Vox defenderá este jueves en el Congreso una iniciativa en la que plantea incluir en los currículos escolares información sobre los crímenes del comunismo, en especial de los cometidos por comunistas españoles y también por anarquistas, así como prohibir el «uso público» del símbolo de la hoz y el martillo –al igual que el nazi de la cruz gamada– y retirar los monumentos, nombres de calles y demás signos de homenaje a personajes que se significaran por su adhesión a ambos regímenes.
Los de Santiago Abascal han incluido estas propuestas en una proposición no de ley en la que se hacen eco de la resolución contra los totalitarimos nazi y comunista aprobada en el Parlamento Europeo en 2019.
El texto, que se votará este jueves en la Comisión Constitucional plantea que el Congreso inste al Gobierno a dar cumplimiento a esa resolución adoptando una serie de medidas concretas para adaptarla a nuestro país.
Así, reclama que se incluya en los libros de texto y programas escolares «información suficiente sobre los crímenes y otras violaciones de los Derechos Humanos de los regímenes nazi y comunista, incluidos los cometidos por comunistas y anarquistas españoles».
La iniciativa, también solicita que se promueva la retirada de los monumentos, nombres de calles y demás signos de homenaje a personajes que «se significaran por su adhesión a los regímenes nazi o comunista», o que «hayan participado en los crímenes cometidos por alguno de esos movimientos totalitarios».
La prohibición del «uso público» de emblemas de estos totalitarismos como la «cruz gamada» y la «hoz y martillo» es otra de las peticiones de Vox, que insta también a celebrar el 25 de mayo el ‘Día Internacional de los Héroes de la Lucha Contra el Totalitarismo’, tanto en el Congreso como en escuelas y también con espacio de la radiotelevisión pública.
En la exposición de motivos de su proposición no de ley, los de Abascal destacan que tanto el totalitarismo «fascista» como el comunista «consideraban periclitada la democracia liberal y propugnaban la subordinación absoluta del individuo a un ‘Estado total’ supuestamente portador de un grandioso proyecto colectivo: el fortalecimiento de la nación en un caso y la construcción del socialismo en el otro».
Pero después ya sólo hacen mención a los crímenes atribuido al comunismo, incidiendo en que este totalitarismo no es, a su juicio, «una adulteración de la doctrina marxista original», sino «un desarrollo consecuente de sus premisas».
La aplicación de la ideología comunista a partir de 1917 se ha saldado con más de cien millones de muertes hasta el día de hoy –por represión directa o hambruna políticamente inducida– y la construcción de Estados opresivos basados en la negación del pluralismo político y la destrucción de la libertad civil, económica e intelectual», argumentan, antes de aportar cifras de víctimas en China, Camboya, Vietnam, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y la Europa del Este.
También mencionan «las 72.500 personas ejecutadas en la retaguardia del bando republicano durante la Guerra Civil española», cifra que recogen, según recalcan, de la «estimación del más riguroso estudio de las bajas» de aquel conflicto, la realizada por Ramón Salas Larrazábal en ‘Pérdidas de la guerra’, donde se calcula que entre aquellas víctimas hubo «6.800 sacerdotes y monjas».