Pedro Arrojo, el íntimo de Ada Colau en la ONU para remunicipalizar el agua

La remunicipalización del agua es una de las medidas estrelladas de Ada Colau. El Tribunal de Cuentas, a instancias de Agbar, ha investigado las ayudas de 385.000 euros dadas por la alcaldesa de Barcelona a tres bufetes con el fin de poseer informes externos con el fin de poder devolver al sector público la gestión del agua.

La denuncia de Agbar se interpuso tras el sonoro varapalo del Tribunal Supremo a Colau en su intento de gestionar el agua que abastece a Barcelona, uno de los principales puntos de todos los programas electorales municipales de la formación morada en Cataluña.

Agbar cifró en 875.293,54 euros el «perjuicio» a los bolsillos de los barceloneses por la contratación de estos informes. Colau exigía a cambio un análisis jurídico y de infraestructuras sobre la remunicipalización del agua que costó 358.710 euros. A esta cantidad hay que sumarle otros «trabajos realizados en el ámbito» por casi medio millón, en concreto 499.925,08 euros. Agbar vincula este pago con el interés de Colau en gestionar el agua de la ciudad.

DIPUTADO EN EL CONGRESO POR PODEMOS Y DEFENSOR DE LA GESTIÓN PÚBLICA DEL AGUA

Con todo, Podemos y especialmente Barcelona en Comú han aupado a Pedro Arrojo para que fuera relator especial de la ONU en asuntos de agua. Arrojo es un viejo conocido de Colau y fue diputado por Zaragoza en el Congreso. Su interés es exactamente el mismo que el de la alcaldesa de Barcelona, defender la gestión pública del agua.

Colau asegura que las elecciones a la Generalitat no deberían tardar
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona

El papel de este profesor emérito del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza es denunciar el comercio del agua, asegurando que 2.200 millones de personas no tienen acceso a este bien natural, aunque matiza sus palabras después. Son personas pobres que viven en las cercanías de ríos contaminados. En una entrevista a El Mundo, Arrojo ha considerado «peligroso» la mercantilización de los derechos concesionales, otorgados por los propios Ayuntamientos debido a la falta de personal y medios para poder gestionar este bien.

ARROJO VE peligroso la mercantilización de los derechos concesionales

«A mí me parece peligroso tal y como se ha hecho», afirmó hace unos meses. En este sentido, aseguró que la deriva peligrosa consiste «en considerar el agua desde esa visión neoliberal de que todo se compra y se vende». Según su parecer, «un error» porque con «la lógica de mercado, lo que hacemos es transformar a la ciudadanía en meros clientes». «Lejos de resolver la crisis, lo que hacemos es agravarla», según afirmó.

LAS SOMBRAS DE UN PROFESOR DE ZARAGOZA

Pero el personaje de Arrojo tiene muchas sombras tras de sí. Fue presidente de la
Fundación Nueva Cultura del Agua, de la que aún aparece en el patronato, según la propia página web. Además, de haber sido socio-líder durante diez años de la polémica fundación Avina, que llegó a ser financiada por un cluster de poderosas multinacionales, pese a ser contrario a estas.

Bajo este paraguas promocionó dos Congresos Ibéricos sobre Planificación y Gestión de Aguas y del Encuentro Latinoamericano por la Nueva Cultura del Agua. Gracias a este apoyo pudo ejercer una intensa agenda en Latinoamérica. Sin embargo, numerosas asociaciones ecologistas le repudiaron por recibir los 100.000 euros de la Fundación a mediados del 2000.

DE SER SOCIO-LÍDER DE AVINA A RENEGAR DE LA POLÉMICA FUNDACIÓN

Arrojo tuvo que salir a la palestra para desvincularse de Avina, de hecho renegaba de esta organización, pese a ser presentado como socio-líder en varias entrevistas que aún circulan en Internet. Un informe sobre la fundación fue el detonante del distanciamiento.

Arrojo entró en contacto con el magnate suizo Stephan Schmidheiny, el principal inversor en esta fundación, en 1998 y condenado a 18 años de cárcel por utilizar amianto en sus proyectos. Las reuniones entre ambos se realizaban en la finca del suizo en Mallorca, a las mismas, según ha podido corroborar este medio, acudieron jesuitas latinoamericanos y dos personas de la máxima confianza del empresario.

Fruto de estas reuniones nació el ‘Grupo Palmera’, que desarrolló su plan para el crecimiento sostenible de Latinoamérica. Sin embargo, todos ellos formaban parte del núcleo duro de Avina en España. Un año después, se forma el Grupo de Zaragoza, que financia a la fundación a través de Carles Ibáñez, quien se alió con Víctor Viñuales (Fundación ECODES), que fue el contacto para la entrada de Arrojo y Sandra Benveniste, a la postre representante para España de Avina. La fundación se registra en el 2000, con sede social en el propio domicilio de Schmidheiny en Andraitx, Mallorca. Arrojo, en paralelo, crea Fundación Nueva Cultura del Agua el mismo año.

Por aquel entonces, el propio Schmidheiny financió un proyecto de bioconstrucción en Cáceres, operado por una filial de Avina, Ashoka, representada por Beatriz Fadón, próxima al círculo de Podemos. Sus vínculos prosperan años después, con la llegada de Jerónimo Aguado Martínez, a sueldo de la fundación Ashoka y senador de los morados en 2016.

La Fundación Nueva Cultura del Agua percibió ayudas económicas de Avina en 2004 mediante la firma de un convenio de colaboración institucional para el desarrollo de la Casa de l’aigua en Tortosa (Tarragona) y el establecimiento de la red por la Nueva Cultura del Agua en Iberoamérica.

LA RELACIÓN DE ARROJO CON UN CONDENADO EMPRESARIO POR USAR AMIANTO EN SUS PROYECTOS

La polémica sobre Schmidheiny se centra en los materiales utilizados para sus proyectos. En concreto, usó amianto. Fue condenado a veinte años «por desastre ambiental doloso permanente», según un tribunal de Turín.

La familia Schmidheiny fue la propietaria de Eternit, una corporación internacional líder en la fabricación de productos basados en amianto. Schmidheiny, para lavar su imagen, se dedicó a causas filantrópicas para el desarrollo sostenible, con una notable presencia en Latinoamérica. Fruto de esta labor, llegó a ser nombrado incluso asesor de la ONU.

EL SUIZO, NOMBRADO HONORIS CAUSA

Con este aclarado de cara, el suizo recibió honores para borrar como pudo su pasado. Así, ha sido nombrado doctor honoris causa por la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas (Venezuela). En ese acto estuvo presente Roberto Artavía, rector del INCAE, considerada la mejor escuela de negocios de Latinoamérica, y que también ha nombrado al suizo doctor Honoris Causa.

Entre otros, también estaban, el nóbel de la Paz y presidente de Costa Rica, Óscar Arias; María Emilia Correa, vicepresidente del Grupo Nueva; o Sushmita Ghosh, presidenta de Ashoka. Pero hay más nombres, como James Wolfensohn, presidente del
Banco Mundial.

Tras esta intensa carrera, Arrojo fue nombrado como relator especial del Derecho Humano al Agua y Saneamiento de Naciones Unidas en octubre de 2020. El modus operandi de Avina y Ashoka es sencillo y efectivo. Se centra en persuadir a los líderes de movimientos alternativos para financiarlos y regalar los viajes, conferencias y emolumentos. Además, forman un lobby que sirve de pasarela para relacionarse al máximo nivel, como Hill & Knowlton, Latham y Watkins MacKinsey. Ashoka obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2011, cuyo acto de entrega tuvo lugar en el Teatro Campoamor de Oviedo.