«España no será una excepción en la recesión mundial que se está cocinando desde hace años a fuego muy lento». Así lo aseguran fuentes del sector financiero y economistas consultados por MONCLOA. Todos ellos se alejan de la euforia del Gobierno, de la «moto», «del cohete» e incluso de los «récords» de empleo, como pregona el PSOE en el Parlamento Europeo.
La realidad es muy distinta y el tsunami toma cuerpo, como los vientos de cara que alimentan un huracán que eleva su categoría trimestre tras trimestre a uno y otro lado del Atlántico, como también en la zona de Asia, con Japón y China en horas muy bajas. España se aferra a la burbuja inmobiliaria creada desde 2020, tras el estallido de la pandemia, a la emisión ingente de deuda y una inflación desbocada en poco menos de dos años para crecer.
Tampoco los datos de empleo conocidos esta semana arrojan síntomas de buena marcha, sino a una ralentización, cuando no recesión. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, el PSOE y Sumar, ensalzan la buena marcha de la «empleabilidad» y «especialmente en los jóvenes»: «Casi 22 millones de ocupados».
LOS DATOS BORRAN EL OPTIMISMO DEL GOBIERNO
Mensajes que invitarían al optimismo, pero la letra pequeña y las tendencias son demoledoras, tanto que acallan una euforia exacerbada. La situación actual recuerda demasiado a los prolegómenos de la crisis de 2008, cuando la España de José Luis Rodríguez Zapatero estaba en la «Champions League» y el logro político era organizar un encuentro con Barack Obama, a lo que definieron como un «encuentro planetario».
Todos los ojos están puestos en EE UU y en Alemania, como también en Reino Unido, China y Japón. La principal economía del mundo y el motor de Europa se han paralizado por completo en un momento crucial, con unas elecciones presidenciales que podrían transformar la economía mundial, con un mayor proteccionismo si gana Trump o una mayor tensión geopolítica si los demócratas continúan en la Casa Blanca.
EE UU baila con la entrada en recesión desde hace tres años, pero no acaba de entrar. Los economistas apuntaban que era la «recesión más anunciada de la historia», pero se esquivó con la inflación y la exportación de la misma, como ha ocurrido con Europa y Latinoamérica. «Hubo una cierta resistencia, resiliencia, si me lo permites», destaca un economista. «La FED -Reserva Federal- actuó con una subida de tipos de interés, a la que se ha tenido que apuntar también el Banco Central Europeo y Bruselas se ha olvidado de obligar a hacer ajustes, que serán dolorosos de cara a los próximos años», explican.
EL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ, SALVADO POR LA DEUDA Y LA INFLACIÓN
En este sentido, se refieren a los niveles de déficit y deuda. «Si la inflación baja, todo el efecto positivo desaparecerá en el PIB y se descubrirán las vergüenzas. España tiene una burbuja inmobiliaria y volvemos a caer en la misma piedra, eso sí, esta vez no está espoleada por la banca, de ahí que no haya tanto ruido», han indicado. La alarma se ha encendido desde hace tres años, pero no había motivo «hasta ahora».
Los datos de producción, de PMI, paro y crecimiento muestran una ralentización cada vez más preocupante. Los datos de este verano desataron algunos miedos. El 6 de agosto se desató el primer ‘pánico’ en los mercados, una advertencia que sería el inicio de una nueva escalada a máximos históricos en Wall Street, pero la economía real no se contagia de lo que sucede en el parqué, más cuando con diez empresas se puede lanzar todo un índice como el SP&500, el más importante del mundo, a niveles no vistos, mientras el oro, activo refugio por excelencia, hacía lo propio y rompía toda barrera conocida hasta ahora.
LOS DATOS DE PARO CONTRADICEN LA EUFORIA
Los datos de empleo en la primera economía del mundo muestran contracción, mientras en España solo crece el gasto público y el turismo. Los puestos de trabajo creados son de baja calidad, precisamente donde se está concentrando la gran renuncia de los jóvenes por los bajos niveles de los salarios y horarios. El dato de empleo de la EPA correspondiente al tercer trimestre muestra un crecimiento del empleo inferior al 0,4% en tasas desestacionalizadas, la mitad que hace un año. En este sentido, la temporada estival ha salvado las cifras, con un alza en el sector servicios, mientras la construcción se estanca. Industria, por su parte, recupera 23.400, mientras el agrícola se hunde en casi 39.000 personas.
Aumentan los contratos, en 102.000 los indefinidos, pero los temporales se disparan a 121.000 en una época que después se anulan. Y el escenario pinta en bastos de cara a la campaña de Navidad más cara de la historia, con unas elecciones en EE UU que pueden traer una mayor subida de precios si se activan las sanciones para productos importados, como ocurrió en la primera etapa de Trump y ahora con China y Europa enfrentados por los vehículos eléctricos.
Con todo, el Gobierno de Pedro Sánchez y el PSOE pregonan unos datos históricos, mientras el paro apenas se reduce del segundo al tercer trimestre en 1.200 personas en pleno verano. En términos interanuales, la caída es de solo 140.000 personas, con el 30% del PIB a pleno rendimiento. «La debilidad es evidente y sin reformas de calado la situación podría empeorar. El principal problema es que las medidas que se quieren incrementar van en la dirección contraria», advierten.