El acoso permanente se va con Iglesias de vacaciones y le obliga a romper su agosto

  • El vicepresidente está junto a la ministra de Igualdad en el concejo de Lena.
  • El país afronta una nueva ola de rebrotes y pocos en el Gobierno han renunciado a sus vacaciones.
  • También las investigaciones judiciales aumentan la presión sobre el partido.
  • Nadie ha renunciado a sus vacaciones. Ni siquiera los más altos cargos del Gobierno. El vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos ha hecho como su presidente y ha decidido desconectar unos días de agosto a pesar de que el país está a las puertas de una segunda ola de contagios por la pandemia. Su decisión de darse un paseo por el norte del país viene en un momento en el que la justicia investiga la presunta caja B del partido además de que se van filtrando informaciones que dejan cada vez más tocada a la formación, como el hecho de que Podemos inflara un 315% el presupuesto de las obras de su nueva sede. Sin embargo, Iglesias ha tenido que abandonar sus vacaciones por el acoso permanente de quienes sabían dónde estaría el vicepresidente de vacaciones y han vuelto a Madrid.

    Iglesias se había trasladado con su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y su familia a Felgueras, una parroquia del concejo de Lena, en Asturias, junto al líder del Partido Comunista, Enrique Santiago. Sin embargo, el idilio vacacional le ha durado demasiado poco. Mientras el presidente ha decidido pasarse por Lanzarote con el falcon, además de visitar el palacio de Doñana para disfrutar del mes de agosto, Iglesias había optado por unas vacaciones algo más modestas.

    Las últimas investigaciones apuntan a que Podemos amañó presuntamente la adjudicación de las obras que reformaron la nueva sede del partido. Según los datos oficiales, a los que ha tenido acceso El Confidencial, el importe que se fijó hasta un 315% por encima de lo normal en tan solo 10 días, además de que las propias obras se comenzaron antes de que se iniciara el proceso de selección de candidatos, ya que esa adjudicación supuestamente se debía realizar a través de un concurso. El juez que instruye el caso, Juan José Escalonilla, ya ha imputado a los dirigentes de Podemos que se encargaron de dicha licitación, además de haber imputado a dos miembros de Podemos bien conocidos, el dircom de la formación, Juanma del Olmo, y el tesorero del partido, Daniel de Frutos.

    Iglesias no ha perdonado sus vacaciones ni por las investigaciones que acechan a su partido ni por los datos preocupantes que arroja a día de hoy la pandemia. Pese a que el vicepresidente se hubiera adjudicado el control de las residencias de ancianos a principios de año y que hayan sido éstas las más tocadas por la pandemia, el líder de Unidas Podemos ha decidido desconectar en lo que consideran unos días merecidos.

    Un ejemplo es que de los cinco últimos rebrotes de la Comunidad de Madrid, dos han sido en residencias de ancianos. Pero esto no ha impedido que nadie en el Gobierno se haya tomado unas vacaciones en un agosto que parece haber paralizado el país a la espera de que el coronavirus haga acto de presencia en septiembre u octubre. Incluso el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se ha ausentado unos días en plena crisis de rebrotes para disfrutar de unas «merecidas» vacaciones. Eso sí, desde Sanidad insiste en que durante su ausencia ha estado permanentemente conectado con quienes monitorizan la actividad de la pandemia.

    UN OTOÑO CANDENTE

    Las investigaciones de Escalonilla, lo que pueda filtrar el exabogado de Podemos José Manuel Calvente, y, sobretodo, el caso Dina, auguran un otoño candente para el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. Parece que hasta la pandemia quiere llegar a septiembre con las pilas cargadas y agosto se ha convertido en un mes en el que el Ejecutivo ha colgado los trajes para ponerse el bañador.

    Desde luego, ya Podemos ha entrado en una dinámica judicial compleja que ellos achacan al lawfare, un concepto nacido en Brasil con la condena al expresidente del país latinoamericano Lula que desliza la idea de que la justicia está corrupta. Aún así, desde la formación se sienten tranquilos respecto a Calvente y a sus acusaciones, que hasta el momento no ha demostrado gran cosa.

    Sin embargo, ese calor que acecha a Podemos y que calentará su sede este otoño y probablemente este invierno proviene del caso Dina, una investigación relacionada con el excomisario Villarejo que amenaza con sentar en el banquillo al propio vicepresidente y a obligarle, al menos si se tira de hemeroteca, a dimitir tras la apertura de juicio oral. Entre tanto, Podemos achaca estas investigaciones que a la derecha no le gusta verles en el Gobierno.