El impulsor de la Ley de Bienestar Animal se manifiesta contra su propia ley

El exceso de trabajo (más de una semana) ha pasado factura a Sergio García Torres, director general de Derechos de los Animales. Tanto, que en el Gobierno están especialmente impresionados por el hecho de que se haya manifestado contra sí mismo. Este alto cargo de Podemos no ha tenido otra labor que sacar adelante la Ley de Bienestar Animal, algo que le ha puesto en contra de varios sectores, no solo de la caza, sino también los criadores. El nombre es muy bonito, pero el trasfondo de la norma trae problemas de todos los colores. El pasado domingo hubo dos manifestaciones, las dos en contra de cómo saldrá la ley. Y en una de ellas participó su propio impulsor, Sergio García Torres.

Sergio García, director general, está tan confuso que se hiere a sí mismo. Hubo dos manifestaciones el pasado domingo. Una primera que hablaba de que había problemas con la norma porque no se había incluido a los perros de caza dentro de la ley; Es decir, que están protegidos todos los perros excepto los de caza porque el PSOE se ha plegado a las peticiones de este colectivo. Y una segunda que fue menos seguida por los medios de comunicación que directamente protestaba contra la ley por el hecho de que buscará la ruina a muchas familias que se dedican a la cría y venta de animales a la que se sumaron los propios cazadores. La segunda fue un cajón desastre de varios colectivos. La primera del propio Sergio García Torres. Lo que no se dio cuenta es que la norma es suya y que es su propio partido el que votará a favor de esa especificación con los perros de caza que tanto le tensa.

«Miles de personas hemos salido a la calle hoy en 45 ciudades para reivindicar #MismosPerrosMismaLey Esperamos que el PSOE reflexione, rectifique y retire la enmienda que excluye a los perros de los cazadores», ha comentado el director general de Derechos de los Animales, Sergio García Torres. La idea es simple, lo que no cuenta es que el propio partido de este alto cargo de Podemos que ahora trabaja para Lilith Verstrynge votará a favor de esta excepción que tanto le molesta. Que haya participado en la protesta no significa que vayan a votar en contra de la Ley de Bienestar Animal. 

LA ORIGINAL

Tiene puntos fuertes y puntos flojos, pero lo cierto es que la Ley de Bienestar Animal ha venido para quedarse. Tras dos años de «duro» trabajo de Sergio García Torres, director general de Derechos de los Animales, la Ley de Bienestar Animal ha enfilado su tramo final para entrar en vigor. Los más damnificados por esta ley son, como era de esperar, los cazadores. Hay otros colectivos como aquellos que fomentan la cría ilegal de perros o gatos que también saldrán mal parados. Pero lo cierto es que los cazadores son los más perjudicados por una norma que castigará especialmente el maltrato animal. En concreto, las rehalas, esa forma de caza que pasa por llevar una buena cantidad de perros para rastrear y matar posteriormente a la presa, estarán vigiladas con lupa dado que hay varios artículos de la ley a los que podrían aferrarse los agentes para empapelar al cazador. Y desde las asociaciones de caza ya han puesto el grito en el cielo por el hecho de que no les dejen disfrutar de su deporte favorito.

La Ley de Bienestar Animal contempla, para empezar, que todos los animales que contribuyen al proceso de caza con rehala están sujetos a la norma, por lo que no hay forma de que los cazadores puedan esquivar las consecuencias penales que acarrearía el presunto maltrato animal. La ley define un animal doméstico como aquel «mantenido por el ser humano, siempre que su tenencia no tenga como destino su consumo el aprovechamiento de sus producciones cualquier uso industrial cualquier otro fin comercial lucrativo y que pertenezca a una especie que esté incluida en el listado positivo de animales de compañía». Con esta lectura, los cazadores no podrán considerar a sus perros de rehala como una herramienta para un fin, lo que habían hecho hasta ahora.

Para la ley, además, un animal abandonado es «todo animal incluido en el ámbito de aplicación de esta ley, que vaga sin destino, sin control sin el acompañamiento supervisión de persona alguna, estando no identificado su origen persona titular responsable y no habiendo sido denunciada su pérdida sustracción en los plazos establecidos», algo que hace que tiemblen las piernas de los cazadores dado que es común que en las rehalas se pierdan por la montaña más de uno y dos de los perros que la componen. El hecho de que se penalice el abandono de animales domésticos (y que los perros de rehala sean considerados como tal) implica que un agente del Seprona podría multar al cazador de turno por el hecho de que haya dejado que uno de sus perros de rehala se pierda.