La otra cara de la JMJ: «insultos y lanzamientos de piedras» a católicos LGTBI

La «juventud del Papa» de la JMJ no profesa con las palabras del Santo Padre sobre la comunidad LGBTI. A pesar de que el Pontífice Francisco asegurara que «la Iglesia está abierta a todos, también a los homosexuales», durante la Jornada Mundial de la Juventud de este 2023 celebrada en Lisboa, las diferentes comunidades cristianas LGTBIQ+ han denunciado públicamente que han sufrido agresiones, insultos o lanzamientos de piedras en diferentes eventos organizado por el «Centro-arcoiris». Estos actos, a pesar de no formar parte del programa oficial de las jornadas sí contaban con el apoyo de Global Network of Rainbow Catholics.

La JMJ ha sido protagonista de la información católica del verano por vestirse con aires de festival, curas DJs o acampadas multitudinarias en las que jóvenes católicos dormían amontonados y a la intemperie en un espacio que bautizaron como el «Campo de Gracia». Dentro de estas jornadas, las personas católicas y LGTBIQ+ también buscaban un espacio «seguro» y de reconocimiento dentro de la comunidad religiosa. Sin embargo, no solo sus actos se vieron boicoteados, sino que hasta cinco miembros de este grupo sufrieron agresiones morales y físicas que, a pesar de denunciarlas debidamente en la policía, también han querido reivindicar de forma pública.

Aunque estas comunidades han catalogado de «histórica» su presencia en esta JMJ 2023, también han lamentado «dos lamentables situaciones de acoso y violencia por parte de otros asistentes». Y es que el Centro-Arcoiris organizó una Eucaristía el 3 de agosto para que los cristianos LGTBIQ+ compartieran un acto que definen como «el más destacado de los sacramentos», el cual fue «boicoteado» por otros peregrinos «portando crucifijos y cantando a viva voz en latín». Los afectados aseguran que la policía portuguesa tuvo que intervenir el acto, lo que evitó daños físicos, aunque «los daños morales son numerosos», según informó el Centro-Arcoiris en su comunicado, asegurando que “La desesperación de ser agredidos e insultados sin que otros peregrinos los apoyen dejó marcas profundas y temores de lo que pueda pasar en el futuro».

Los jóvenes de la JMJ, pacíficos pero no con todos

Además de este altercado que tuvieron que vivir los cristianos LGTBIQ+ durante un acto organizado por ellos, también sufrieron diferentes discriminaciones en la Vigilia que formaba parte del programa oficial de la JMJ y que destacaba por la presencia del Papa como invitado especial. Durante la celebración de este acto, diferentes peregrinos fueron discriminados por su condición sexual y por mostrarla abiertamente en un lugar en el que, el propio Pontífice Francisco, aseguró que también pertenecía al colectivo LGTBIQ+. Así, un grupo de católicos de dignityUSA tuvieron que abandonar la Vigilia por el constante acoso a su presencia y el cuestionamiento de su fe o de la bandera que portaban, la cual incluía la visibilidad LGTBIQ+ en el logotipo.

En el mismo evento pero en otro lugar de la Vigilia, un grupo de cristianos portugueses pertenecientes al Centro Arco-Íris sufrieron peores consecuencias por expresar libremente su pertenencia a esta comunidad. Según el comunicado de este colectivo, estos peregrinos pasaron esa noche en comisaria después de haber sido víctimas de lanzamientos de piedras, de insultos, empujones y del robo de la bandera que portaban por parte de otros católicos que estaban ese día esperando las palabras del Papa Francisco.

Ni un paso atrás contra los «corazones de piedra»

Los cristianos LGTBIQ+ consideraban que la Vigilia Papal era «un lugar seguro», pero ellos mismos afirman haberse equivocado. A pesar de que el Santo Padre les haya apelado pidiéndoles que «no tengan miedo», el Centro Arco-Íris no solo asegura que no darán ni un paso atrás ante «los corazones de piedra», sino que también aseguran que en la próxima Jornada Mundial de la Juventud estarán preparados y se organizaran «mejor» para «estar todos juntos». Sin embargo, lamentan tener que tomar esta postura, pero también afirman que este tipo de violencias son una muestra de que estos eventos «aun no son un espacio seguro» para que las «personas vulnerables» puedan asistir solas.

Además, a la vez que agradecen las palabras del Papa Francisco, también piden responsabilidades a los organizadores de la JMJ, solicitando que «tanto los que tienen su sede en Lisboa como en el Vaticano» se reúnan con los miembros de sus comunidades para que puedan comprender su experiencia y su necesidad de seguridad y respeto dentro de la Iglesia. Así, este tipo de agresiones suponen un ejemplo de cómo la comunidad LGTBIQ+ no está integrada dentro del catolicismo, a pesar de la postura del actual Papa, quien aseguró que la Iglesia «no es una empresa a la que se tiene que autorizar para entrar”.