El Gobierno perdonarĂ¡ todas las deudas a los empresarios que tengan «buena fe»

El Gobierno ha lanzado definitivamente una reforma polĂ©mica que los sectores (desde sindicatos a patronal pasando por otros partidos polĂ­ticos) no saben muy bien cĂ³mo interpretar. Se trata de la nueva Ley Concursal, con la que se tocarĂ¡n temas tan importantes como la financiaciĂ³n de las empresas, el acceso a crĂ©dito de las mismas y sobretodo la exoneraciĂ³n de deudas a aquellas compañías que cumplan unos requisitos. El problema es que este nuevo texto es lo suficientemente ambicioso como para incluir requisitos intangibles como la «buena fe» que serĂ¡n clave para que te perdonen una deuda millonaria. Si un empresario cumple estos requisitos pese a deber una buena cantidad de dinero, esta nueva reforma de ley se abre a poder «perdonar» la totalidad de esa deuda sin preguntas previas. Y todo depende de un requisito como es el medir al «buena fe».

La Ley Concursal es un punto que no ha tenido especial interĂ©s a nivel mediĂ¡tico y que el PSOE ha tratado con cierta tranquilidad, sin fuertes oposiciones. «Los ejes de la reforma que supone esta Directiva son tres: garantizar que las empresas y empresarios viables que se hallen en dificultades financieras tengan acceso a marcos nacionales efectivos de reestructuraciĂ³n preventiva que les permitan continuar su actividad; que los empresarios de buena fe insolventes o sobreendeudados puedan disfrutar de la plena exoneraciĂ³n de sus deudas despuĂ©s de un perĂ­odo de tiempo razonable, lo que les proporcionarĂ­a una segunda oportunidad; y que se mejore la eficacia de los procedimientos de reestructuraciĂ³n, insolvencia y exoneraciĂ³n de deudas, en particular con el fin de reducir su duraciĂ³n».

A la «buena fe» se le añaden otros valores intangibles como el de «un periodo de tiempo razonable», sin especificar cuĂ¡nto. Para el PSOE y para el BOE este nuevo concepto supone un cambio «drĂ¡stico». Y lo es. Especialmente porque se vuelven a introducir en la ley unos conceptos para la exoneraciĂ³n de la deuda lo suficientemente polĂ©micos. Ahora mismo, los empresarios se podrĂ¡n aferrar a cuestiones como la «buena fe» para que se les persone la totalidad de una deuda que les lastre su negocio. Una medida que viene en un contexto electoral complicado.

El propio Gobierno lo deja claro. «Uno de los cambios mĂ¡s drĂ¡sticos de la nueva normativa es que, en lugar de condicionar la obtenciĂ³n de la exoneraciĂ³n a la satisfacciĂ³n de un determinado tipo de deudas (como ha venido a recoger el artĂ­culo 487.2 del texto refundido de la Ley Concursal), se acoge un sistema de exoneraciĂ³n por mĂ©rito en el que cualquier deudor, sea o no empresario, siempre que satisfaga el estĂ¡ndar de buena fe en que se asienta este instituto, puede exonerar todas sus deudas, salvo aquellas que, de forma excepcional y por su especial naturaleza, se consideran legalmente no exonerables. Se mantiene la opciĂ³n, ya acogida por el legislador español en 2015, de conceder la exoneraciĂ³n a cualquier deudor persona natural de buena fe, sea o no empresario», aseguran en el texto.

Esto se abre a muchas interpretaciones hasta el punto de que todo se lleva a criterios puramente subjetivos. El «estĂ¡ndar de buena fe» del que hablan se ha convertido en uno de los temas mĂ¡s comentados en el PSOE porque saben que podrĂ­a traerles problemas. Al final es una forma de llevar el indulto a las deudas de los empresarios dejando los criterios de cĂ³mo o cuĂ¡ndo concederlo en manos directamente del Gobierno. Al igual que pasĂ³ con los lĂ­deres del procĂ©s, el Ejecutivo se vuelve a reservar un derecho para ellos al que podrĂ¡n acogerse todos los empresarios que no tengan solvencia o muchas deudas.