Los secretos de los chefs para lograr que las costillas estén bien jugosas

Si eres un carnívoro empedernido disfrutaras de un buen menú de costillas asadas o a la brasa, mejor cuanto más haya que chuparse los dedos. Y sabrás que es un poco decepcionante cuando, después de esperar a que se asen, con el estómago rugiendo, le das el bocado a una porción y encuentras que han quedado secas. Sin embargo es fácil evitar que esto vuelva a ocurrir si sigues los consejos de los chefs. Solamente sigue paso a paso estos trucos y consigue que las costillas al horno queden tan jugosas y tiernas que sorprendan a todos los comensales.

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CÓMO HORNEAR LAS COSTILLAS

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Empezamos por las costillas que, como decíamos, hay que hornear siguiendo unos pasos para que no nos queden secas. Antes de nada precalentamos el horno a 140º durante unos 15 minutos. En una tabla de cortar, colocamos el costillar hacia abajo y localizamos una fina membrana que aparece sobre los huesos. La retiramos tirando de ella, con los dedos o utilizando un trapo, si se resbala. Es una recomendación de los chefs porque esta tela dificulta un poco la cocción y entorpece que la carne absorba los sabores. Después sazonamos la carne por ambos lados con sal y pimienta al gusto, y la ponemos en una bandeja de horno. Si no cabe entero, cortamos el costillar por la mitad. Cubrimos con un trozo de papel de aluminio y lo metemos todo en el horno.

Como apuntábamos antes, si queremos unas costillas jugosas plato debe prepararse sin prisas, así que dejaremos que se ase durante 3 horas y media, o 4 horas hasta que comprobemos que la carne se separa del hueso con facilidad. A continuación, sacamos del horno, desenvolvemos y untamos con la salsa barbacoa por los dos lados. Metemos de nuevo en el horno a 200°C durante unos 4 minutos para que se dore.