El pasado mes de octubre la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet comunicaba a Alberto Rodríguez la pérdida del escaño como diputado de Podemos, tras ser condenado por el Tribunal Supremo por un delito de atentado a un agente de la autoridad. El exdiputado declaró el pasado 20 de octubre como investigado por darle una patada a un policía en una protesta contra la Lomce en la localidad de La Laguna, en Tenerife.
Por ello se le ha impuesto una pena de prisión de 1 mes y 15 días, además de la inhabilitación mientras dure la condena. Este último punto provocó que la formación morada solicitase la dimisión de la presidenta del Congreso de los Diputados, ya que la sentencia del Supremo no condenaba al canario a perder su escaño. Los portavoces de Podemos aseguran que la expulsión de Alberto Rodríguez es injusta y tiene un propósito ejemplarizante, y aunque anunciaron una querella por prevaricación contra Meritxell Batet, finalmente Rodríguez renunciaba a seguir con este procedimiento.
Sin embargo, ha seguido otras vías jurídicas contra la decisión del Congreso de retirarle el acta, y ha preparado un escrito dirigido a la Junta Electoral Central pidiendo explicaciones sobre el plazo de cumplimiento de su condena de inhabilitación. Los abogados del Alberto Rodríguez también se han dirigido al Supremo para solicitar a la sala de lo penal la suspensión cautelar de su condena hasta que se resuelvan los recursos presentados.
La retirada del escaño de Alberto Rodríguez se ha convertido en un problema jurídico que ha dado lugar a diferentes interpretaciones. Si bien en un principio los letrados no contemplaban la perdida del cargo del exdiputado, tras una consulta al Supremo por parte de Batet, los letrados cambiaron su punto de pista y avalaron la retirada del acta del político canario.
Tras este varapalo, Alberto Rodríguez anunciaba que dejaba la política y su militancia en Podemos, para dar inicio a otro ciclo en su vida, sin embargo esta semana retomaba el procedimiento con una estrategia legal para aclarar su condena.