La “segunda oportunidad” es uno de los términos más buscados por quienes se encuentran en una situación de dificultad económica.
Desde Igualada Belchà Abogados explican que se trata de un mecanismo puesto en marcha hace ya algunos años y que poco a poco se ha ido abriendo paso, sorteando dificultades (sobre todo las de las administraciones públicas, remisas a todo lo que huela a condonar una deuda, incluso cuando es evidente que alguien no va a poder pagarla nunca), hasta establecerse como un procedimiento plenamente establecido y con voz propia.
El mecanismo prevĂ© una negociaciĂłn previa para tratar de cerrar un acuerdo con los acreedores (quita, espera, o ambas cosas). En caso de no cerrarse acuerdo alguno, un concurso de acreedores consecutivo terminará, en principio, con la liquidaciĂłn total del patrimonio del deudor y la exoneraciĂłn de todas aquellas deudas que no hayan podido ser abonadas con el producto de esa liquidaciĂłn (con alguna excepciĂłn relativa a los crĂ©ditos pĂşblicos, que merecen un artĂculo aparte).
Es cierto que en muchas ocasiones las propuestas que se hacen son inasumibles y, al final, es menos problemático acudir a una liquidaciĂłn que se resuelve de una vez y en muy pocos meses, a recibir unos cobros Ănfimos durante un largo perĂodo de tiempo. TambiĂ©n es llamativa la nula cooperaciĂłn que en este tipo de procedimientos suele recibirse de las entidades financieras que parecen preferir perder dinero a ganarlo.
En un procedimiento reciente, a una entidad financiera se le ofreciĂł una quita del 40% sobre el total de su deuda, con unas perspectivas razonables de cobro del restante 60%. Aun asĂ, prefiriĂł votar que no al acuerdo y acudir a una liquidaciĂłn en que, con la documentaciĂłn delante, las perspectivas de cobro iban a ser nulas.
En otro procedimiento, se recibiĂł una comunicaciĂłn de otra entidad completamente estandarizada, informando del voto en contra al acuerdo “salvo que se comunique lo contrario”. Otra a la que se le habĂa ofrecido el pago Ăntegro de la deuda conservando la garantĂa rechazĂł sumarse al acuerdo por contar con una garantĂa que no le obliga a ello, abocando a una liquidaciĂłn judicial en un concurso consecutivo que supondrá la daciĂłn en pago de un inmueble que, seguramente, intentará retrasar dado el empacho de ladrillo que afecta a la mayorĂa.
La situaciĂłn no es fácil y es cierto que las entidades financieras, unas más que otras, han sufrido pĂ©rdidas que han acabado repercutiendo en la economĂa nacional. En este sentido, serĂa deseable que prestasen un poco más de atenciĂłn a las propuestas que se les pone encima de la mesa: y no solo en la aplicaciĂłn de los CĂłdigos de Buenas Prácticas Bancarias, sino tambiĂ©n porque quizá podrĂan evitar dar por perdidos crĂ©ditos que de alguna manera podrĂan recuperarse de manera directa y tambiĂ©n indirecta. Nada ayudará tanto a la economĂa como apoyar a las personas a mantener su hogar, su actividad y su vida.