El concejal del grupo municipal Más Madrid y exdelegado del Area de Economía y Hacienda, Jorge García Castaño, no solo es una «lacra» o un «vago», como se le define en algunos círculos. Es también un vividor de la política. Desde 2003 está en el Ayuntamiento y su único trabajo es haber realizado unos meses la tarea de auxiliar de estadística.
García Castaño vive del dinero pagado en impuestos de todos los madrileños desde el 2003. Su incansable búsqueda por el asiento le ha permitido presentarse por hasta cinco partidos políticos. No le ha importado la ideología o las discrepancias entre ellos. Sólo ha tratado de asentar el trasero en el Consistorio de la capital.
«Es un profesional de la política», han asegurado fuentes que han trabajado codo con codo con él en una conversación informal con MONCLOA.com. Izquierda Unida, Convocatoria por Madrid, Podemos, Ahora Madrid y Más Madrid han sido las formaciones que le han abierto la puerta. Pese a vivir casi dos décadas del erario público, tan sólo ha conseguido ahorrar 54.479 euros.
JORGE GARCÍA CASTAÑO NO SE MUEVE DEL ASIENTO, PERO ACEPTA CAMBIAR LA IDEOLOGÍA
«Es una persona que no se mueve del asiento, pero acepta cualquier ideología. Es su modus vivendi», han asegurado las mismas fuentes. De hecho, su referente político es ni más ni menos que una de las decanas de la política española: Inés Sabanés.
«Está casi a la altura de Sabanés», han puntualizado las mismas fuentes. «Tan sólo cambian la etiqueta con la que se presentan, pero no aceptan moverse del asiento«, insisten las mismas fuentes.
Sabanés le ha podido dar lecciones de cómo sobrevivir en política sin dar más palo al agua. La catalana ha realizado toda su vida en política. Se afilió en 1982 en el Partido de Acción Socialista (PASOC), ocupó el puesto seis en las listas de IU en 1986, el mejor resultado electoral en la capital hasta entonces. En 1999, fue designada como candidata a la alcaldía en sustitución de Francisco Herrera. Tras el castañazo y la pérdida de cuatro concejales abandonó su escaño en el Congreso de los Diputados. Aguantó nuevas debacles electorales, como en 2003, pero le fue suficiente para mantener su asiento en el pleno.
Tras escindirse de IU, Sabanés intentó arrebatar la Comunidad de Madrid al PP. Se presentó en 2007 como la candidata de IU tras llegar a un pacto con Gaspar Llamazares. Los resultados mejoraron, pero todo apuntaba a su salida de la formación, que se materializó en 2011. Entonces aprovechó la coyuntura para entrar en Equo. En 2014, esta formación se integra en Ganemos Madrid y en 2015 se convierte en parte de Ahora Madrid, del que vive desde entonces.
JORGE GARCÍA CASTAÑO EMULA LA VIDA DE INÉS SABANÉS, OTRA GRAN PROFESIONAL DEL TRANSFUGUISMO
La vida de Sabanés es la que busca ahora emular Castaño. Tan sólo necesita 20 años más y la jubilación de quien fuera su madrina para lograr alcanzar este hito. Por el momento, Castaño ha logrado igualar el número de partidos de Sabanés, cinco, aunque está por ver cuánto aguantará Más Madrid en el Ayuntamiento debido a sus propios méritos. La formación aún tiene que explicar por qué ha dado su apoyo a entregar la medalla de Honor a Ana Botella, la exalcaldesa del PP de Madrid, y mostrarse en contra de Madrid 360, el Madrid Central ampliado que pretende aprobar José Luis Martínez-Almeida con los apoyos de Recupera Madrid.
No deja de resultar cuanto menos chocante que Más Madrid haya lanzado una feroz campaña contra Marta Higueras, José Manuel Calvo, Luis Cueto y Felipe Llamas. Los cuatro excarmenistas fueron purgados y silenciados por Más Madrid por orden de Rita Maestre y el beneplácito del resto de integrantes de la formación. Cave recordar, por ejemplo, que Cueto lleva sin intervenir en el pleno desde diciembre de 2019 pese a ser presidente de la comisión de Portavoz, Seguridad y Emergencias, con el temporal Filomena incluido; también fue vocal en la comisión de Desarrollo Urbano y de Obras y Equipamientos y de la comisión especial de Cuentas. Además, de ser concejal del distrito de Salamanca.
Jorge García Castaño y demás ediles aceptaron las órdenes de Rita Maestre, quien trata de gobernar con mano de hierro Más Madrid, un partido sin afiliados ni militantes, un mero instrumento para concurrir a las elecciones. Pero García Castaño se juega su sueldo. Sus estudios de Sociología y su corta experiencia laboral en la empresa privada no le darían el sueldazo que cobra del Ayuntamiento: 67.291 euros anuales, un salario bruto mensual de unos 5.607,65 euros.
EL SUELDAZO Y BUENA VIDA SIN DAR UN PALO AL AGUA
¿Está justificado su sueldo? Su agenda pública e institucional arroja luz y da respuesta sobre ello. En los últimos 236 días, García Castaño ha tenido cerca de 60 actividades públicas, la inmensa mayoría como oyente al asistir a plenos e intervenciones públicas de compañeros de escaño. Tan sólo un par de entrevistas a medios locales, un coloquio en la SER y la celebración de un matrimonio civil. Las cuentas son claras, un acto cada cuatro días, incansable su trabajo en el Consistorio madrileño. Por esta razón, los círculos cercanos le han criticado con dureza. Ni acude a actos de pancartas ni tampoco pisa la calle.
García Castaño, cuya vivienda se encuentra en el perímetro de Madrid Central, se ha opuesto a la medida de Almeida sin esperar a conocer los detalles ni siquiera a presentar enmiendas para mejorar la propuesta. El no como argumentación es la nueva y regeneradora política que viene a realizar quien lleva casi 20 años viviendo del erario público.
Quizá Más Madrid debiera fijarse en sus propias filas antes de utilizar la palabra «tránsfuga» como si fuera un insulto. La líder de la formación, la médico y madre Mónica García, ha ido más allá y ha acusado a Marta Higueras, Luis Cueto, José Manuel Calvo y Felipe Llamas de aceptar «favores» a cambio de su apoyo a Madrid Central. Todo ello sin prueba alguna.
«Es triste. Se antepone los sillones por encima de los intereses de Madrid. Una ordenanza de movilidad más contaminante la van a pagar en salud a cambio de que cuatro señores le den los votos a Almeida. Se llama transfugismo», aseguró Mónica García. Quizá debería preguntar a Inés Sabanés y a Jorge García Castaño, que de mantener el sillón y de transfuguismo podrían no sólo dar lecciones, sino dar un máster con todo incluido.