miércoles, 9 julio 2025

Por qué hay ciertas personas que con su simple presencia te agotan todas tus energías

Las energías que compartimos con los demás pueden influir profundamente en nuestro bienestar físico, mental y emocional. A veces, basta con pasar unos minutos con ciertas personas para sentirnos extrañamente drenados, como si toda nuestra vitalidad hubiese sido absorbida. Este fenómeno, aunque difícil de explicar a primera vista, tiene una raíz emocional y psicológica más compleja de lo que parece. Entenderlo es el primer paso para aprender a protegernos.

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Las energías que se ven afectadas en estos encuentros no tienen nada que ver con lo esotérico; se trata de dinámicas humanas, de relaciones en las que uno da más de lo que recibe, y eso genera un desgaste que va acumulándose. La psicóloga Laura García Agustín explica que ciertas personas proyectan su malestar, ansiedad o vacío en quienes los rodean. Sin quererlo nos convierten en su soporte emocional, su regulador externo, haciendo que nuestras propias emociones pasen a un segundo plano.

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Las energías no deben apagarse por mantener un vínculo

Fuente: Pexels

Las energías que invertimos en una relación deben nutrirnos, no anularnos. Por eso, antes de seguir en una dinámica que nos desgasta, es esencial hacerse preguntas honestas: ¿esta persona respeta mis límites?, ¿me pierdo a mí mismo para sostener esta relación?, ¿me devuelve algo de lo que doy o solo me absorbe? Las respuestas pueden doler, pero son necesarias para tomar decisiones sanas. A veces, el amor propio implica alejarse de quien no sabe dejar de dañarnos.

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Las energías, al final, son un reflejo de lo que estamos dispuestos a permitir. Si una relación nos mantiene en estado de alerta, nos exige más de lo que da y nos lleva a funcionar solo para calmar al otro, es momento de soltar. Y si no sabemos cómo hacerlo, buscar ayuda profesional no es un fracaso, sino una forma de recuperar el control de nuestra vida. Porque nadie debería vivir apagado para que otro brille. Las energías no se recuperan si seguimos regalándolas sin medida.

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