Casi siempre las palabras elegidas para denominar las cosas tienen un significado en sí mismas. Eso es lo que pasa por ejemplo con la famosa «nueva normalidad». Si a partir del 21 de junio, fuésemos a volver a nuestras vidas tal y como las dejamos antes del estado de alarma, nadie se habría molestado en poner el adjetivo «nueva» a dicha normalidad. Pero, no, no vamos a volver a aquella normalidad, sino que nos adentraremos en una nueva normalidad en la que habrá más restricciones y control que antes, pero a la que -si nadie lo remedia- tendremos que adaptarnos progresivamente.
1Distancia interpersonal
El fin del estado de alarma no significará que volvamos a reunirnos sin restricciones, ni que podamos relacionarnos como lo hacíamos antes de marzo. De hecho, la mayoría de las comunidades autónomas, garantes en la «nueva normalidad» de la seguridad sanitaria mantendrán la recomendación de la distancia interpersonal en la vía pública y en los espacios cerrados.