«Los clásicos nos asombran a veces con una actitud y una brillantez de análisis que tiene absoluta vigencia en el mundo contemporáneo, con planteamientos y dilemas que aĂşn hoy no tenemos resueltos. Por eso abogo por dejar oĂr su voz y dialogar con ellos». AsĂ lo afirmĂł en la Universidad de Navarra Irene Vallejo, ganadora del Premio Nacional de Ensayo 2020 por su libro ‘El infinito en un junco’.
La escritora intervino en una mesa redonda con alumnos de la Facultad de FilosofĂa y Letras, con motivo del DĂa de su PatrĂłn. En su visita tambiĂ©n mantuvo un coloquio con estudiantes de los grados en Literatura y Escritura Creativa (LEC), FilologĂa Hispánica y del Diploma en ArqueologĂa.
«Los referentes del cine, de los videojuegos, de la literatura, proceden muchas veces de la antigĂĽedad, pero no hablamos de esas fuentes porque estamos acostumbrados a olvidar el origen de nuestras historias, textos y manifestaciones culturales. Los clásicos están en todas partes, aunque a veces no se lo agradecemos», explicĂł. En este sentido, la escritora reconociĂł que su Ăşltimo libro, el más vendido durante el confinamiento, «naciĂł para hacer explĂcita esa gratitud que muchas veces dejamos de reconocer y que en ocasiones nos lleva a tomar decisiones errĂłneas».
Preguntada por el debate que en los Ăşltimos años se ha suscitado en torno a la moralidad de quienes nos precedieron y los juicios de valor a los que se han visto sometidas algunas de las obras más prestigiosas del pasado, la ponente apelĂł al sentido crĂtico y mostrĂł su desacuerdo con la idea de eliminar o censurar aquellas que pudieran herir la sensibilidad. «Durante mucho tiempo se ha leĂdo a los clásicos con una excesiva reverencia. Tuvieron sus sesgos, porque pertenecĂan a su Ă©poca, pero tenemos que buscar un equilibrio entre el respeto a la obra original, tal y como fue formulada en su contexto, y nuestra capacidad para leerla de forma crĂtica, apreciando los mensajes valiosos del pasado», señalĂł.
Según la ponente, «sólo asà se puede aprender de los errores pasados». «Si leemos a Mark Twain pero eliminamos los aspectos racistas de su literatura, falseamos el pasado y ciertas actitudes con las que no estamos de acuerdo pero que necesitamos conocer para evitar volver a incurrir en ellas. Si modificamos las fuentes, que son la prueba definitiva de que esa realidad existió, y cambiamos la historia o la embellecemos, deja de enseñarnos, de interpelarnos, de contarnos quiénes fuimos y de dónde venimos».
Vallejo también puso en valor el papel de los libros en la transmisión del saber y en la posibilidad que nos dan de establecer un diálogo con quienes nos precedieron, «con las mejores mentes de cada época». «Esto es un fenómeno maravilloso que sólo nos sucede a los seres humanos. La lectura permite esa conexión entre generaciones, nos facilita el seguir tejiendo una historia cultural maravillosa, hablar y escuchar la voz de los muertos. Creo que hay que ejercer este privilegio, no solo para extraer enseñanzas, sino porque es un placer», concluyó.
En la mesa redonda tambiĂ©n intervinieron Javier Andreu, vicedecano de Alumnos de la Facultad de FilosofĂa y Letras y director del Diploma en ArqueologĂa, y RosalĂa Baena, profesora de FilologĂa Inglesa. Al finalizar el acto, presidido por Julia PavĂłn, decana de la Facultad, se entregaron los Premios Extraordinarios de Fin de Grado a JerĂłnimo Ayesta, de FilosofĂa; Blanca BistuĂ©, de Humanidades; MarĂa Jaurrieta, de Historia; y Mikel Ortiz de Zárate, de FilologĂa.