El PSOE inicia la negociación por la amnistía con Carles Puigdemont

El PSOE de Pedro Sánchez mantiene su secretismo sobre la amnistía, la medida de gracia que exigen tanto ERC como Junts para dar su apoyo a la investidura del El presidente del Gobierno en funciones. El PSOE aún no tiene marcada una «posición concreta» al respecto, pero las diferentes almas de los socialistas muestran caminos separados e incluso visiones contrapuestas.

Cabe señalar que Carles Puigdemont ha exigido verse con la parte socialista del Gobierno, al menos con Félix Bolaños, ministro de Presidencia, e incluso con Pedro Sánchez. Ya lo hizo con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, en un acto público y entre risas.

Sin embargo, el PP preguntará sobre si Bolaños como el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se han entrevistado con el prófugo de Waterloo en la embajada de Colombia en Bruselas, según ha publicado La Información en un artículo de opinión. Los ‘populares’ han exigido explicaciones sobre estas presuntas negociaciones, más cuando Puigdemont es un prófugo de la justicia. El Gobierno ha salido al paso al tacharlo de «bulo».

Por un lado, la ‘vieja guardia‘, liderada por Felipe González y Alfonso Guerra, como voces importantes, con Joaquín Leguina a la cabeza, se han posicionado completamente en contra de facilitar cualquier investidura si hay que pagar el peaje de la amnistía, que no tendría cabida dentro de los márgenes de la Constitución. De hecho, el pleno del Tribunal Constitucional será quien dictamine si el pago a ERC y Junts encaja en los márgenes de la Carta Magna, pero sin aceptar presiones de ningún tipo, en una clara referencia tanto al PSOE como a PP y Vox.

LAS TRES ALMAS DEL PSOE FRENTE A LA AMNISTÍA

Dentro del PSOE hay quien aboga por hacer pedagogía desde ya para dar a conocer las bondades de la amnistía. «Hay que venderla en Andalucía, Madrid, Castilla-La Mancha, Valencia…», señalan quienes promueven esta estrategia.

No obstante, al frente de la misma se encuentra Salvador Illa, el líder del PSC, quien ha mostrado su rechazo a aceptar la amnistía así como a rechazarla. Un doble juego que sirve para tranquilizar a los socialistas catalanes, un cierre de filas donde nadie se mueve ni para ir abiertamente a la manifestación del próximo 8 de octubre, un día clave para el constitucionalismo que rememorará la salida a las calles de hace seis años para defender la unidad de España y mostrar su rechazo al desafío independentista.

Hace seis años, el PSC se negó a asistir como partido y el entonces líder, Miquel Iceta, fue la ausencia más destacada. Sin embargo, Salvador Illa estuvo en la pancarta política, junto a Santiago Abascal (Vox), Inés Arrimadas (Ciudadanos) y Alejandro Fernández (PP), entre otros, una imagen que el PSC trata de olvidar tras el ataque a la foto de Colón por parte de los socialistas.

Carles Puigdemont ha exigido verse con la parte socialista del Gobierno, al menos con Félix Bolaños, ministro de Presidencia, e incluso con Pedro Sánchez

El PSOE de Pedro Sánchez ya tiene a su equipo negociador en marcha, al que se ha sumado Óscar Puente, un valor al alza a pesar de perder la Alcaldía de Valladolid en las pasadas elecciones autonómicas, mientras que los socialistas mantienen en un segundo plano a Patxi López, portavoz en el Congreso y futuro candidato a las elecciones vascas del próximo año.

EL EQUIPO NEGOCIADOR, ENTRE NUEVOS Y VIEJOS RECAMBIOS

En ese mismo equipo se encuentran Jesús Eguiguren, condenado por agresión a su pareja; María Jesús Montero, ministra de Hacienda; la ministra Pilar Alegría; Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE; y Hana Jalloul, que se recupera de su paso por la Asamblea de Madrid a la política nacional como secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE.

Así las cosas, el PSOE de Pedro Sánchez ha comenzado las conversaciones previas antes de entrar en la negociación con ERC, Junts, PNV, Bildu y Sumar, votos imprescindibles para mantenerse cuatro años más en La Moncloa. En caso de fallar uno solo de los apoyos -cada partido tiene al menos cinco diputados-, la investidura sería fallida y abocaría a la repetición electoral para mediados de enero o bien para incluso el día después de Reyes.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE

Los socialistas exploran todas las vías posibles y no se descarta una alternativa de última hora con un posible acuerdo con el PP por la abstención, aunque es una posibilidad remota tras haber cargado duramente contra los ‘populares’ durante las últimas semanas y menosprecios por la «pérdida de tiempo» de la fracasada investidura de Alberto Núñez Feijóo, aunque el líder del PP ha salido muy reforzado de la misma, especialmente por sus recados a PNV, Bildu, PSOE e incluso Vox.

CERRAR LAS NEGOCIACIONES CON PUIGDEMONT, EL RETO DEL PSOE

La estrategia del PSOE pasa ahora por cerrar negociaciones con los grupos parlamentarios, pero Pedro Sánchez se guarda para sí la posición concreta sobre los diversos temas en cuestión, como la amnistía o dar a Cataluña una quita de deuda, como se ha venido especulando en las últimas semanas. Sin una posición pública clara, una lectura posible a toda esta negociación es si el PSOE moverá ficha dependiendo del éxito o fracaso de la movilización en Cataluña del próximo domingo.

El PSOE juega con la premisa de un posicionamiento muy ambiguo sobre la amnistía, no hay una postura clara ni tampoco se pronuncia el término, eso sí se disfraza como un bien común o convivencia en Cataluña, pero sin condenar los actos de los independentistas ni sus consecuencias.

Los socialistas han hecho suyas las mismas jergas utilizadas en los ámbitos independentistas, como «conflicto político», pero dar la amnistía supondría que el desafío separatista seguiría vivo, más cuando Carles Puigdemont se ha postulado a favor de una acción unilateral, como ocurrió en 2017 con las leyes de desconexión, la desobediencia del Parlament, el referéndum y el culmen de una declaración de independencia que duró apenas ocho segundos.

EL 5 DE SEPTIEMBRE DE 2017, LA CASILLA TRAS LA AMNISTÍA

Sería una vuelta a la casilla del 5 de septiembre, un día antes de la aprobación de las leyes de desconexión, donde se inició todo la batería de medidas para romper jurídicamente la unidad del Estado. Fueron estas normas las que provocaron movimientos en las empresas del Ibex 35 y otras más de 7.000 firmas para mudarse a Madrid y Valencia. De hecho, el Gobierno permitió acelerar el cambio de las sedes sociales sin tener que pasar por las Juntas de Accionistas.

La amnistía dejaría sin efecto el discurso del Rey Felipe VI del 3 de octubre de 2017, una arenga que el constitucionalismo catalán aún defiende; mientras que la acción de los agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional para parar la consulta ilegal quedaría como una agresión a los independentistas.

Para Pedro Sánchez, el PSOE busca una «normalización de la política en Cataluña», mientras los no independentistas se ven como una «moneda de cambio» una vez más, como ocurrió también en su día con los pactos entre CiU y el PP durante la etapa de José María Aznar. «Yo tenía una confianza en que contribuyera a la estabilidad y la normalización de la política en Cataluña y hoy tengo la certeza de que fue una buena decisión y que obedeció a un interés general», ha asegurado Pedro Sánchez en Granada, donde se celebrará la sesión de la UE con el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski.

Por el momento, al PSOE le corre ahora el tiempo del reloj de la democracia y tan sólo quedan siete semanas para que esta marcha atrás se pare. El próximo 27 de noviembre expira el plazo para alcanzar el acuerdo, mientras Junts ha pedido voz a sus bases para saber si están o no de acuerdo con los términos del posible pacto con el PSOE, una votación que se realizará entre el 24 y el mismo 27 de noviembre, sin tiempo de maniobra para el Ejecutivo en funciones.