Pedro Sánchez pierde en el laberinto de Puigdemont y pone a prueba al PSOE

Pedro Sánchez es un superviviente de la política y mide cada paso si el camino conduce al objetivo de permanecer en La Moncloa, un asiento que da acceso directo a los viajes en Falcón. Hasta ahora, el presidente del Gobierno en funciones no ha contado con Junts. La formación liderada por Carles Puigdemont desde Waterloo no era necesaria para sus fines, pero los españoles han votado y el PSOE ha optado por realizar un cordón sanitario al PP y Vox antes que llegar a puntos de encuentro con los de Alberto Núñez Feijóo.

Para este bloqueo contra la parte conservadora y de centro, el PSOE ha hecho extraños aliados. Durante la pasada legislatura selló acuerdos con Bildu, ERC, PNV, Teruel Existe y cuantos partidos hicieran falta para alcanzar la ansiada cifra de los 176 escaños. Para esta nueva legislatura, siempre y cuando Feijóo no obtenga los cuatro escaños que apoyen su Gobierno, Pedro Sánchez se ha echado al monte y ha abierto la posibilidad de un pacto con Puigdemont, el mismo prófugo que tiene orden de busca y captura en España por el supuesto delito de malversación.

Para ganarse el favor de los independentistas, los socialistas han modificado el Código Penal, indultado a los políticos presos, como Oriol Junqueras, líder de ERC, y sellar acuerdos de gobernabilidad en distintos Ayuntamientos y Diputaciones catalanas.

PUIGDEMONT, INMUNE AL MANUAL DE PEDRO SÁNCHEZ

Por el momento, Pedro Sánchez ha demostrado ser un gran ejemplo de su manual de resistencia. Fue expulsado, pero volvió para liderar al PSOE y no bajarse del Falcón. Para ello, ha anunciado que llegará a un acuerdo con Junts y que superará su votación en la investidura. Todo un augurio, mientras la Presidencia de España en la UE pasa con más pena que gloria por las fuertes manifestaciones del campo español contra Luis Planas, ministro de Agricultura en funciones.

España dispara los impagos por los laudos con Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante el insaciable Puigdemont

Con el discurso de Puigdemont, a tan sólo 200 metros del Parlamento Europeo, Pedro Sánchez tiene ahora la pelota en su tejado. Si busca perpetuarse en el poder a toda costa, aceptará tramitar una ley de amnistía, pactar un referéndum sobre la independencia de Cataluña y poner 20.000 millones extra anuales para hacer la paz con el supuesto expolio fiscal al territorio. Tres condiciones para entablar la mesa de negociación. Es decir, Puigdemont las exige antes de iniciar la votación de Pedro Sánchez. Los pasos parlamentarios son muy caprichosos y sólo una ley tramitada de urgencia podría cumplir con los plazos exigidos por Puigdemont.

En frente de Pedro Sánchez, no obstante, se encuentra un obstáculo inamovible: la Constitución Española, que no permite la amnistía sin más. De hecho, hasta hace tan sólo unas semanas, voces socialistas apuntaban a la inconstitucional maniobra y está por ver qué dirán los letrados del Congreso sobre esta pretensión.

LA LEY DE AMNISTÍA Y EL RECONOCIMIENTO DE LA DEBILIDAD DEL ESTADO

Desde el PSOE apuntan que la ley podría tramitarse y trasladar el problema al Tribunal Constitucional, una solución práctica e incoherente al mismo tiempo, toda vez que Pedro Sánchez ha insistido en buscar «soluciones políticas» al desafío separatista de Puigdemont. El líder de Junts tendría que esperar a la decisión de los designados por PSOE y PP, un tiempo que podría provocar fuertes fricciones e incluso provocar la misma reacción que en 2017, con medidas unilaterales y la vuelta a los disturbios. En resumen, una mayor confrontación, donde Puigdemont nada más tranquilo que el PSOE, preso ahora de quienes buscan la ruptura con España y los comunistas.

El PSOE se tendría que ver obligado a recular antes que dar pábulo a UN LEGITIMADO Puigdemont

Esta situación pondría en riesgo el papel de Estado del PSOE. El pago a esta ruptura con el Estado de Derecho podría traducirse en la pérdida de escaños y un incremento del separatismo en Cataluña, con una sociedad dividida, como viene ocurriendo desde 2012 pese a los mensajes de tranquilidad de Salvador Illa, líder del PSC.

En caso de obtener la amnistía, Puigdemont regresaría a España triunfante, con vítores por parte de los suyos y las orejas gachas de ERC, más empeñado en matar al procés que en gobernar Cataluña. Los ánimos en el bloque independentista están muy calientes e incluso hay quien exige expulsar a los republicanos de la Diada por su traición a Junts y al mandato al 1-O. Cabe señalar que Puigdemont no esconde la vía unilateral y no dudará en volver a usarla para afianzar a Junts.

PUIGDEMONT EXPRIMIRÁ A PEDRO SÁNCHEZ

Tras la amnistía, el referéndum y el pago del pacto fiscal, Puigdemont podría exigir nuevas prebendas para sí y Cataluña. Si Moncloa paga las primeras, las segundas costarán menos, a pesar de provocar una división interna ya no sólo con la vieja guardia, sino también con los propios votantes. Un PSOE prácticamente desconocido y del que avisaba el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba hace apenas seis años.

Con la amnistía, Puigdemont es el único que sale ganando. El PSOE obtendría el apoyo a corto plazo, pero es sabido que el objetivo es la independencia de Cataluña. Con el ex presidente de la Generalitat campando a sus anchas, se mostrará la debilidad del Estado de Derecho ante el mismo que trató de romperlo por la vía unilateral. Un flaco favor que podría borrar las opciones del PSC para presidir la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas y un error que se podría pagar caro en unas generales, especialmente por los votantes extremeños y andaluces.

En el PSC se busca cerrar la brecha del procés con tiritas y parches, mirando a los próximos comicios. No obstante, el independentismo no está muerto, como muchos hacen creer. Más a tenor del resultado electoral de Barcelona, con Junts como primera fuerza, y ahora con la pinza de Puigdemont acechando. Y es que, dar luz verde a la amnistía sería asumir que el Estado no actuó como debía ante el órdago separatista. El PSOE se tendría que ver obligado a recular antes que dar pábulo a Puigdemont, pero el Gobierno, con Yolanda Díaz a la cabeza, le ha legitimado.