al parecer hay un quinto varón implicado que no ha sido identificado-. De acuerdo con su escrito inicial, la chica tenía disminuidas sus facultades y «se vio rodeada de cinco varones casi desconocidos de fuerte complexión en un reducido espacio», en el piso donde empezaron los hechos, que continuaron en una segunda vivienda de otra localidad cercana a la capital cántabra.
Pero los imputados han asegurado que la denunciante estaba «normal» e incluso «muy bien» ha apuntado uno de ellos, para indicar que no se encontraba «bebida».
Este procesado ha relatado asimismo que en un momento en el que la joven se estaba «besando» con otro encausado se dirigió hacia él y le propuso «hacer un trío». Extremo este último que, según su versión, planteó a otro acusado, al que practicó una felación, algo que ha corroborado el implicado: «Me bajó la cremallera (del pantalón) y me hizo una felación», ha dicho, para negar igualmente que estuviera «borracha».
En este sentido, otro implicado ha opinado que ella estaba «más espabilada» que ellos. «Yo no sospeché en ningún momento que hubiera habido algo fuera de lo normal», ha apostillado.
Además, uno de ellos ha señalado que «nadie se fue precipitadamente» de la casa donde tuvieron lugar esos hechos y que continuaron después en otro piso al que se dirigieron para «seguir de fiesta», según ha expresado.
Y otro que mantuvo relaciones con ella en el baño del piso de Santander ha precisado que si bien la víctima parecía «un poco mareada», sí era «muy consciente de lo que estaba haciendo». Así, a su juicio, las relaciones fueron «consentidas» y ella estaba «totalmente de acuerdo» en mantenerlas.
Y por otro lado, ha apuntado que no «obligaron» a la joven a ir a la segunda vivienda.