Sánchez y Puigdemont, la clave del tóxico romance despreciado por la derecha

Pedro Sánchez ha traspasado todas las líneas rojas autoimpuestas por el PSOE. El autócrata ha pactado con PNV, ERC y los comunistas de Unidas Podemos para establecerse en La Moncloa y se prepara ahora el escenario para arrancar una abstención o un apoyo de Junts, liderado desde Waterloo por el huido Carles Puigdemont. Este escenario fue menospreciado por buena parte de la derecha, con una nula probabilidad de éxito, pero es más que posible dado el batacazo del independentismo catalán, cuya fuga de votos ha ido a parar a los socialistas de Salvador Illa.

El presidente del Gobierno en funciones tendrá que abonar un peaje, un pacto considerado «tóxico y muy duro» para los socialistas de la vieja guardia, liderada aún por Felipe González. El PNV, Bildu y ERC han exigido un referéndum de independencia, con todas las garantías y vinculante. Pero este escenario es imposible, por más que el PSOE lo acepte.

Y es que, para convocar una consulta de estas características es necesaria una profunda reforma de la Constitución y se necesita una mayoría absoluta de dos tercios en el Congreso, es decir, 234 escaños en el Congreso, un número inalcanzable. Por otro lado, se necesitan, además, otros 174 senadores y el PP tiene ahora mismo la mayoría absoluta en la Cámara Alta. Una vez pasado el trámite de las Cortes Generales, el Gobierno tendría que convocar elecciones y el nuevo Ejecutivo debería refrendar la modificación. Es decir, una nueva convocatoria electoral.

PEDRO SÁNCHEZ Y PUIGDEMONT CHOCAN CON LA MAYORÍA ABSOLUTA DEL PP EN EL SENADO

Puigdemont también conoce esta ley para cambiar la Constitución, pero sólo mira para y por Cataluña y sus votantes. Su principal premisa pasa por bloquear cualquier investidura, incluso si el PNV, ERC y Bildu aceptaran volver a colocar a Sánchez en La Moncloa. En este sentido, el líder del separatismo más irredento exige una ley de amnistía, el referéndum y eliminar la causa judicial del ‘procés’. Tres requisitos para arrancar el inicio de un diálogo, tres peticiones innegociables e inamovibles. Una situación que ya se vivió durante el 2016, cuando las cadenas independentistas llenaban las carreteras y calles de las principales ciudades.

los socialistas trabajan en una negociación con Junts, pero con la posibilidad de una repetición electoral encima de la mesa

Los socialistas sopesan un escenario más benigno, como pactar una consulta «no vinculante» e incluso un posible pacto fiscal, similar al concierto económico del País Vasco, que engrosaría la soberanía autonómica. «No aceptamos la amnistía», han señalado las fuentes consultadas. En este sentido, los socialistas trabajan en una negociación con Junts, pero con la posibilidad de una repetición electoral encima de la mesa.

LA VÍA DEL ESTATUTO, SIN MAYORÍA PARA PODER REALIZARLA

Ante estos requisitos, Salvador Illa, líder del PSC, echa el freno y descartan, por el momento, cualquier escenario que pase por una consulta, pero al mismo tiempo ha pedido a Junts «estar a la altura de los resultados» y permita gobernar al PSOE con la abstención en la segunda vuelta de la investidura. «No creo que la gente esté en una repetición electoral», ha considerado. Y es que, en caso de que Puigdemont mantenga su posición, Pedro Sánchez podría tener que convocar elecciones para las fiestas de Navidad.

Sin la opción de un referéndum acordado, la postura del PSOE podría pasar por recuperar la negociación de un nuevo Estatuto de Autonomía. La anterior reforme fue cercenada por el Tribunal Constitucional en 2010, cuya sentencia fue muy criticada por todos los medios de corte catalanista, nacionalista e independentista.

Esta vía no es nueva, pero se necesita un apoyo masivo en el Parlament y en el Congreso para llevarla a cabo, en concreto, las dos terceras partes de ambos hemiciclos. Tal y como muestran las matemáticas, tanto PP como Vox tendrían que dar su brazo a torcer, un escenario prácticamente imposible.

EL PSC DE SALVADOR ILLA ESPERA PACIENTE LA RESPUESTA DE PUIGDEMONT

Para los socialistas de Illa, flamantes vencedores en estas elecciones generales en Cataluña con 19 escaños y fuerza más votada. El PP de Barcelona, por su parte, ha obtenido más votos que ERC y Junts por primera vez, pero se ha situado como quinta fuerza al concentrar el voto en Barcelona y Tarragona, donde ha logrado un representante. A la luz de este escrutinio, ERC y Junts se han quedado por detrás también de Sumar en votos, pero no en asientos.

Carles Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat es decisivo para gobernar en la España de Pedro Sánchez
Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, decisivo para gobernar en la España de Pedro Sánchez

La situación prevista para estos comicios dista y mucho de la realidad. La derecha, con el PP y Vox al frente, menospreciaron a Puigdemont. No sólo en estos comicios, sino durante los últimos meses. Los insultos hacia el expresidente de la Generalitat eran la tónica y constante a la hora de referirse al fugado. Por otro lado, el PSC ha tratado de montar un cordón sanitario en torno a Junts, envuelto en una guerra interna y contra ERC para disputarse la hegemonía del separatismo. Todo ello, con el aderezo de la pérdida de inmunidad y el reparto de asientos tras las pasadas elecciones municipales.

PUIGDEMONT, ÚLTIMO ENTRE LOS INDEPENDENTISTAS PERO DECISIVO

Los votantes, por otro lado, también han hecho distinción entre las elecciones municipales y generales. Junts ganó en Barcelona, pero no logró gobernar. Este domingo, el PSC ha arrasado en la Ciudad Condal, mientras que Puigdemont se ha quedado en quinta posición, por detrás de Sumar, PPC y ERC. Puigdemont ha recibido el menosprecio de derecha e izquierda con el fin de arrinconarlo, pero su decisión es clave para poder gobernar en España, aunque su posición es tan fuerte que puede mantenerse en sus trece y aglutinar los votos en esta opción abiertamente independentista, bandera que ha abandonado ERC para desinflar el suflé separatista.

Los socialistas de Salvador Illa, por otro lado, esperan pacientes a los movimientos de ERC y Junts, sin exigencias ni aspavientos ante las negativas. La tranquilidad y calma reinan ahora en la barcelonesa calle Pallars y no es el momento ni tampoco hay lugar para presionar a los de Pere Aragonès para convocar unas elecciones anticipadas en Cataluña, un escenario que se abrió este domingo de par en par ante la brusca caída y pérdida de escaños de los republicanos de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián. Aragonès tiene ahora que decidir si las convoca tras la debacle de su partido.