Desnudos, insultos y risas: así cambió Crónicas Marcianas la televisión

En 1997 llegaba a Telecinco un programa de entretenimiento, con entrevistas, música y espectáculo que cambiaría la historia de la televisión. Crónicas Marcianas, que nació como algo experimental, sin una estructura clara más que asentar un contenido para provocar y sorprender a los espectadores estaba en constante evolución desde su emisión. A veces se centraban más en el corazón, otra en los realities o en cualquier otra polémica de la época. Repasamos los mejores momentos del late show que permaneció imbatible durante ocho temporadas llenas de risa y controversia.

2
¡Páralo Paul!

Como decimos, Boris llegó a Crónicas Marcianas para cubrir las noticias del corazón. Su particular forma de narrar dichas noticias y de vivirlas con su intensidad característica y su pose amanerada fue lo que le hizo convertirse en otro de los colaboradores estrella de Javier Sardá. Muchas frases o expresiones de Crónicas Marcianas trascendieron al programa y eran repetidas por los espectadores hasta la extenuación. Una de ellas, era ¡Páralo Paul!, que era como Boris, le pedía al realizador que se detuviese en alguna de las imágenes que estaba comentando (con un curioso y arcaico puntero apuntando a la pantalla).