El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, junto con el presidente de Francia, la canciller de Alemania y los primeros ministros de Bélgica, Dinamarca y Polonia han enviado este martes una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en la que subrayan la necesidad de que Europa mejore su preparación para hacer frente a futuras pandemias.
Para ello proponen toda una serie de medidas que van desde la mejora de la coordinación, garantizando el acceso de los países miembros a bases de datos compartidas, a la contratación común de suministros básicos para prevenir la escasez de los mismos, propuestas recogidas en un documento enviado asimismo a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Los seis gobernantes argumentan que una estrategia europea asegurará más eficacia que si cada país actúa por separado, en línea con las preocupaciones que ya han expresado los países del Benelux. También tienen en cuenta la propuesta española de hacer ‘test de estrés’ a los sistemas sanitarios europeos para garantizar su resistencia ante futuras pandemias.
Y eso que, en materia de sanidad –igual que sucede con la gestión de las fronteras–, la Comisión Europea solo puede tener un papel de coordinador o mediador, porque las competencias sanitarias son estrictamente nacionales.
Se trata de garantizar la disponibilidad de medicamentos críticos, dispositivos médicos, kits de protección y vacunas en cinco ámbitos: compartir y supervisar los datos, coordinación de suministros y actuaciones en los ámbitos de investigación y desarrollo, marco regulatorio y cadenas de suministro.
En primer lugar, quieren que la UE «aumente significativamente» su capacidad para detectar emergencias y alertar de ellas, identificando «puntos centrales» que se monitoricen. También plantean la posibilidad de crear estándares europeos o una metodología armonizada para asegurar la interoperabilidad de los datos.
También reforzar el mandato del Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) para coordinar con las autoridades nacionales planes preventivos y reactivos, con vistas a una futura «task force» sanitaria europea.
ESTUDIAR UNA «DIVISIÓN EFICIENTE DEL TRABAJO»
En cuanto a la coordinación de suministros, plantean estudiar una «división eficiente del trabajo» dentro de la UE para optimizar la producción europea, partiendo de los ‘clusters’ de producción que ya existen y con posibles compromisos legales de alcanzar objetivos europeos.
También proponen estudiar qué tamaño tendrían que tener los stocks necesarios y de qué productos y evaluar el Mecanismo Europeo de Protección Civil para que se use adecuadamente para construir este stock crítico y para que, de manera complementaria a los sistemas nacionales, tenga un papel mayor en la distribución.
Por otro lado, subrayan que serán necesarias fuertes inversiones en investigación y que será «vital» aumentar las capacidades europeas en vacunas y tratamientos, incluyendo la posibilidad de un desarrollo conjunto o de compras públicas garantizadas. Para ello será necesario un diálogo coordinado con la industria farmacéutica.
En cuanto a los diagnósticos, proponen un enfoque europeo para tener herramientas más precisas y estudiar establecer redes de laboratorios que se activen cuando haya necesidad. Para los tratamientos, destacan la importancia de compartir resultados.
EFECTOS DE LAS REDES SOCIALES Y LAS CAMPAÑAS
Los seis líderes también proponen investigar los efectos de las campañas de información y desinformación y el papel de las redes sociales, así como de las aplicaciones de rastreo.
Por otro lado, destacan la importancia del marco regulatorio para impulsar la cooperación público-privada, con un mercado único europeo reforzado, con libre comercio y los estándares únicos. Pero también plantean la posibilidad de estudiar normas de competencia permanentes para tiempos de crisis para que las empresas puedan cooperar de manera temporal y limitada en una situación de urgencia. Además, piden examinar la eficacia del sistema de compras conjunto (JPA).
En cuanto a la garantía de las cadenas de producción, apuestan por «identificar nuevos socios comerciales» para reducir la independencia europea de un solo proveedor, reforzar la vigilancia de las inversiones procedentes de terceros países en sectores estratégicos europeos y, al mismo tiempo, alentar inversiones ubicadas –o reubicadas– en la UE.
Así, creen que podría ser relevante aumentar los centros de producción en la UE, por ejemplo con un compromiso de comprar ciertos productos específicos que palie la inseguridad de las empresas en tiempos de demanda baja o examinando las actuales normas sobre ayudas de estado.
PREVENIR EL PROTECCIONISMO
Sin embargo, también destacan la importancia de prevenir el proteccionismo y de prestar atención a socios comerciales, sobre todo de países en desarrollo, que dependan de las importaciones europeas y tengan sistemas sanitarios frágiles.
Otra prioridad es asegurar el flujo comercial garantizando el transporte y que cualquier medida comercial sea compatible con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para prevenir el riesgo de represalias.
La Comisión Europea, argumentan, debería permitir incentivos para desarrollar e invertir en producción europea de materias primas, principios activos y medicamentos críticos, incluyendo un apoyo a la innovación y a las tecnologías más eficientes. También piden tener en cuenta el papel de las pequeñas y medianas empresas, en particular las que han demostrado gran capacidad de adaptación, para participar en acuerdos de colaboración
También dedican atención a la importancia de eliminar barreras regulatorias para alentar la innovación y estudiar la posibilidad de crear Proyectos de Interés Europeo Común (IPCEI) –lo que facilita la recepción de ayudas– para la producción de principios activos, vacunas, equipamiento médico y biotecnología.