El nuevo ministro de Universidades, Joan Subirats, prevé que la futura Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), impulsada por su antecesor, Manuel Castells, esté aprobada definitivamente en el primer semestre de 2023.
«Tenemos un compromiso de que la LOSU está aprobada antes de finalizar el primer semestre de 2023, si consideramos que, en una ley orgánica, la tramitación parlamentaria puede estar en unos 6-7 meses», ha señalado.
En un encuentro informativo con los medios, Subirats ha explicado en qué momento se encuentra el anteproyecto, que fue analizado en Consejo de Ministros el pasado verano, así como de otros asuntos que atañen a su Departamento.
La intención del ministro es dar un carácter continuista a la propuesta de Manuel Castells pero, por otro lado, dotar a la norma de personalidad propia, ya que, según ha afirmado, quiere tener tiempo para «calibrar» el actual borrador del anteproyecto para así tramitarlo de manera «más tranquila». «Hacerla mía quiere decir acabar de encontrar mi grado de acuerdo y satisfacción con la ley, a partir no de mi voluntad personal, sino por lo que contraste con el conjunto de actores que forman parte del sistema», ha explicado. Y ha añadido: «También con los estudiantes».
En este sentido, ha asegurado que su intención es que, en el más breve plazo de tiempo posible, una vez se haya reunido con rectores, estudiantes, sindicatos y grupos parlamentarios, se forme una idea de qué aspectos de la ley están más «maduros» y cuáles son susceptibles de «cierto retoque», ya que considera que «las fronteras entre lo estructural y lo específico no son claras». Precisamente, a corto plazo, esta misma tarde se reunirá con la Crue, y en las «próximas semanas» hará lo propio con los grupos parlamentarios.
En cualquier caso, su voluntad es que la ley guarde «equilibrio», pues a su juicio, una ley orgánica como pretende ser la LOSU tiene que adaptarse a las distintas realidades, para facilitar así la autonomía de las comunidades autónomas y las propias universidades, la diversidad y la igualdad, según ha explicado. Ahí el papel del Ministerio, según Subirats, es de «planificación, redistribución y evaluación», pero también el de «generar dinámicas de cambio».
Por otro lado, el ministro se ha referido a la EBAU, examen de acceso a la universidad en España que, a su parecer, «no puede ser ni excesivamente centralizado ni excesivamente atomizado». «Se tienen que dar unas condiciones de funcionamiento del sistema que permita que una persona pueda acceder a la universidad con unas condiciones parejas», ha dicho Subirats.