Las acciones de Grifols caían este viernes en Bolsa a las 9.00 horas casi un 3% después de situar su deuda neta de 2023 en 10.527 millones, con 1.111 millones por contratos de ‘leasing’, según informó ayer la firma de hemoderivados, con el mercado cerrado, a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Así, la compañía catalana caía un 2,81% al arranque de la jornada bursátil, hasta intercambiar sus acciones a un precio unitario de 8,8 euros, aunque minutos después, cercanas las 9.23 horas, se daba la vuelta y subía un 1,13%, lo que le llevaba a liderar los ascensos del Ibex 35, con sus acciones a 9,156 euros.
En concreto, Grifols remitió este jueves a la CNMV la información requerida por el organismo supervisor en la que ha desvelado que procederá a reducir a dos el número de medidas empleadas para reflejar el Ebitda en sus comunicaciones de resultados y ha situado la deuda neta en 2023 en 10.527 millones de euros, con 1.111 millones en contratos de ‘leasing’.
Según ha comunicado la compañía catalana de hemoderivados al supervisor, el ratio de endeudamiento (apalancamiento) de Grifols ha escalado de 6,3 veces Ebitda (que reflejaba el Ebitda según el ‘credit agreement’ o acuerdo de crédito) a 8,4 (que arroja el Ebitda consolidado según pérdidas y ganancias que ha entrado en acción esta vez).
Entrando al detalle, Grifols ha explicado que las principales diferencias en este apartado financiero en 2023 se deben a la inclusión en el Ebitda de los ajustes de 234 millones de euros por gastos extraordinarios, inusuales o no recurrentes, así como la introducción de los ajustes por ahorros de costes y mejoras operativas de los próximos doce meses.
Del mismo modo, el nuevo Ebitda se explica por la exclusión de los alquileres de los inmuebles (arrendamientos financieros-leasing) en los que se ubican los centros de donación de plasma como deuda, lo cual supone restar 1.111 millones de euros a la deuda neta que figura en su balance.
En consecuencia, la deuda neta de 2023 según balance se ha situado en 10.527 millones de euros, mientras que la deuda fiannciera neta según ‘credit agreement’ arrojó un dato de 9.416 millones.
De su lado, el Ebitda según el ‘credit agreement’ se sitúa en 1.484 millones de euros, en tanto que el mismo parámetro consolidado según pérdidas y ganancias muestra un dato de 1.251 millones.
De cara al futuro, Grifols ha remarcado que a partir de ahora procederá a reducir a dos el número de medidas empleadas para reflejar el Ebitda: de un lado, el Ebitda consolidado según pérdidas y ganancias (la nueva metodología usada) y, por otro lado, el Ebitda consolidado ajustado (la que la farmacéutica venía ejerciendo).
En este sentido, la compañía ha aclarado que reportará los mencionados parámetros financieros de manera consolidada, no diferenciando la inclusión o no de las cifras correspondientes a Biotest.
Asimismo, dichas dos medidas serán usadas como medidas de rendimiento de la compañía y cumplirán la función de proporcionar una mejor comparabilidad de la evolución y rentabilidad de Grifols a lo largo del tiempo, así como en relación con otras empresas.
«Grifols se compromete a adoptar todas las medidas indicadas en su comunicación a la CNMV, incluyendo cualquier medida adicional necesaria para garantizar la calidad y coherencia de la información que se facilita a los mercados financieros y a los inversores», ha agregado la entidad en un comunicado.
La CNMV instó a la compañía el pasado 21 de marzo -jornada en la que dio a conocer su informe sobre Grifols- a que publicase, en un plazo de quince días hábiles un detalle del Ebitda y de las deudas financieras netas.
En concreto, la petición de la CNMV hacía referencia a los ejercicios de 2022 y 2023 y a aquellas entidades más relevantes donde existan participaciones no controladas, al objeto de que un inversor puediese calcular la ratio de apalancamiento considerando, o excluyendo, el Ebitda y la deuda que corresponde a la participación en sus dependientes.
La CNMV también pidió a Grifols que detallase públicamente en un plazo de 15 días hábiles los compromisos que va a asumir para adecuar la utilización de las medidas alternativas de rendimiento (APM, por sus siglas en inglés) en los próximos reportes de información financiera.
El organismo aseguró entonces, el 21 de marzo, que continuaría trabajando en el tema de Grifols con la «mayor celeridad» y que trataría de dotar de la «máxima transparencia» a la conclusión de sus actuaciones, si estas derivan en medidas sancionadoras en los términos permitidos por la normativa aplicable.
Así, el supervisor señaló en aquel momento que la sanción no es «lo prioritario en este momento», ya que la CNMV tiene el foco puesto en «la aclaración de la información financiera a disposición de los inversores», dada la atención social y del mercado generada.
LOS 1.100 MILLONES NO CONSTITUYEN DEUDA NUEVA
La compañía ha querido aclarar que «todas las deudas y obligaciones financieras de Grifols ya han sido incluidas y divulgadas en los estados financieros auditados publicados el 8 de marzo de 2024 y refrendados por el regulador».
Así, los 1.100 millones de euros no constituyen una deuda financiera, ya que están relacionados con los alquileres futuros de los inmuebles de más de 390 centros de donación de plasma en todo el mundo y, por lo tanto, no representa ninguna deuda nueva.