Es evidente que el cataclismo que sufrimos se ha llevado gran parte del crédito del Gobierno de Pedro Sánchez, víctima de la improvisación, la descoordinación y la ineficacia a la hora de adquirir suministros sanitarios.
Sánchez puede agarrarse al mal de muchos: Vox y el PP tampoco se enteraron de qué iba el asunto, Trump hizo chistes racistas, Macron mantuvo unas elecciones el 15M y un ministro de Israel aseguró que el coronavirus era cosa de homosexuales… unas horas antes de dar positivo.
Pero lo cierto es que el Ejecutivo ha dado cientos de razones para ser verbalmente sancionado por la colección de chapuzas protagonizadas en los últimos días. Las contradicciones en cuanto a la adopción de algunas medidas han sido la gota que ha colmado el vaso.
Es evidente que no todo es culpa del PSOE y Unidas Podemos. Porque los supuestos expertos parecen legos en materia vírica, algunas administraciones autonómicas han jugado la carta desleal del pulso con Moncloa y la criminal piratería de algunos intermediarios es para que el ejército se alce en armas contra algunos brókers sanitarios.
SÁNCHEZ QUIERE SEGUIR EL CAMINO DE FELIPE Y ZP
Un periódico abiertamente antigubernamental como El Mundo publicó hace unos días una encuesta que pronosticaba la subida del PSOE. De hecho, todas las encuestas de intención de voto que se han dado a conocer en los últimos días coinciden en dos asuntos: Sánchez e Iglesias sumarían más ahora que el 10N y el ‘trío de Colón’ perdería escaños.
Sánchez puede disfrutar del ‘efecto bandera’, ese que no se cumplió para Winston Churchill (que perdió las elecciones generales por trece puntos unos meses después de haber ganado la II Guerra Mundial).
Y a ello le está ayudando la posición irresponsable de Vox. Es evidente que Santiago Abascal está en el derecho, o incluso en la obligación, de poner al Gobierno como chupa de dómine por su colección de errores y mentiras.
LA ESTRATEGIA
Pero los gurús de Vox quizás yerran a la hora de querer convertirse en alternativa de Gobierno, posibilidad que solo se daría en caso de sorpassar al PP, con un discurso infantil plagado de odio contra los mass media.
Santiago Abascal sabe que Donald Trump ganó unas generales con 98 de los 100 periódicos más importantes de Estados Unidos en contra y cree que Madrid es como Washington. Pero esta tesis contiene dos errores de bulto que no deben pasarse por alto.
ERRORES
En primer lugar, el PSOE de Sánchez no es el Partido Demócrata, que decepcionó con el ‘Obamacare’ y propuso contra Trump a una candidata del establishment escasamente empática como Hillary. Los socialistas, según varios estudios, siguen arrasando entre las capas de población menos favorecidas económicamente.
Lo segundo, Abascal no es Trump (que a su vez no es Jesús Gil). La mirada miope que tiene Europa sobre los Estados Unidos nos hace pensar que el magnate hotelero arrasó cayendo mal a todo el mundo.
Nada más lejos de la realidad: Trump era un tipo muy popular e influyente gracias al reality-show televisivo ‘The Apprentice’, que se vio en NBC. Abascal, hasta la fecha, no conecta fuera de las capas más conservadoras de nuestra sociedad.
VÍA LIBRE PARA SÁNCHEZ
Si Pablo Casado no hubiese cometido la torpeza de echar a Pedro Arriola, éste le estaría diciendo al oído que hiciese caso de Feijóo y Moreno y se alejase de Vox. Arriola, treinta años diciéndole a Aznar y Rajoy que España no perdona el franquismo y que el PP solo gana cuando el PSOE la lía, se estaría desgañitando.
Pero Casado tras ganar las primarias dijo que se acababa el pragmatismo y que había que volver a los principios, al antiabortismo y a la restauración de ídolos caídos (José María Aznar, Esperanza Aguirre y otros líderes carbonizados por la incestuosa relación del PP con la corrupción).
SIN CENTRO NO HAY PARAÍSO
Felipe González aprovechó que tenía como rival a la cúpula ultraconservadora de Alianza Popular, Manuel Fraga y otros seis ministros de Francisco Franco. El andaluz, sin despeinarse, arrasó durante lustros. José Luis Rodríguez Zapatero hizo lo propio ante un PP que lo mismo decía que el 11M lo había hecho ETA que enterraba en cajas equivocadas a los militares del Yak-42.
ZP ganó en 2008 gracias a que Rajoy se fue hacia el flanco derecho por tres vías: la trola mediática del 11M, la protesta homófoba del brazo de Rouco Varela contra las bodas gais y la falta del sentido del Estado cuando querían derribar la negociación final con ETA porque decían que el PSOE le iba regalar Navarra a Josu Ternera y a De Juana Chaos.
Recuerden que Aznar había realizado más de 300 excarcelaciones anticipadas a miembros de la banda terrorista y Rajoy, una vez accedió al poder, mantuvo la política de Zapatero y Rubalcaba respecto al conflicto vasco. Y al poder, tanto Aznar como Rajoy, accedieron al poder echando el freno de mano. Que Casado tome nota…