España ha registrado hasta siete casos de virus del Nilo desde 2010, según el informe ‘Resultados de la Vigilancia Epidemiológica de las enfermedades transmisibles. Informe anual. Años 2017-2018’, el último publicado por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
En concreto, el documento recoge que en 2010 se notificaron los primeros dos casos autóctonos en humanos. Desde entonces, no se notificaron más casos hasta 2016 en que hubo 3 casos autóctonos y uno importado. En 2017 no hubo ninguno y en 2018 se notificó un caso importado de Rumanía en un hombre de 60 años.
«Desde entonces se han notificado focos equinos de forma mantenida en determinadas regiones del suroeste de España (Andalucía, Ciudad Real, Extremadura y Ávila) y de forma puntual en Cataluña. Además, se han producido casos esporádicos en humanos relacionados con los focos de Andalucía», explica el documento.
Este jueves, el consejero de Salud y Familias de Andalucía, Jesús Aguirre, ha confirmado que once de los 19 casos confirmados de meningoencefalitis han dado positivo en virus del Nilo, después de que la Junta enviara para su análisis al Centro Andaluz de Virología, sito en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, muestras de los pacientes detectados en las localidades sevillanas de Coria del Río y La Puebla del Río.
Al respecto, un informe publicado en octubre de 2017 por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ya advertía de la situación: «España reúne todas las condiciones que pueden favorecer la circulación del virus del Nilo: gran variedad de posibles reservorios; etapa en las rutas migratorias de aves procedentes de áreas endémicas; proximidad a zonas endémicas como África y Oriente Próximo; diversidad de vectores ampliamente difundidos por la geografía española; presencia del principal vector implicado en el ciclo de amplificación aviar (mosquitos del género ‘Culex’) en todo el territorio, y características ecológicas y climáticas favorables (amplias zonas y largos periodos del año con temperaturas óptimas para la supervivencia del vector, gran cantidad de humedales)».
Los datos de la vigilancia y los diferentes estudios realizados apuntan a que el virus ha circulado en diversas zonas de España desde al menos los años 2000. Existe el riesgo de introducción o reintroducción del virus a partir de aves migratorias infectadas procedentes de zonas con circulación viral, pero además las evidencias disponibles indican que existe una circulación establecida del virus del Nilo en algunas áreas de España, mantenida en un ciclo enzóotico entre las aves como hospedadores y los mosquitos vectores, de manera similar a la situación identificada en otros países de Europa«, recoge el CCAES en su informe.
¿CÓMO ES EL VIRUS DEL NILO?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus del Nilo Occidental puede causar una enfermedad mortal del sistema nervioso. Se encuentra por lo común en África, Europa, el Oriente Medio, América del Norte y Asia occidental. Se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo que incluye la transmisión entre aves y mosquitos. Puede infectar a los seres humanos, los caballos y otros mamíferos. Pertenece al género flavivirus y al complejo antigénico de la encefalitis japonesa, familia Flaviviridae.
El virus se aisló por vez primera en 1937 de una mujer del distrito del Nilo Occidental en Uganda. En 1953 se identificó en aves (cuervos y palomas) del delta del Nilo. Antes de 1997 no se consideraba patógeno para las aves, pero en esa fecha una cepa más virulenta causó la muerte de aves de diferentes especies que presentaban signos de encefalitis y parálisis. A lo largo de 50 años se han notificado casos de infección humana en muchos países del mundo.
En 1999, un virus del Nilo Occidental que circula en Túnez e Israel fue importado en Nueva York y produjo un brote epidémico amplio y espectacular que se propagó por todo el territorio continental de los Estados Unidos. La epidemia en ese país (1999-2010) puso de manifiesto que la importación y el establecimiento de microbios patógenos transmitidos por vectores en hábitat distintos del propio representan un grave peligro para el mundo.
Las epidemias de mayor magnitud se han producido en Estados Unidos, Israel, Grecia, Rumania y Rusia. Los sitios donde se producen los brotes se encuentran a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias. Anteriormente, el virus del Nilo Occidental era prevalente en toda África, partes de Europa, el Oriente Medio, Asia occidental y Australia. Desde su introducción en 1999 en Estados Unidos, se ha propagado y establecido desde Canadá hasta Venezuela.
El virus se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo de transmisión mosquito-ave-mosquito. Generalmente, se considera que los vectores principales son los mosquitos del género ‘Culex’, en particular ‘Culex pipiens’. El virus se mantiene en las poblaciones de mosquitos gracias a la transmisión vertical (de los adultos a los huevecillos).
Las aves son los reservorios del virus. En Europa, África, Oriente Medio y Asia la muerte de las aves por la infección con este agente es rara. Por el contrario, el virus es muy patógeno para las aves americanas. Son especialmente susceptibles los miembros de la familia de los cuervos (‘Corvidae’), pero el virus se ha detectado en aves muertas o agonizantes de más de 250 especies. Las aves se pueden infectar por vías muy diversas distintas de la picadura del mosquito; además, cada especie tienen un potencial diferente para mantener el ciclo de transmisión.
¿CÓMO SE TRANSMITE Y CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?
La infección del ser humano suele ser el resultado de las picaduras de mosquitos que se infectan cuando pican a aves infectadas, en cuya sangre circula el virus durante algunos días. El virus pasa a las glándulas salivales del mosquito, que cuando pica puede inyectar el virus a los seres humanos y los animales, en los que luego se multiplica y puede causar enfermedad. Se transmite también por el contacto con otros animales infectados o con su sangre u otros tejidos. El periodo de incubación suele durar entre 3 y 14 días.
Se han producido unos pocos casos de infección en seres humanos por trasplantes de órganos, transfusiones sanguíneas y la leche materna. Se ha notificado un caso de transmisión transplacentaria de la madre al hijo. Hasta la fecha, sin embargo, no se ha confirmado ningún caso de transmisión de persona a persona por el contacto social ordinario; tampoco se ha producido la transmisión del virus al personal sanitario cuando se toman las precauciones ordinarias de control de infecciones. Sí que se conocen casos de transmisión del virus a personal de laboratorio.
La infección por el virus del Nilo Occidental es asintomática en aproximadamente un 80 por ciento de las personas infectadas; en las demás puede causar la fiebre del Nilo Occidental o una afección grave. Aproximadamente un 20 por ciento de las personas infectadas por este agente patógeno presentan la fiebre del Nilo Occidental, que se caracteriza por fiebre, dolores de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos y, a veces, erupción cutánea (del tronco) y agrandamiento de ganglios linfáticos.
Los síntomas de afección grave (también llamada enfermedad neuroinvasora, como la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental o poliomielitis del Nilo Occidental) son dolores de cabeza, fiebre elevada, rigidez de nuca, estupor, desorientación, coma, temblores, convulsiones, debilidad muscular y parálisis. Se calcula que aproximadamente 1 de cada 150 personas infectadas llegan a padecer una afección más grave. Puede presentarse en personas de cualquier edad, si bien los mayores de 50 años y las personas con inmunodeficiencia (por ejemplo, pacientes que han recibido trasplantes) tienen el mayor riesgo al respecto.