Jesús Serrano, fisioterapeuta: “los malos hábitos llevan a tener un nivel de cortisol mucho más alto, y eso genera un estrés malo”.

El estrés negativo viene del cortisol y este puede ser causado por una carga de hábitos negativos que sin darnos cuenta fortalecemos día a día mientras nos hacen daño.

El cortisol, conocido popularmente como la “hormona del estrés”, se ha convertido en un tema de conversación habitual en el ámbito de la salud y el bienestar. Producido por las glándulas suprarrenales, situadas sobre los riñones, su función es esencial: ayuda al organismo a reaccionar ante situaciones de tensión o peligro. Sin embargo, cuando su presencia en sangre se mantiene elevada por periodos prolongados, las consecuencias pueden ser mucho más serias de lo que parece. En España, donde el estrés afecta a más de la mitad de la población, comprender el papel del cortisol se ha vuelto una necesidad más que una curiosidad médica.

El fisioterapeuta Jesús Serrano, conocido por su enfoque integral del cuerpo y la mente, ha abordado este tema en el podcast ‘Comiendo con María’. En su intervención, habló sobre cómo los malos hábitos y la vida acelerada pueden disparar los niveles de cortisol, provocando lo que él denomina “estrés malo”, un tipo de tensión que enferma silenciosamente al organismo. Serrano asegura que este exceso hormonal puede manifestarse en síntomas físicos tan variados como el bruxismo, los temblores o los dolores inexplicables que muchas veces no encuentran respuesta en las pruebas médicas.

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El cuerpo habla cuando el cortisol se dispara

“El cuerpo siempre habla”. Fuente: Pexels

Durante la pandemia, Serrano notó un incremento de pacientes con síntomas relacionados con el estrés prolongado. A su consulta llegaban personas con temblores en las piernas, hormigueos en las manos o tics nerviosos, signos de un organismo saturado de cortisol. “Hay mucha gente intoxicada de cortisol y la sintomatología es diversa”, advierte. El fisioterapeuta coincide con la psiquiatra Marian Rojas, autora de ‘Encuentra tu persona vitamina’, quien también ha descrito cómo esta hormona puede causar efectos tan extremos como la pérdida temporal de la visión en casos de estrés extremo.

El especialista confiesa que él mismo ha sentido en su cuerpo las consecuencias del exceso de cortisol: “He tenido temblores en los párpados y en la pierna izquierda cuando el estrés me supera”. Son señales que, según explica, el cuerpo envía cuando ha alcanzado su límite. La nutricionista María Merino, entrevistadora del podcast, lo resume con una frase clara: “Al final, somatizamos mucho”. La conexión entre el cerebro y el intestino, dice, convierte las emociones en síntomas físicos, recordándonos que el cuerpo y la mente siempre van de la mano.

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