La paralizaciĆ³n de la actividad para reducir el riesgo de contagio durante la pandemia, incluido el cierre de los centros educativos, ha obligado a las familias a adaptar la vida de muchos hogares al ‘teletrabajo’ de los adultos, combinado con la presencia de menores que precisan de atenciĆ³n escolar.
Sin embargo, estos cambios no estĆ”n afectando con la misma intensidad a hombres y a mujeres, ya que la participaciĆ³n en las actividades laborales, domĆ©sticas y de cuidados es Ā«desigual entre gĆ©nerosĀ».
Las mujeres estĆ”n soportando mucha mĆ”s presiĆ³n, porque antes de la COVID-19 ya dedicaban 85 minutos diarios mĆ”s a las tareas domĆ©sticas y cuidado de familiares que los hombres, segĆŗn analiza el Ćŗltimo informe COVID-19: IvieExpress, elaborado por los investigadores JosĆ© Ramos y Alicia GĆ³mez.
La dedicaciĆ³n a las actividades remuneradas es mĆ”s intensa entre los hombres, con una media de horas semanales de 38,8, frente a las 32,9 horas que destinan las mujeres.
60 HORAS SEMANALES DE JORNADA LABORAL Y DOMĆSTICA
Sin embargo, las mujeres trabajadoras emplean 27 horas al trabajo no remunerado, principalmente cuidado de personas y tareas domĆ©sticas, mientras que los hombres trabajadores solo 14, lo que implica que en el cĆ³mputo total, las mujeres superan a los hombres, con una duraciĆ³n global de jornada laboral y domĆ©stica de 60 horas semanales frente a las 53 de los hombres.
Las diferencias se mantienen en tanto entre trabajadores y trabajadoras a tiempo completo como parcial, en familias con y sin hijos y en el caso de parejas que trabajan y que no trabajan.
El 47,5% de las mujeres cuidan a diario de sus hijos o nietos, frente al 31,7% que lo hace en el caso de los hombres. AdemĆ”s, ellas dedican una media de 39 minutos diarios mĆ”s que los hombres a la educaciĆ³n y cuidado de los niƱos y 46 minutos mĆ”s a cocinar y realizar tareas domĆ©sticas.
Las diferencias por gĆ©nero en el tiempo dedicado al trabajo remunerado y a las actividades no remuneradas implican que conciliar la vida laboral y personal es mucho mĆ”s exigente para las mujeres, en comparaciĆ³n con sus compaƱeros.
Teniendo en cuenta estos usos del tiempo previos a la pandemia, se puede concluir que la presiĆ³n para conciliar durante la COVID-19 es mayor para las mujeres, que son las que soportan en mayor medida la atenciĆ³n a los escolares, ahora confinados en los hogares.
AdemĆ”s, el peso de hombres y mujeres es distinto por ramas de actividad y por ocupaciones, y por esa razĆ³n el teletrabajo tiene tambiĆ©n un sesgo de gĆ©nero.
LAS MUJERES, MĆS PESO EN EL ‘TELETRABAJO’
El 25% de las mujeres se concentra en sectores productivos con elevadas posibilidades de teletrabajar, como la educaciĆ³n y el sector de actividades sanitarias y servicios sociales, que tienen una posibilidad de teletrabajar del 52% y 31%, respectivamente; mientras que el 27% de los hombres se concentra en sectores que tienen un menor potencial de teletrabajo, como la industria manufacturera (15,5%) y la construcciĆ³n (11%).
Es decir, las mujeres tienen mƔs peso en el teletrabajo durante el confinamiento, cuando los menores a cargo tambiƩn estƔn en casa, seƱala el estudio del Ivie.
Los problemas de conciliaciĆ³n se registran en los 4,5 millones de hogares con menores de 14 aƱos que hay en EspaƱa, pero son Ā«especialmente gravesĀ» en los 1,88 millones de hogares monoparentales, el 81% de ellos formado por mujeres con hijos.
RIESGO PARA LA SALUD DE LAS MUJERES
La situaciĆ³n en la que se encuentra actualmente el sistema educativo y las grandes incĆ³gnitas acerca de las condiciones en las que se va a poder retomar la actividad en septiembre pueden complicar todavĆa mĆ”s las necesidades de conciliaciĆ³n.
La prolongaciĆ³n en el tiempo de estas necesidades puede provocar Ā«consecuencias relevantes, tanto a nivel laboral, como familiar y de salud de las mujeresĀ», avisan los autores del informe.
En opiniĆ³n de los investigadores Ā«la gravedad de la situaciĆ³n puede constituir una oportunidad para redistribuir las cargas de trabajo domĆ©stico entre hombres y mujeresĀ».
MEDIDAS PARA REDISTRIBUIR LA CARGA
AdemĆ”s, empresas y AdministraciĆ³n deberĆan fomentar la racionalizaciĆ³n de los horarios, la reducciĆ³n de la jornada laboral, la concentraciĆ³n de dĆas hĆ”biles o el reparto del trabajo. Sin embargo, en este punto, alertan del riesgo que representa que el trabajo a tiempo parcial se concentre en exclusiva sobre las mujeres.
Por otro lado, el documento insiste en la necesidad de potenciar la economĆa de los cuidados profesionales, que se encuentra menos desarrollada que en otros paĆses de nuestro entorno, ya que solo representa un 0,8% del PIB, la mitad que en Reino Unido o Alemania y la tercera parte que en Holanda, BĆ©lgica, Dinamarca o Suecia.
Por Ćŗltimo, los autores recuerdan que, mientras no se produzca la reanudaciĆ³n de la actividad del sistema educativo, habrĆ” que establecer planes de contingencia, desarrollando la economĆa de los cuidados, para no dejar la atenciĆ³n de menores al cuidado de abuelos, otros familiares o padres y madres teletrabajando, ni obligar a las familias a buscar con sus propios medios cuidadores de emergencia.