El doctor Julio Díaz Jiménez, del Departamento de Epidemiologia y Bioestadística en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto deSalud Carlos III (ISCIII), ha advertido de que el ruido puede provocar un debilitamiento del sistema inmunológico, lo que, a su vez, puede provocar más vulnerabilidad frente a las infecciones víricas y, en concreto, al COVID-19.
Durante su participación en el ‘webinar’ ‘Calidad del aire y salud’, organizado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y con la colaboración de la Asociación de Informadores de Salud (ANIS), la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) y la European Public Health Alliance (EPHA, por sus siglas en inglés), el experto ha advertido de que la contaminación de cualquier tipo está detrás de múltiples patologías.
«La contaminación va a poner el caldo de cultivo ideal para que el COVID-19 pueda agravar las patologías como las enfermedades cardiovasculares o la diabetes. Genera más personas susceptibles. Hay una relación directa entre la contaminación y las infecciones víricas, hace que el efecto de esa infección sea más importante», ha advertido Julio Díaz.
En este punto, ha citado un estudio de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) que muestra que la letalidad de COVID-19 se incrementa hasta un 15 por ciento por cada micrómetro que se incrementan las concentraciones de las partículas contaminantes PM2,5. En este sentido, ha insistido en que la contaminación ambiental causa 10.000 muertos anuales en España.
Sin embargo, pese a estas cifras, ha alertado de que no hay que obviar el impacto de otro tipo de contaminación: el ruido. «Tiene mecanismos, como a través de mayor adrenalina o cortisol, que se relaciona con un debilitamiento del sistema inmune. El ruido también puede hacer que nuestra respuesta ante una posible infección sea menor», ha advertido.
En este sentido, considera «fundamental» que la población «sepa cuál es realmente la consecuencia del ruido en la salud». «Estamos como en los años 50. Hay evidencias científicas pero la gente no se las cree, y tampoco las administraciones. Es muy difícil que una administración tome conciencia de estos problemas. Su impacto en la salud es al menos similar al de la contaminación química, y no estamos incidiendo en ella. Se sabe que a partir de 57 decibelios nocturnos hay impacto en enfermedades cardiovasculares. Todas las noches se supera ese ruido en Madrid. Realmente hay un problema», ha denunciado.
Díaz ha apuntado que el 70 por ciento del NO2 en las ciudades se debe al tráfico de vehículos, y que el 70 por ciento del ruido también está producido por los coches. Al respecto, ha citado dos estudios realizados por investigadores españoles sobre efectos del ruido en varios parámetros de salud en la ciudad de Madrid, una de las más contaminadas de España.
Según los datos que ha aportado durante el ‘webinar’, por cada decibelio que sube el ruido del tráfico, aumenta un 5,1 por ciento los ingresos hospitalarios, un 9,7 por ciento las llamadas al 112 y alrededor del 6,5 por ciento en mortalidad cardiovascular y respiratoria en mayores de 65 años. Asimismo, también incrementa la mortalidad por diabetes en mayores de 65, se producen hasta un 3,2 por ciento más de nacimientos prematuros, un 16,6 los ingresos en urgencias por ansiedad, un 9,9 por ciento por depresión, y un 13 por ciento los ingresos hospitalarios por demencia, entre otros.
CONTAMINACIÓN Y COVID-19
Por otra parte, la doctora Isabel Urrutia Landa, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias Ocupacionales y Medioambientales de SEPAR, ha avisado de que la contaminación agrava la mayoría de factores de riesgo asociados al COVID-19, como la hipertensión, la cardiopatía, la diabetes o la insuficiencia renal. «Todas estas enfermedades pueden estar causadas con la exposición a largo plazo a la contaminación, sobre todo NO2», ha indicado.
En este punto, ha citado varios estudios realizados en China o Italia. De acuerdo con estas investigaciones preliminares, las zonas con mayor contaminación en estos países, como el norte de Italia, tienen también mayor índice de mortalidad por COVID-19. «La exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de infección y la mortalidad de neumonías. La calidad del aire debe ser tenida en cuenta como prevención para las epidemias», ha concluido.
El Grupo de Análisis Científico sobre Coronavirus del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) publicó la semana pasada un informe en el que avisa de que todavía hay evidencia suficiente de que la contaminación del aire favorezca la infección de nuevo coronavirus o empeore su pronóstico.
No obstante, puntualizan que existen diversas investigaciones publicadas que sugieren este vínculo, por lo que la comunidad científica maneja diversas hipótesis que explicarían esta relación. «Ya que aún no existen evidencias, pero sí resultados preliminares plausibles, hay que seguir analizando una posible relación causal entre la mala calidad del aire y una mayor incidencia y/o gravedad de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus», señalan.