Los misterios sin resolver del incendio del Windsor

  • Los famosos fantasmas y el fuego que descendió por varios pisos, dos de las preguntas aún sin respuesta.
  • Alguien hizo un agujero en los sótanos desde dentro del Windsor para salir -o huir- del edificio.
  • Los bomberos encontraron abierto un pasadizo secreto cuya puerta de salida daba a El Corte Inglés.
  • Mañana se cumplen 14 años del incendió que arrasó el edificio Windsor de Madrid, un rascacielos de 30 plantas situado en el corazón financiero de Azca y que, a día de hoy, sigue siendo el fuego más virulento que ha habido en la capital. También es el único rascacielos que se ha quemado en España.

    Todo comenzó a las 23:08 horas del sábado 12 de febrero de 2005 cuando de detectó fuego de la Torre Windsor a la altura de la planta 21 del edificio. Veinte minutos después las llamas envolvían la parte superior del emblemático rascacielos. El fuego no se extinguió hasta pasados dos días y lo más sorprendente es que nunca se culpó a nadie del suceso.

    El titular del Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid, Mariano Ascandoni, acordó el archivo provisional del caso un año después del incendio, al considerar que a lo largo de las actuaciones no había quedado «debidamente justificada» la perpetración de infracción penal. En 2007, la Audiencia Provincial secundó el sobreseimiento sin desvelar las números incógnitas que aún persisten sobre el incendio y que MONCLOA.COM resume a continuación:

    LOS FANTASMAS DEL EDIFICIO WINDSOR

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    Captura del vídeo en el que supuestamente aparecían personas dentro del Windsor.

    Una semana después del incendio apareció en Telemadrid unas imágenes grabadas por una videoaficionada desde un edificio próximo, a unos 200 metros de distancia, en el que se veía a dos personas moviéndose con linternas a través de una ventana. Se encontraban a la altura de la planta 16 del Windsor, cinco por debajo de donde se había generado el fuego.

    Las imágenes no eran de los primeros momentos del incendio, sino pasadas cuatro horas –a las 03:50 horas- y cuando la mitad del edificio era una antorcha de fuego con riesgo de colapso como en las Torres Gemelas del 11-S. A esa hora, en teoría, no había nadie en el interior del Windsor: los bomberos habían abandonado el edificio hacia la una de la madrugada.

    El matrimonio que grabó el primer vídeo llamó al 112 de Emergencias para alertar de que había personas dentro del edificio y estuvieron viendo siluetas en el Windsor durante más de una hora, hasta pasadas las 5 de la madrugada.

    Hubo otros dos vídeos polémicos. Uno grabado por un vecino, más o menos a la misma hora, en el que se encendían tres luces entre las plantas 10 y 14 del rascacielos en llamas. Y el tercero fue grabado desde un domicilio del Paseo de la Castellana, donde no hay ningún edificio con ventanas entre el videoaficionado y la torre, en el que se veía una hilera de ventanas encendidas. Lo sorprendente es que el Windsor llevaba ya varias horas sin electricidad.

    El informe pericial de la Policía Científica certificó que se habían analizado “diferentes grabaciones de vídeo tomadas durante el desarrollo del incendio, en concreto unas en las que se ven varias figuras humanas, lográndose determinar que dichas imágenes no son falsas”. Incluso, se llegó a decir que las personas aparecían con equipos de radiotransmisor. En todo caso, el vídeo era auténtico para la Policía Científica, pero no aclaraba si había gente o no dentro del Windsor.

    El enigma se acrecentó cuando los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid elaboraron su propio informe, en el que se aseguraba que aquellas siluetas podrían ser producto de un reflejo. Además, el Consistorio había dejado claro que no eran bomberos.

    La versión judicial habló de un efecto óptico, es decir siluetas de edificios cercanos que se reflejaban en la fachada del Windsor. Fueron los famosos fantasmas. El juez instructor se lavó las manos: “Aunque se pudiera admitir la posibilidad de la presencia de personas en el interior del edificio Windsor, no existe evidencia alguna de que ello pudiera haber tenido alguna incidencia en la causación o propagación del incendio”, dijo en su auto de archivo.

    ¿LA CAUSA DEL FUEGO FUE UNA COLILLA?

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    Vista del Windsor ardiendo.

    La Justicia estableció que “únicamente se ha determinado un foco de fuego situado en la planta 21, despacho 2109, dependencia ocupada desde las 16.00 a las 23.00 horas de aquel 12 de febrero por Eva R.M.», una trabajadora de Deloitte. La consultora tenía 1.200 empleados repartidos en 20 plantas del Windsor.

    Ella admitió ante el juez haber fumado varios cigarros en la estancia, el último media hora antes de abandonar el lugar, pero reiteró que creía haberlos apagado correctamente y que no sintió que saliese humo.

    La empleada había llegado a la torre sobre las cuatro de la tarde y estuvo trabajando hasta las once de la noche. Eva aseguró que en todo momento estuvo sola en la planta, aunque a una hora de la tarde -que no pudo precisar- observó junto a un fotocopiadora a un hombre al que nunca había visto y que pensó que pertenecía al departamento «de productos y servicios». En la instrucción no se volvió a hablar del hombre de la fotocopiadora. ¿Fue otro fantasma?

    El magistrado señaló que “no concurren indicios para poder establecer un engarce casual entre el consumo de cigarrillos y el origen o propagación del incendio” ya que, en su opinión, “había material combustible suficiente para que el fuego progresara y fuera aumentado paulatinamente de tamaño”.

    “Nos extrañó mucho cómo se reavivó el fuego en aquel momento, fue como si algo lo hubiera alimentado, aunque claro, no sabemos por qué ocurrió eso”

    El fuego parecía controlado en un momento de la madrugada, cuando aún sólo afectada a varias plantas del edificio. Sin embargo, de repente, una inmensa llama explotó por la fachada oeste del Windsor, cuando el fuego se había limitado a las fachadas norte y este.

    José Luis Gómez, que entonces era jefe operativo de Seguridad del Ministerio de Fomento (cuya sede estaba enfrente de Windsor, en Nuevos Ministerios) dejó este testimonio: “Nos extrañó mucho cómo se reavivó el fuego en aquel momento, fue como si algo lo hubiera alimentado, aunque claro, no sabemos por qué ocurrió eso”. Los informes policiales no detectaron acelerantes del fuego, ni nada que hiciera pensar que podía tratarse de un incendio provocado.

    En cuanto a si las obras realizadas en el edificio pudieron tener algo que ver, el juez dejó libre de cargos a los propietarios del edificio, la inmobiliaria Asón, puesto que no se había demostrado las posibles deficiencias en los sistemas de prevención de incendios.

    ¿CÓMO SE PUDO PROPAGAR EL FUEGO HACIA ABAJO?

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    Varias plantas del Windsor se consumen en llamas. Foto: Quique Fidalgo/El Mundo

    Una de las grandes incógnitas del incendio que dejó perplejos a los investigadores. A los bomberos les sorprendió la virulencia de las llamas y su color azulado, lo que podía ser un indicio del uso de aceleradores de fuego pues las llamas tienen ese color.

    Lo cierto es que en un momento de la madrugada, cuando la parte alta del edificio se consumía en las llamas, el fuego comenzó a descender a las plantas inferiores al piso 21 donde se había originado el incendio.

    ¿PUDO SER UN CORTOCIRCUITO?

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    Otro momento del incendio del 12 de febrero de 2005.

    La hipótesis inicial de la causa del incendio fue un posible cortocircuito. Incluso, se temió que fuese un atentado terrorista ya que la zona de Azca era el centro financiero de Madrid a semejanza del World Trade Center de Nueva York. Según la empresa propietaria del inmueble, el origen del fuego no fue un fallo eléctrico en el sistema de calefacción y aire acondicionado ya que se apagaban durante el fin de semana.

    También se evaluó la posibilidad de que el fuego pudo originarse por algún tipo de combustible. Esta línea de trabajo se sustentó en la virulencia del fuego, aunque en la investigación se admitió que la decoración de todo el inmueble era de una madera muy buena para arder.

    Finalmente, la investigación y la sentencia judicial establecieron que el foco del incendio se encontró en el despacho de una empleada de Deloitte y los peritos determinaron que el incendio no fue intencionado.

    AGUA SIN PRESIÓN PARA LOS BOMBEROS

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    Momento del incendio con los bomberos lanzando agua al edificio en llamas.

    La presión del agua fue otro de los puntos raros del suceso. Los bomberos que actuaron en el siniestro se encontraron con que las mangueras contraincendios del edificio carecían de suficiente presión y que tuberías por las que es posible introducir agua o espuma estaban inservibles. Eran las llamadas columnas secas.

    La presión del agua era tan baja que no llegaba bien a sus mangueras. De hecho, los bomberos tuvieron que buscar otra zona de abastecimiento para poder sofocar las llamas del Windsor.

    El fuego se hizo imparable en la parte alta del rascacielos porque el agua no llegaba desde ningún edificio colindante, por lo que los bomberos optaron por enfriar las partes más bajas para impedir que sucumbieran también a las llamas.

    ¿FUNCIONÓ EL SISTEMA ANTIINCENDIOS?

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    El edificio al día siguiente del incendio.

    El Windsor se construyó en los años setenta y llevaba meses cambiando su sistema de extinción de incendios para adaptarlo a la normativa y en aquel momento no estaba completado el trabajo. La alarma saltó, pero fue lo único que funcionó aquella noche.

    Cuando el edificio se convirtió en una tea se estaba construyendo una segunda escalera de emergencia, pero el mayor problema estaba dentro: los aspersores no se encendieron automáticamente al saltar la alarma de humos. Los peritos de la aseguradora Allianz, sin embargo, culparon de falta de diligencia a los bomberos, en un extenso informe aportado al juzgado.

    En él expresaban que los sistemas antiincendios habían sido revisados un mes antes y que funcionaban bien, pero que no se actuó como se debió porque no se inyectó suficiente presión en la columna seca, entre otros muchos motivos.

    Los miembros de seguridad llegaron hasta el famoso despacho de la planta 21 de la que salían las llamas de 50 centímetros de altura, pegadas a una pared. Con un simple extintor podrían haber acabado con el fuego, pero la puerta estaba atrancada y los bomberos sólo consiguieron abrir una pequeña rendija.

    Al cabo de unos minutos, el humo era ya tan denso que la situación empezó a complicarse y un techo se desplomó sobre los primeros bomberos. Ante esa situación, se llamó a una segunda dotación con mejor equipamiento para atacar el fuego, pero la presión del agua era insuficiente y recibieron la orden de evacuación, al ser el fuego «incontrolable».

    UN BUTRÓN EN LOS SÓTANOS DEL WINDSOR

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    El edificio calcinado, una vez extinguido el fuego.

    Tres días después del incendio, cuando la Policía Científica ya estaba realizando la inspección de los restos del edificio, se halló un butrón en la zona de los garajes que comunicaban el subterráneo de Azca con el interior del Windsor. El hueco era muy reciente y nunca se pudo precisar cuándo se hizo.

    La pared era de pladur y el hueco había sido realizado desde dentro del edificio hacia el garaje ya que los escombros estaban fuera. ¿Quién lo hizo? Aparentemente, una persona que quería salir –o huir- del edificio, al que había accedido por otro lugar.

    El agujero era pequeño, por el que “difícilmente pasa una persona delgada”, señalaron los agentes en su informe. Según su hipótesis, el butrón podría haber sido hecho “para comprobar a dónde daba dicha pared desde el interior de la oficina”. Se buscaron huellas dactilares en la pared, pero no se encontró ninguna.

    También se barajó que alguien entró y salió por ese agujero para acceder al garaje del edificio y recoger pertenencias de alguno de los vehículos y motos estacionadas en el parking subterráneo, que tenía cuatro plantas.

    Ese mismo día se encontró un cierre metálico, también cerca del garaje, que estaba abierto y tenía el candado reventado. Sin embargo, mientras que los bomberos explicaron que habían sido ellos quienes rompieron el cierre, nunca se supo quién realizó el butrón, ni por qué. Asimismo, los propietarios del edificio revelaron a la Policía una semana después del siniestro que había accesos subterráneos al Windsor que habían permanecido abiertos desde el incendio. Es más, seguían tal cual.

    UN PASADIZO SECRETO QUE DABA A EL CORTE INGLÉS

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    Bajos de El Corte Inglés junto a la Torre Windsor antes del incendio.

    Otro misterio sin resolver. Los servicios de seguridad verificaron que todas las personas que habían entrado en el edificio -al cual accedían por medio de tarjeta electrónica que dejaba constancia de su nombre, destino y hora de entrada- habían salido del Windsor el día del siniestro.

    Sin embargo, la Policía encontró en los bajos del edificio una puerta secreta que daba acceso directo al vestíbulo del Windsor. El candado de ese acceso había sido forzado y el pasadizo concluía a 100 metros de uno de los estacionamientos de El Corte Inglés. La entrada no fue vigilada ni por los bomberos, ni por la policía ni por nadie la noche del incendio.

    EL EXPEDIENTE DE FG DESAPARECIÓ EN DELOITTE

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    Panorámica con la sede histórica de BBVA a la derecha.

    En el incendio se perdió valiosa documentación, sobre todo en Deloitte, que ocupaba la mayor parte del edificio. Justo un día antes del incendio, la Fiscalía Anticorrupción había pedido a la consultora los informes sobre una auditoría de 1994 a FG Valores, del presidente del BBVA, Francisco González.

    Se trataba de una auditoría que en su día había realizado la empresa Arthur Andersen, con la que Deloitte se fusionó después. Anticorrupción acababa de iniciar la investigación de la venta de FG Valores a Merrill Lynch y reclamó a Deloitte esos documentos el 11 de febrero de 2005. Al día siguiente es cuando se produjo el incendio.

    El propio presidente de Deloitte explicó en un foro días después del siniestro que aquellos documentos estaban en la planta 23, por lo que fueron destruidos por las llamas. Además, no existía copia en ningún otro sitio de ese expediente porque habían pasado el mínimo de cinco años que exigía la ley, mientras que de casi todos los documentos que había en el Windsor sí que había un duplicado en otro edificio. Otro misterio para la lista.

    LOS INFORMES SECRETOS DEL MINISTERIO DE DEFENSA

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    Panorámica de la sede del Ministerio de Defensa en el paseo de la Castellana de Madrid.

    En la mayoría de las plantas del Windsor estaban las oficinas de la consultora Deloitte, pero en la cuarta planta tenía su sede otra compañía llamada Comparex España. Desde esta empresa se pidió autorización al Juzgado de Instrucción número 28 -que se encargó de la investigación- para recoger una caja fuerte ignífuga que había quedado en sus destruidas oficinas.

    El propio juzgado, en el auto que autorizaba esa recogida, explicaba que se quería recuperar esa caja fuerte que contenía “documentos del Ministerio de Defensa calificados de documentos reservados”. Sin embargo, tanto el Ministerio de Defensa como Comparex negaron rápidamente que se tratara de documentación clasificada.

    La empresa explicó que eran contratos y Defensa alegó que esa empresa tenía una certificación de seguridad para su trabajo “que comporta ciertas condiciones de seguridad” para contratos con la OTAN, Defensa o la Unión Europea.