viernes, 13 diciembre 2024

Las vacunas Covid-19 activan la respuesta inmune en las personas que han recibido un trasplante

Las vacunas Covid-19 activan la respuesta inmune en las personas que han recibido un trasplante, según han observado un equipo de investigadores de la Saarland University (Alemania) en un estudio publicado en el ‘American Journal of Transplantation’.

Además, los expertos han demostrado que las pruebas de anticuerpos por sí solas no proporcionan un medio adecuado para determinar una respuesta inmune en este grupo de pacientes, por lo que han avisado de que también deben realizarse análisis de células T.

Un total de 400 personas se están inscribiendo actualmente en el estudio en curso, que aún está en curso. Para el artículo que se acaba de publicar, el equipo analizó datos de 110 personas, las cuales habían recibido dos dosis de una vacuna Covid-19.

Dentro de esta cohorte había 40 personas que se habían sometido a un trasplante de riñón, pulmón o hígado o tenían un corazón de donante y estaban siendo tratadas. Los 70 sujetos restantes eran individuos que no tomaban ningún fármaco inmunosupresor. «Una persona que ha tenido un trasplante de órgano necesita tomar varios medicamentos, cada uno con un tipo diferente de acción inmunosupresora, para evitar que su cuerpo rechace el órgano del donante. Con las enfermedades autoinmunes, un solo inmunosupresor suele ser suficiente», han recordado los expertos.

Cuando los virus ingresan al cuerpo, el sistema inmunológico genera anticuerpos que actúan en la sangre y en las membranas mucosas, como las de los pulmones. Los anticuerpos capturan el virus y lo neutralizan. En el caso del virus SARS-CoV-2, los anticuerpos se unen a las proteínas de las espigas que sobresalen de la superficie de las partículas virales.

Los glóbulos blancos conocidos como ‘células T auxiliares’ tienen una serie de funciones, incluida la de activar la producción de anticuerpos. El papel de las «células T asesinas» es destruir las células que se han infectado con el virus. En este sentido, las vacunas Covid-19 desencadenan estos mecanismos de defensa naturales.

En este sentido, los expertos no solo registraron si se formaron anticuerpos, sino que también analizaron cómo las diferentes células T eran activadas por las diferentes vacunas. Después del primer pinchazo, se pudo demostrar que la vacuna de ARNm de BioNTech/Pfizer era más efectiva en la generación de anticuerpos que la vacuna de vector viral de AstraZeneca.

La clasificación se invirtió cuando se estudió la formación de células T, que estaban presentes en mayor número después de una inyección de la vacuna basada en vectores. Sin embargo, cuando se estudiaron los pacientes que habían recibido un trasplante de órganos, los anticuerpos se detectaron solo en aproximadamente el cinco por ciento de los pacientes que habían recibido su primera inyección de vacuna, mientras que la cifra correspondiente fue del 80 por ciento en el grupo de control.

Ahora bien, se encontró una imagen más alentadora cuando se examinaron los niveles de células T, con células T detectadas en alrededor de una cuarta parte de los pacientes trasplantados. En el grupo de control, estaba por encima del 80 por ciento.

«Nuestro estudio no solo muestra que las diferentes vacunas Covid-19 actúan de manera diferente después de administrar la primera dosis, también descubrimos que las pruebas de anticuerpos por sí solas no son un medio apropiado para determinar si las personas inmunodeprimidas tienen un nivel adecuado de protección de la vacuna», han zanjado los investigadores.