Los tres internautas que en octubre de 2016 publicaron mensajes ofensivos hacia Adrián, el niño de ocho años enfermo de cáncer que de mayor quería ser torero y que acabó falleciendo en 2017, volverán a sentarse este viernes, 7 de mayo, en el banquillo de los acusados.
Los tuiteros fueron absueltos por el juzgado pero luego la Audiencia estimó los recursos interpuestos por la fiscal coordinadora de Delitos de Odio, Susana Gisbert, la Asociación Nacional de Afectados por Internet y Nuevas Tecnologías (Anfitec) y Eduardo Hinojosa y ordenó repetir el juicio con un magistrado distinto al que juzgó inicialmente los hechos. Así, se ha señalado una nueva vista para este viernes en la Ciudad de la Justicia de Valencia.
Los acusados realizaron varias manifestaciones contra el niño torero tras la celebración de una corrida benéfica que tenía como finalidad recaudar fondos para el menor, quien murió seis meses después a causa de su enfermedad.
Uno de los acusados, a través de sus redes sociales, se quejó del gasto «innecesario» que conllevaba la recuperación del menor, cuya vida le importaba «dos cojones» porque probablemente ya estaba «siendo tratado en la sanidad pública» con su dinero.
Otro joven deseaba directamente la muerte de «un niño enfermo que quiere curarse para matar a herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir»; mientras que el tercer encausado criticaba a los internautas que apoyaban a «un niño que prefiere matar a un animal» y le deseaba también la muerte.
Inicialmente, el magistrado juzgador, aunque calificó algunas de las expresiones vertidas de «deleznables» o «repulsivas», no apreció en ellas un delito de*incitación al odio, contra la integridad moral ni de injurias graves, contrariamente a lo que sostenían las acusaciones, que pedían penas de entre uno y tres años de prisión para los implicados.
Durante el juicio, los tres jóvenes acusados mostraron su arrepentimiento por las publicaciones y dos de ellos se dirigieron directamente al padre del menor para pedirle disculpas.
Contra la absolución, se interpusieron diferentes recursos y la Audiencia los estimó al entender que lo que se declaraba probado en la sentencia, además de merecedor de los calificativos y reproche que utilizaba el juez, en referencia a las expresiones con que los acusados regalaron al menor enfermo, integraban un acto atentatorio a la integridad moral del menor, que se enteró de ello y, por más que tuviere mayor motivo de preocupación, como era la enfermedad que acabó llevándoselo, «le debió causar, pues objetivamente lo causan, un intenso dolor de alma, que es lo que integra el núcleo del delito», exponía.
Como este extremo no se había valorado en la sentencia, posibilitaba a la Audiencia la opción de declarar la nulidad del juicio y ordenar uno nuevo con un tribunal distinto, algo que se va a producir este viernes.