miércoles, 16 julio 2025

Un enfermero alerta de los peligros de beber una botella de agua muy fría

El agua, ese recurso vital y tan necesario durante los días de calor, es también una de las grandes protagonistas del verano. Cuando las temperaturas suben y el cuerpo empieza a sentir el efecto del bochorno, lo más común es abrir la nevera y tomar una botella de agua helada, como si ese gesto pudiera borrar el sofoco acumulado en segundos. Beber agua muy fría parece ofrecer un alivio inmediato, casi milagroso, pero según advierte un profesional sanitario, este hábito tan extendido podría no ser tan inofensivo como se cree.

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Jorge Ángel, enfermero con amplia experiencia y presencia activa en redes sociales, ha generado gran impacto con un reciente video en el que alerta sobre los riesgos de ingerir agua excesivamente fría, especialmente después de haber estado expuestos al calor o de haber realizado actividad física intensa. En su explicación, destaca que aunque el instinto nos lleve a buscar ese golpe refrescante, el cuerpo humano no está preparado para adaptarse de manera tan brusca a un cambio extremo de temperatura. Por eso, insiste en que la hidratación debe hacerse con cabeza, y no solo con sed.

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El agua debe ser una aliada, no un riesgo

Fuente: Pexels

El agua, lejos de ser una enemiga, sigue siendo la mejor aliada del organismo durante el verano. Pero como todo en la salud, su consumo debe ser consciente y equilibrado. Jorge Ángel insiste en que no hay que esperar a tener una sed desesperada para beber, sino que es preferible mantenerse hidratado a lo largo del día con pequeños tragos constantes. Esta estrategia ayuda a que el cuerpo nunca llegue al límite de deshidratación y, por lo tanto, no se vea forzado a reponerse bruscamente con grandes cantidades de agua fría.

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Asimismo, el experto recuerda otras recomendaciones fundamentales para los días de calor extremo, como evitar el ejercicio en las horas centrales del día, protegerse del sol con ropa adecuada y buscar espacios frescos siempre que sea posible. En este contexto, el agua cumple un papel clave, pero solo si se usa con responsabilidad. Al final, el verdadero alivio no está en el frío extremo, sino en el equilibrio con el que cuidamos nuestro cuerpo. Tomar agua sí, pero hacerlo con inteligencia, puede marcar la diferencia entre sentirnos bien o poner en riesgo nuestra salud sin darnos cuenta.

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