El vino y el zotal no acabaron con la ‘gripe espaƱola’ de 1918

  • Los periĆ³dicos de hace un siglo promocionaban vino o zotal para superar la 'gripe espaƱola'.
  • Algunos mĆ©dicos prescribĆ­an purgantes, cafĆ©, ajos, tabaco, cerveza o coƱac.
  • La sociedad espaƱola sufriĆ³ una angustia similar a la que pasa ahora.
  • La mal llamada ‘gripe espaƱola’ matĆ³ a entre cincuenta y cien millones de personas del mundo hace poco mĆ”s de un siglo. Esta lacra se convirtiĆ³ en la mayor epidemia que sufriĆ³ el planeta tierra desde peste negra medieval, punto de inflexiĆ³n que matĆ³ a Dios y elevĆ³ al hombre: teocentrismo por antropocentrismo.

    QuizĆ”s el antropocentrismo se quede atrĆ”s y es posible que la crisis del coronavirus acelere la saludable expansiĆ³n del biocentrismo (teorĆ­a ecologista y animalista que implica que todo ser vivo merece un respeto, no como ahora).

    1918: MEMORIAS DE LA ‘GRIPE ESPAƑOLA’

    La primavera y el otoƱo de 1918 sacudieron al pueblo espaƱol, que se vio diezmado por dos latigazos de gripe que mataron a mĆ”s de 200.000 personas. La prensa patria informaba sobre el asunto mientras los diarios internacionales se centraban en los Ćŗltimos coletazos de la I Guerra Mundial.

    Y en los periĆ³dicos espaƱoles tambiĆ©n habĆ­a sitio para la publicidad acientĆ­fica: el 20 de octubre de 1918 en La Vanguardia se leĆ­a en negrita el siguiente texto: Ā«Remedio contra la gripeĀ». Y, es evidente, la receta no parecĆ­a demasiado a aplacar la crisis sanitaria: Ā«Beber con constancia los exquisitos vinos marca VinuesaĀ».

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    Aquella era otra EspaƱa, en esa misma pĆ”gina de La Vanguardia se denunciaba la Ā«escasa salubridadĀ» del ganado cabrĆ­o que se encontraba al final de Las Ramblas, y el 26 de noviembre de ese aƱo ABC anunciaba que iba a acabar con la epidemia Ā«desinfectando con zotalĀ». Guau.

    ENJAULADOS

    El Diario de Navarra contaba el 18 de septiembre 1918 que Ā«ha habido pueblo en el que ha caĆ­do enfermo hasta el mĆ©dico, por cuyo motivo hubo de enviar uno de PamplonaĀ». Este hecho desatĆ³ la angustia entre la poblaciĆ³n.

    Tampoco lo pasaron bien en Castilla. El BoletĆ­n Oficial de Valladolid del 30 de septiembre de ese mismo aƱo explicaba que Ā«el Ćŗnico preservativo de contagio de la gripe depende de la incomunicaciĆ³n de los sanos con los enfermos y mucho mĆ”s con los convalecientesĀ«.

    gripe
    Gripe espaƱola.

    Y seguĆ­a: Ā«Como asimismo que las reuniones y aglomeraciones pĆŗblicas son la principal causa de la propagaciĆ³n epidĆ©mica de dicha enfermedad, queda terminantemente prohibido en los pueblos contaminados toda clase de fiestas y espectĆ”culos de carĆ”cter pĆŗblico en espacios mal ventiladosĀ».

    Ferias y mercados quedaban prohibidos y hospitales, iglesias, casinos, teatros y edificios pĆŗblicos debĆ­an ser limpiados Ā«con arreglo a los consejos de la higiene moderna y a los que en cada caso acuerde la Junta local de SanidadĀ».

    CONSEJOS

    El BoletĆ­n vallisoletano decĆ­a que Ā«como medio profilĆ”ctico individual el lavado frecuente, especialmente antes de las comidas, de las manos, los lavatorios de boca y los gargarismos con ligeras soluciones antisĆ©pticas, e igualmente de las fosas nasalesĀ».

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    El historiador JosĆ© Luis BeltrĆ”n recuerda que en aquella Ć©poca Ā«los mĆ©dicos no ayudaron mucho. SabĆ­an que el responsable era un microbio pero desconocĆ­an un tratamiento efectivo. Los recomendados no podĆ­an ser mĆ”s diversos y, en general, inĆŗtiles o contraproducentes. Aparte de reposo y aspirinas, se prescribĆ­an purgantes, quinina, cafĆ©, ajos, fumar, cerveza, yodo y, sobre todo, mucho ron o coƱacĀ».

    Ā«Era muy comĆŗn que el enfermo estuviese bien tapado y encerrado en su habitaciĆ³n, en donde recibĆ­a a la familia y amigos mientras todos bebĆ­an coƱac y fumaban. Como no podĆ­a ser de otro modo, los resultados eran terribles, y de cada velada de este estilo salĆ­an mĆ”s contagiadosĀ«, aƱadĆ­a.