Un fantasma recorre el Gobierno de España: el fantasma de Margarita Robles. La ministra de Defensa cuenta con auténticos hooligans que la han idolatrado a lo largo de su carrera profesional y esto les ha sido muy rentables en términos de ascenso profesional.
Hay un pequeño equipo de fieles seguidores de la socialista que, pese a que hace años mantenían un cargo discreto (ya fuera como sociólogo, militar o magistrado), han ascendido como la espuma gracias a Robles. Este grupo de aduladores profesionales es conocido off the record como “los margaritos”. Su pasión por la ministra de Defensa les ha llevado lejos. A cada uno en un punto distinto, pero lejos. Sin embargo, lo que cuentan fuentes del Gobierno es que la presunta bondad de Robles viene con factura y, sobretodo, con intereses. Que el Tribunal de Cuentas, el Ministerio de Defensa o el de Justicia esté trufado de “margaritos” es una decisión estratégica de la propia ministra que espera que le ayude en su futuro laboral. Pero tras su paso en el ministerio, ¿dónde acabará Margarita?
Son cuatro los “margaritos” más célebres de las instituciones. El número uno y el que más ha ascendido gracias a la ministra ha sido el consejero del Tribunal de Cuentas Diego Íñiguez. Éste magistrado fue previamente jefe de gabinete de la propia Robles y es uno de los “margaritos” más consagrados en el grupo. El pago que Margarita le ha hecho a Íñiguez por los “servicios prestados” como fiel adulador ha sido nada menos que una jubilación dorada de nueve años con un salario de 123.267,62 euros al año en 14 pagas en el Tribunal de Cuentas. Ya se lo llevó entonces al Ministerio de Defensa como su mano derecha. Pero en cuanto vio la oportunidad, Margarita Robles le colocó en esta alta institución. Total, nunca se sabe dónde acabará uno y de quién necesitará ayuda; aunque la obsesión de Robles con este tribunal arroja algunas pistas sobre dónde le gustaría acabar su carrera profesional…
se les conoce como “los margaritos” porque han sido ciegamente fieles a Robles y eso les ha ayudado a ascender
Íñiguez aún mantiene contacto estrecho con la ministra de Defensa y mantienen periódicos encuentros. Una relación laboral tan intensa durante tantos años no se rompe de un día para otro. Y menos en este caso, dado que Íñiguez es consciente de a quién le debe su cargo y por qué está ahí.
La pasión de los “margaritos” por su líder viene de lejos. Más concretamente, del paso de Robles por la asociación Jueces para la Democracia, ahora rebautizada con un toque más inclusivo, y de su etapa como vocal del Consejo General del Poder Judicial (2008-2013). Cuando la magistrada no era más que una representante de esta asociación de jueces y juezas progresistas, se empezó a conformar el grupo de “margaritos” porque muchos altos funcionarios vieron que la mejor forma de obtener buenos destinos era adular a la entonces representante de Jueces para la Democracia. Todos los que endulzaban el oído de la socialista consiguieron buenos destinos. “Se ocupa de los suyos”, detallan fuentes del Ejecutivo. Y desde que se convirtió en ministra, los favores a los suyos mejoraron sustancialmente.
Otro de los “margaritos” que da cuenta de ello, es el más adulador, respetando siempre en su primer puesto del todopoderoso Íñiguez. Se trata de quien, precisamente, sustituyó al flamante consejero del Tribunal de Cuentas. Hablamos de Juan José García de la Cruz, actual jefe de gabinete de la ministra de Defensa. Quienes coincidieron con él en el pasado reconocen no tener un buen recuerdo de “Juanjo”. No especifican por qué, pero su etapa como sociólogo no fue especialmente “brillante” (detallan) ni fue capaz de hacer buenos colegas en la profesión, tal y como desliza algún que otro excompañero. Pero lo curioso es que haya ascendido a jefe de gabinete desde su posición como asesor de la ministra. La llegada de Juan José sorprendió a todos por su nula preparación política o militar. Pero lo que más llamó la atención en Defensa fue el que se hiciera popular tan pronto como llegó al cargo de director de gabinete que su mujer también trabaja en el Tribunal de Cuentas. ¡Cuánta mano en este alto tribunal!
En un hipotético nuevo Gobierno socialista, Margarita Robles no seguiría como ministra
Tras García de la Cruz, no hay que dejar de mencionar a otro reconocido “margarito” que además de fiel seguidor de la ministra de Defensa ejerce también como los ojos y oídos de Robles dentro del Ministerio de Justicia. Este “espía” de Robles ha sido definido por algunos como el “margarito radical” que “habla muy suave”, pero lo cierto es que Manuel Olmedo, flamante secretario general para la Innovación y Calidad del Servicio Público del ministerio de Pilar Llop, ha sido capaz de ascender incluso en ministerios ajenos. ¿Por qué? Robles tiene mucho interés en todo lo que pase en torno al mundo de la justicia. Y más a sabiendas de que tendrá que recaer de nuevo en ese universo donde tiene tantos hooligans como detractores: el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Por el momento, la labor de Olmedo, tal y como detallan fuentes del Gobierno, es la de informar entre otras cosas de los movimientos que se hacen en referencia a la renovación de los vocales del CGPJ. Pero, como dato adicional, es importante tener en cuenta que el hecho de que Margarita haya colado a uno de los suyos a Pilar Llop deja claro el inmenso poder que Robles tiene en el Ejecutivo.
Pero la escuela de Margarita Robles no se ciñe exclusivamente a quienes la conocieron en el Consejo General del Poder Judicial, también los hay que fueron conscientes de qué teclas tenían que tocar con Margarita para ascender, como el teniente general Amador Enseñat y Berea, que se convirtió en un hombre de la “máxima confianza” de la ministra en cuestión de meses y su buena predisposición le valió el ascenso a nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME). Fuentes de Defensa deslizan que el hecho de que el teniente general haya llegado a este cargo es, en parte, porque Enseñat y Berea tuvo acceso al manual no escrito de los margaritos y supo cómo convencer a la ministra para que le llevara tan alto.
EL FUTURO DE MARGARITA
Fuentes del Ejecutivo lo tienen claro desde hace meses: Margarita Robles no continuará en el Consejo de ministros si el PSOE revalida la presidencia del Gobierno. Sánchez la mantuvo cerca porque Robles fue de las pocas que le fueron leales durante sus horas bajas frente al partido. Cuando la expresidenta de Andalucía, Susana Díaz apartó a Sánchez de la cabeza de la formación, Robles se mantuvo fiel en todo momento. Pero a medida que ha avanzado la legislatura, el presidente se ha ido cansando de la actitud de la ministra.
Robles se ha entrometido en muchos asuntos de Estado, pero el que más ha irritado al presidente del Gobierno, según cuentan fuentes del Ejecutivo, fue el empeño en conocer todos los pasos que se daban en relación a la renovación del Consejo General del Poder Judicial. La ministra ha querido influir en el nombre de los vocales para así tener amigos dentro del CGPJ, un gesto que le costó incluso una fuerte llamada de atención por parte del presidente del Gobierno, harto de que Robles se entrometiera en asuntos que a priori no le competen.
Todo esto y el intento de Sánchez de colocarla como candidata del PSOE en la Comunidad de Madrid dejan claro que desde Moncloa no quieren renovar a la ministra. La magistrada lo tiene claro y ya mira en qué destino podría jubilarse, pero para tener opciones antes debería tener amigos en las altas instituciones que la puedan ayudar a obtener un buen destino. Y es ahí donde entran los “margaritos” dispuestos a agradecer la fidelidad y apoyo de estos años.