El comisario de Justicia europeo, Didier Reynders, ha dicho este martes que el calendario con el que se trabaja para el lanzamiento del certificado para turistas inmunizados de coronavirus contempla que el sistema esté «totalmente operativo» ya a finales del mes de junio, tras su tramitación legal y desarrollo técnico contrarreloj de aquí a entonces.
«Queremos ser capaces de empezar con proyectos piloto a inicio de junio y poder arrancar con todo el sistema a finales de junio», ha indicado Reynders a la comisión de Libertades Civiles, Justicia e Interior del Parlamento europeo, al pedirle los eurodiputados mayor precisión sobre los tiempos.
En el curso del debate, el supervisor europeo para la protección de datos (EDPS), Wojciech Wiewiórowski, ha advertido de los problemas que plantea la iniciativa por el riesgo de crear «falsas expectativas» en materia de seguridad que no pueden garantizarse con los datos que hay, al tiempo que ha avisado de la falta de información concluyente sobre los tiempos de inmunización.
Bruselas apuntó en la presentación de la propuesta que debería echar a andar «en verano», sin aclarar si pensaba en el inicio o final de la temporada, pero tras el primer mes de trabajo y contacto con Estados miembro e instituciones, el comisario cree que se dan las condiciones para fijar junio en el calendario.
El Parlamento europeo, con quien el Consejo debe negociar los detalles del certificado, prevé tramitar la propuesta por el procedimiento urgente para permitir la adopción de un eventual acuerdo en la sesión plenaria de la primera semana de junio.
El objetivo es contar con un certificado digital –en versión online y en papel– que sea gratuito para todos los europeos y que recoja la información médica relevante con respecto al coronavirus, esto es, si el titular del documento está vacunado (cuándo y con qué suero), si está inmunizado por haber superado la enfermedad o si dispone de un test negativo reciente.
Con ello, los Estados miembro podrán adaptar a la situación médica de cada viajero las restricciones ligadas a la pandemia, por ejemplo eximiendo de la obligación de presentar una PCR negativa o de seguir una cuarentena si se acredita estar inmunizado.
Por eso, Reynders ha querido insistir en que «en ningún caso se trata de un pasaporte» y que la Comisión no tiene intención de regular su uso «más allá» de lo ya propuesto, porque el único objetivo que se persigue es reactivar progresivamente el derecho a la libertad de circulación que los europeos gozan dentro del espacio común y que se ha visto limitado durante la pandemia.
También ha precisado que la propuesta prevé que el certificado registre la administración de otras vacunas con permiso de emergencia en algún Estado miembro, aunque no cuente aún con la autorización de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), porque «no se puede excluir» que más adelante el medicamento sea aprobado por la autoridad europea.
En este caso, el comisario ha puesto como ejemplo la vacuna rusa Sputnik V que está en proceso de examen en la EMA, aunque no hay fecha para una posible decisión. Además ha advertido de que no se podrá obligar a un Estado miembro a aceptar certificados de vacunas que no hayan sido aprobadas para el uso en su territorio.